🅣🅡🅔🅒🅔

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Manic simplemente no entendía porque desde que Scourge llegó a su vida, todo se volvió de una forma arriesgado y muy delicado. Ante ello aun se negaba a creer que algo como él fuera capaz de existir y es que según Manic, los lycans no andaban entre los seres mortales.

O al menos eso le dio a entender Scourge hace unos días atrás...

—¡Ya te dije que no sé de que hablas!

En la densidad de la noche, con un cuarto creciente sobre el cielo; se escuchaban unos gritos muy lejanos cerca de la carretera. Manic no comprendió como llegó tan lejos de aquel pueblo en donde vivía. La chica era realmente rápida; se alejaron para ir a lo más recóndito del bosque y estaba seguro que nunca en su vida, había pisado esa faz del bosque o ese lugar en si.

Algunos grillos acompañaban sus lamentos y unos cuantos sapos se pronunciaban. Manic renegaba su tan mala suerte entre los brazos de la eriza que lo cargaba. Aunque en ese momento, le sorprendía la capacidad física de la chica, ya que en ningún momento pareció mostrar signos de cansancio o peor, de fatiga.

—¡Bájame en este instante! —ordenaba Manic meciendo sus piernas—. ¡Esto es prohibido, retenerme en contra de mi voluntad! —le recrimina.

La chica se detiene, le sonríe de una manera tétrica, sin mayor esfuerzo levanta sus brazos para tirar al erizo sobre el piso. Después de atraparlo e interrogarlo decidió llevarlo a un lugar más apartado cerca del bosque pero en el transcurso del camino le interrogó y se dio cuenta que ese chico no cooperaba con ella.

—Dime de quién es ese aroma —se coloca al nivel del erizo, con su mano acaricia los mechones de Manic y le hace ponerse nervioso.

—¡Y-Ya te dije que no tengo idea de lo que dices! —le contesta retrocediendo con sus pies pero ella le sujeta más fuerte de una pierna.

—Por alguna razón no puedo creerte —le contesta ella— así que deja de mentir o pronto iremos a un lugar del que no vas a escapar jamás —lo amenaza.

Manic se encontraba atado de manos y pies, le era imposible escapar. Solamente podía moverse como gusano sobre el suelo.

—¡No entiendo por qué me quieres a mi! ¡Yo no tengo nada que ver en lo que dices! —trata de convencerla—. ¡Además los lobos no existen! —le grita.

—Entonces explica algo —le interrumpe ella encarándole. Sus ojos esmeralda lo vieron con un brillo cautivador y amenazador—. ¿Por qué tienes el aroma de uno? Si dices que no existe. Apestas a su aroma, te atreves a caminar tan libre portando su esencia, como si fuera un trofeo.

Manic le ve anonadado ante ese cuestionamiento.

—¿Cómo es...?

—Oh mortal, es obvio que estas frente a otro licántropo —se burla ella incorporándose—. Debería estar cerca el licántropo al que pertenece ese aroma. Después de todo, odian que sus juguetes se alejen demasiado de ellos —menciona dándole la espalda al erizo.

—¿Q-Qué quieres hacerle? —le cuestiona Manic asustado, recordó lo que Scourge le contó sobre que los otros lobos deseaban acabar con él.

—Eso no te incumbe —le contesta sin verlo.

—N-No le hagas daño —le pide Manic aterrado al recordar que a Scourge le quieren muerto—. N-No lo lastimes.

La expresión de la chica se transforma en confusión, se da media vuelta para observar al chico que le mira suplicante.

—¿Por qué no quieres que le haga daño? —pregunta con inesperada sorpresa.

Manic permanece estático, baja la mirada avergonzado, su garganta se reseca debido a los nervios.

Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora