Capítulo 59

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Desperté dentro de una pequeña casa de campaña y Serkan se encontraba a mi lado, parecía apretado e incómodo, pero cuando me vio despierta su rostro se relajó y se vio un poco menos tenso.

—Al fin despiertas— susurro.

Su voz no sonaba fuerte ni con animo. Me enderece y el me ayudo en el proceso.

—Killi...

Serkan bajo la mirada y de nuevo tuve ganas de llorar.

—¿Dónde está Jenna?

—Te llevaré con ella.

Salimos de la pequeña carpa y cuando me enderecé de nuevo sentí que mi cabeza palpitaba, había sangre seca de mi nuca.

Habían hecho un pequeño campamento cerca de las ruinas del castillo y solo había dos carpas, la mía más pequeña y una más grande a donde nos dirigíamos y donde estaba Namyr en la entrada.

—Es bueno saber que estas bien— me dijo Namyr a modo de saludo.

—¿Jenna está...?

—Esta adentro— termino Namyr apuntando a la carpa— no se ha separado de Kili.

Justo antes de entrar Serkan me tomo de la mano y me detuvo.

—¿Estás segura de esto? Tal vez ella quiera estar sola.

Sabía lo que era perder a alguien que amas, perdí a mis padres cuando era una niña, murieron frente a mí y lo único que quería era que alguien se quedaría conmigo y me dijera que el dolor disminuiría con el tiempo y cuando los volvería a recordar ya no dolería tanto y en lugar de llorar sonreiría por cada momento bueno o malo que pasamos.

—Es mi amiga, ella me necesita.

Entre a la carpa y vi a mi amigo recostado en una mesa, sus ojos cerrados y su pálida piel, la sangre seca manchaba su ropa y Jenna se encontraba sentada en una silla a su lado sosteniendo su mano mientras su cabeza se encontraba apoyada a la orilla de la mesa.

Ella se enderezo cuando me escucho entrar. Sus ojos estaban rojos y aunque ya no lloraba aun había rastros de dolor en su rostro.

—Jenna— caminé hacia ella y me detuve a una distancia prudente— lo lamento tanto.

No me contesto.

—Esto no debió pasar.

Seguía aferrada a la mano de Kili y no dejaba de mirar su rostro.

—Yo...

La imagen de mis padres apareció en mi mente, el coche destruido y un nudo en mi garganta se formó con demasiada rapidez.

Ambas nos quedamos en silencio por un buen rato. Jenna continuaba aferrada a Kili, no lo soltaba y aunque ya no derramaba ni una lagrima sabía que estaba llorando en el interior, su silencio y quietud me demostraban lo destrozado que estaba, quería acercarme más, abrazarla y consolarla, pero cuando vi que a sus pies había una mochila con sus cosas guardadas comencé a dudar de lo que Jenna tenía en mente.

El dolor y la ira podría guiar a las personas por un camino equivocado y si Jenna iba por ahí... no podría perder a otro amigo, así que, si la única manera de que sacara su enojo era conmigo, entonces lo haría.

—¿Qué planeas hacer Jenna? Esa mochila y vestida con tu traje de asesina me dan una idea, pero quiero creer que estoy equivocada.

Apretó la mandíbula.

—¿Cuál es tu plan? ¿Crees que yendo tu sola podrás atacar a Alyssa y vencerla ¿arreglara todo? Ni siquiera Kili pudo acercarse, ¿Qué crees que puedes hacer tu?

A través del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora