Capítulo 12

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—Ella no recuerda lo que le paso—dijo Kili tratando de convencer a Serkan.

—¿Y cómo sabes que no está mintiendo? —Serkan estaba de brazos cruzados.

—No creo que mienta—dije apoyando a Kili—solo debes mirarla con atención y te darás cuenta que dice la verdad.

—Si la llevamos lo único que nos ocasionara serán problemas.

—No podemos dejarla—refuto Kili.

Después de que Kili hablara con ella y la tranquilizara, Kili cambio de opinión sobre dejarla en la aldea.

—No sabes lo que los aldeanos le harán.

—Ese no es mi problema.

—Serkan, deja de ser tan cabezota y escucha. —apreté mis puños y el me miro molesto por hablarle de esa forma— si la dejamos estará en peligro, si viene con nosotros podremos cuidarla hasta que se recupere por completo, está herida y necesita ayuda, cuando tu estabas muriendo no te dejamos solo.

Tal vez nuestra conversación aumentaba de tono y ya que estábamos cerca de la cabaña, no escuchamos cuando Jenna se acercó a nosotros.

—No tienen que preocuparse por mi—dijo aun débil—No pienso lastimar a alguien.

Serkan se interpuso entre Jenna y yo y la miro con furia.

—No confiamos en ti.

—Y lo entiendo, soy una asesina asueldo, pero he escuchado que van a la Fortaleza Negra.

Bueno, no éramos muy buenos ocultando secretos.

—Quiero ir con ustedes—dijo tranquilamente pero su rostro mostraba seriedad.

—No—le respondió Serkan.

—Quiero ayudarlos, toda mi vida he estado haciendo trabajos sucios, trabajando para quienes pagaban mejor, por una vez en mi vida quiero hacer algo por mi cuenta y hacer algo bien, hacer la diferencia.

—No.

—Mis habilidades podrán servirles, soy buena en lo que hago.

—¿Matando personas?

—Y bestias también.

Todos nos quedamos en silencio y sentía como la tensión iba creciendo hasta que me interpuse entre Serkan y Jenna.

—Serkan, la necesitamos, además tu trabajo no es mejor que el de ella, trabajas para quien te paga mejor. Así que...— me giré hacia Jenna y le sonreí— salimos en una hora.

Me aleje de ellos, pero Serkan me alcanzo en unos segundos.

—¿Qué crees que haces? No tienes idea de lo que ella es capaz de hacer, he visto como trabajan, son despiadados y letales.

—Tú también lo eres.

No olvidaba la primera noche cuando lo encontré en el bosque, como con tanta rapidez mato a la bestia oso o cuando peleo contra la gran araña.

—Es diferente.

Me detuve y lo enfrenté de frente—¿En qué exactamente? Dime en que es diferente, ambos matan para sobrevivir, a ambos le pagan por hacerlo, no veo diferencia en eso.

—Ellos no tienen sentido de lealtad, solo nos dará problemas.

—Tu ya me causas problemas—susurre y creo que me escucho.

Gruño y se enderezo— Yo no soy quien tiene que ser salvado cada cinco minutos.

—Cierto, eres quien casi muere por una flecha, además ella también me podría enseñar algunas técnicas de pelea, dices que es buena en su trabajo, bueno debo sacarle provecho a eso, ¿no crees?

A través del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora