Miguel quedó completamente impactado al notar que el hombre que tenía al frente, de mirada fría y profunda, cabello oscuro y risa sarcástica, no era otro que su antiguo rival Tom, quien no había cambiado nada físicamente en todo ese tiempo y ahora se encontraba revelándose a sí mismo.
—Tom, el hijo de puta, Durán ¿Eh? por lo visto dejaste el alcohol —le dijo Miguel, un poco más calmado.
—¿Y tú ya dejaste de mojar tus pantalones? Para ser alguien que se dice de mundo, me sorprende que no supieras diferenciar un cuchillo de un instrumento para maquillaje profesional. —le dijo Tom mostrándole el artículo brillante.
—Sabes que debo proteger mi integridad, tengo un público que me espera...
—Que espera que dejes de hacer las cosas que haces diría yo. —le interrumpió de forma abrupta.
—Desgraciado, ¿Cómo hiciste todo esto?
—A diferencia tuya yo si estudié, entre muchas cosas de mi carrera está el cine y dentro del cine los efectos especiales. Tardé mucho, pero aprendí a caracterizarme por mi cuenta. Pero ¿Qué sabes tú de eso?
—Por dos años eh... —dijo Miguel con un suspiro antes de abrir los ojos de sorpresa al pensar un poco la situación.— ¡No puede ser! ¡Todo este tiempo fuiste tú quien estuvo con Diana!
—Qué lento eres. —respondió Tom con sarcasmo.
—Maldito ¡¿Que has estado haciendo con ella todos estos años?! ¡¿Cómo la has estado tratando?! ¡¿Dónde esta?! ¡¿Lo han hecho ya?! ¡Juro que te mataré si le has hecho daño!
Dicho esto, Tom cambió su expresión, pasando de sarcástico y burlón a uno más serio. Se acercó a Miguel y le tomó el cuello alzándolo ligeramente. Lo miró fijamente a los ojos sin dejarle tiempo suficiente a reaccionar en su contra.
—¿En serio crees que voy a ser un maldito degenerado como tú y contarte ese tipo de cosas? Lo que hubo o no entre Diana y yo queda entre nosotros. Más te vale no volver a preguntar algo así ¿Entendido? —se acercó a su oído y comenzó a susurrarle— Eso no impide que lo deje a tu imaginación.
Tom lo soltó de forma brusca, haciendo que Miguel se golpee la espalda con el espaldar del sofá.
—Y pensar que tuve que llegar a amenazas de denuncia para que dejaras de joderme con tus llamadas en la madrugada —continuó Tom.— ¿Era realmente un logro para ti que yo sepa los detalles de tu intimidad con Roxana?
—¿Qué no me impide denunciarte por esto? —replicó Miguel.
—Pues adelante, esto no es un secuestro y esa herida tuya ya sanó por el alcohol que yo mismo te puse. En cambio, yo si pude haberlo hecho en ese momento, grabé cada llamada tuya y aún las tengo.
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Tal Vez (Libro 1): Esto Nunca Pasó - [COMPLETA]
Romance¿Qué pueden tener en común una historia de desamor y una de amor? ¿Qué misterio los une? Estas son las preguntas a responder con estas dos historias donde lo obvio se deja de lado. Un amor que termina de la peor manera y otro que empieza de la mejor...