Habitación 222

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Cuando entré a la habitación del hospital vi a Yoongi. Pero no al Yoongi que conocía. 

Estaba pálido, ojeroso, con una pierna escayolada y con un montón de tubos y vías respiratorias bastante imponentes. 

Me impactó tanto verle así que me no pude evitar llorar nada más entrar. 

Me acerqué lentamente a la camilla de Yoongi, me senté en la silla que había al lado y le agarré la mano mientras lo miraba. O bueno, lo que podía, porque con tantas lágrimas me era difícil ver. Entonces él, despacio, fue abriendo sus ojos hasta mirar los míos, y después, débilmente me sonrió. Unos segundos después se quitó la máscara de oxígeno para poder hablar, y dijo:

-Hola.

-Hola -Respondí yo, tratando de calmar mis lágrimas y sonreírle a Yoongi de vuelta. Aunque no podía hacerlo. No podía, porque la causa de que su sonrisa fuera tan débil, al igual que su voz, era yo. Porque de haber estado más atenta, solo de haberlo estado, habría podido evitar que tuviera el accidente. Pero no lo estuve, y ahora él está así por mi culpa. Entonces, apretando mis puños y dejando las lágrimas caer por mis mejillas, volví a mirarle.

-¿Por qué lloras tanto? No eres tú la que está en una camilla de hospital ahora mismo -Dijo Yoongi riendo levemente, tratando de relajar el ambiente.

-Lo sé, pero tal vez sí que debería ser yo. -De nuevo la culpabilidad. 

-¿Pero qué dices? Anda calla. ¿Qué tal estás? -Dijo esforzando una sonrisa de nuevo.

-Yo bueno, estaría mejor si no estuvieras en el hospital, pero en fin.

-Lo mismo digo. 

Yoongi y yo estuvimos hablando un buen rato, hasta que una enfermera me encontró y me dijo que el horario de visitas no estaba abierto pero que a las seis lo estaría. "Volveré más tarde", le dije a Yoongi. "Aquí te esperaré", respondió él. Y entonces me fui. 


Ese día fue bastante aburrido hasta que llegaron las seis. Bueno, las siete, porque a Kook se le ocurrió la gran idea de ponerme una maratón de películas malísimas de Netflix para "distraerme un poco", aunque al final acabamos durmiéndonos los dos y yo llegando una hora tarde a ver a Yoongi. 

Al llegar al hospital fui a la habitación de Yoongi directamente.

-Por fin llegas -Dijo él cuando entré.

-Perdón, me quedé dormida -Respondí yo con una risa nerviosa.

-Qué raro. -Contestó el riendo levemente. 

Y así, Yoongi y yo estuvimos hablando, y compartiendo tiempo juntos como cualquier día normal, solo que esta vez en un hospital. Hasta las nueve de la noche.

-Bueno, creo que ya debería irme. -Dije, dándome cuenta de que ya era casi la hora de cenar. Entonces, a Yoongi le cambió la cara. 

-No te vayas.

-¿Por? Volveré mañana, Yoongi.

-No, quédate aquí a dormir.

-¿Cómo? No creo que me dejen.

-¿Tus padres? No tienen por qué enterarse.

-No hombre no, la gente del hospital.

-¿Cómo qué no? Hay horario nocturno, puedes dormir aquí. 

-Ah es verdad...- Estuve a punto de decir que sí, pero hubo algo que me hizo decir que no. -Pero es que me agobian bastante los hospitales. -Y era verdad, desde que estuve ingresada empecé a agobiarme en los hospitales. Estar un rato o unas horas, para visitar a Yoongi por ejemplo, pues bueno, no era para tanto, ¿pero ya dormir? Ni de coña. 

Save your Tears [JungKook] (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora