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—¿Qué los mortales hicieron qué...? —la voz del príncipe se tornó llena de incredulidad y rabia.

Mephiles mantenía el rostro cabizbajo, no se atrevía a ver al rojizo delante de él, después de encontrar a la chica rápidamente buscó al príncipe para informarle lo ocurrido. Knuckles al contrario se dio media vuelta mientras una de sus manos cubrió su boca, su rostro mostraba la pura decepción que aquella noticia provocó en su interior, maldijo para sí mismo.

—Es lo que la chica ha dicho —el vampiro le explica frunciendo el rostro— por eso escapaba, la estaban cazando y querían acabar con ella.

—¡Los mortales no entienden que deben respetarnos así como nosotros los respetamos! —el príncipe menciona elevando la voz—. ¡¿Por qué nos atacan, si no les hemos hecho nada?! —le pregunta enardecido—. ¡No tiene sentido!

La puerta se abrió de golpe y mostró al otro vampiro, Silver se acercó rápidamente a Mephiles mientras sujetaba sus manos. Sus ojos brillaban llenos de terror.

—Dime que no es verdad lo que escuché —le pide.

—Lo lamento mucho su majestad... —menciona el veteado mientras sujeta sus manos.

El albino niega mientras aprieta su agarre.

—Ellos no deben atacarnos, se supone que así no funciona el equilibrio entre los dos mundos... —Silver no puede salir del asombro— esto no es lo que se acordó con ellos, me niego a creer que están buscando una manera de destruirnos.

El príncipe se voltea para verlos, coloca sus manos por detrás.

—Quien sea el que esté provocando está guerra, se nota que tiene un determinante odio por las criaturas mágicas —su rostro se mantiene molesto—. Dañar a una chica haciéndola ver todo el caos y luego darle caza como si fuera una competencia... no puedo pensar en nada más que el inminente final de la tregua que hicieron los antepasados vampíricos... me temo que a este paso, es solo cuestión de tiempo para qué...

Silver suelta las manos del otro vampiro y se acerca hasta el rojo que se ve lleno de inseguridad.

—¡No puedes romper esa tregua, necesitas el aval de los tres regentes! —le dice molesto—, y siendo el regente de mi estirpe, me niego a declararles la guerra, no tienes mi aprobación para tal abominación. Me niego a participar en una batalla como esa.

El príncipe mantiene el rostro serio y desafiante.

—Tengo que defender a mi gente —le aclara— el bosque mágico es mi gente —su voz se llena de cólera—. ¡No los pude defender antes, ahora me necesitan! —niega y baja el rostro—. No puedo permitir que nos hagan daño...

—¡¿Y volverte como infinite?! —le recrimina—. ¡No creo que eso sea favorable en este momento, no necesitamos a otro como él!

Mephiles se acerca hasta ellos y se interpone en su discusión.

—Con los sentimientos en la cabeza no vamos a llegar a nada, necesitamos pensar en todo esto —menciona el vampiro oscuro—. Iniciar una guerra es lo que menos debemos hacer. 

Knuckles observa al de ojos verdes, suspira y se rasca la barbilla.

—¿Dónde está la chica? Al menos podemos hablar con ella antes de seguir con este tema —les pide.

Mephiles asiente.

—Déjame llevarte hasta ella —se ofrece— estoy seguro de que podremos tener un mejor plan.

—Déjame llevarte hasta ella —se ofrece— estoy seguro de que podremos tener un mejor plan

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Impure Moon (Scourganic & Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora