treinta y seis

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La noche había sido demasiado pesada, aunque se encontraba lo suficientemente cansado como para desplomarse en un sueño profundo, el hecho de estar en esa casa; y peor aún, en la habitación de TaeHyung, habían complicado las cosas un poco. 

El olor del lugar, el perfume a lavanda que tantos meses llevaba sin percibir, los suaves suspiros del granjero al dormir y el ruido lejano de algunos animalitos. Nada era incómodo de por sí mismo, pero estaban poniendo de los nervios a JiMin. 

Este conjunto fue lo que le impidió descansar tanto como le hubiera gustado, eso sí; una vez que sus ojos se cerraron, no volvieron a abrirse hasta que unas manos se pusieron encima suyo. Ante el tacto y recién despertar se sintió meramente desorientado, y al ser consciente de que se encontraba en la habitación de TaeHyung no le faltó un solo segundo en empujar el cuerpo ajeno con todas sus fuerzas, por supuesto suponiendo que era ese chico quien se había acercado. 

Fue grande la sorpresa cuando enfocó la  mirada al frente, estando sentado en el futón del suelo. Tenía allí a YoonGi, quien le estaba regalando una sonrisa divertida con una de sus cejas alzadas. -- ¿No que tenías tantas ganas de verme, bombón? -- 

-- A-Ash, hyung... -- Sollozó dramáticamente el antiguo rubio, no esperando en removerse hasta poder abrazar al artista. -- Por un momento pensé que eras TaeHyung... -- Susurró en un suspiro, realmente contento de que ese hombre estuviera aquí. 

-- Tranquilo, él está abajo con JungKook, ambos hemos venido tan pronto como nos ha sido posible... ¿Qué tal ayer en el velatorio? -- La voz del pálido era suave, no sabiendo cómo es que se encontraría su pareja después de la muerte de aquella mujer que había cumplido un papel tan importante en su vida. 

Despacio ambos se separaron de ese abrazo, ahora quedando ambos sentados sobre el futón. -- Bueno, fue bien, todo lo bien que puede ir un velatorio, YoonGi hyung. -- Murmuró, jugando con los anillos del nombrado con una de sus manitas. -- Estaba deseando verte, creo que me acomodé demasiado a ti y la seguridad que me aportas... -- Aquellas palabras hicieron que el rapero sonriera enternecido. -- Y eso me da miedo. -- 

Tan rápido como se habían curvado sus labios hacia arriba, ahora dejaron de hacerlo. 

-- ¿Por qué dices algo así, precioso? -- Dijo, moviendo su diestra hasta el cabello ajeno, para peinar alguna de sus hebras detrás de la oreja. 

-- Me da miedo que esté pasando igual que con TaeHyung... no quiero ser dependiente de alguien más emocionalmente. Ayer me sentí así de alguna manera... -- Explicó. 

-- Bonito, no es que seas dependiente de mi, ayer fue un día feo y es normal que quisieras mi apoyo. Es lo que hacen las parejas, apoyarse. Pero te recomiendo que lo hables con tu terapeuta, ella te lo explicará mucho mejor que yo, y sobre todo te dará un diagnóstico real de la situación... al final lo mío son solo suposiciones de un humilde chico sin estudios en psicología. -- YoonGi le regaló una sonrisita pequeña y tranquilizadora; una que hizo que algo dentro del pequeño se estremeciera. 

Estaba tan enamorado de él, no comprendía la vida sin este sentimiento tan bonito que ambos habían construido. -- ¿Qué hora es, Yoon? Me muero de hambre. -- 

Ante esto el pálido rió, el modelo sí que se encontraba despistado en el espacio tiempo. -- Bombón, son las cuatro y media de la tarde, es normal que estés hambriento. -- Dejando salir una suave risa, el mayor tomó la barbilla del contrario, así pudiendo depositarle un besito. 

Sintió como en los labios gorditos del menor se dibujó una sonrisa, e inocentemente y con ganas de ver aquel gesto de manera prolongada en el rostro de Park, le regaló algún otro besito más. No espero en absoluto que el chico se moviera de su sitio, casi trepándosele encima despacio; como se tratase de una serpiente Haboita, de esas que te rodean hasta que eres presa cazada. 

París || Yoonmin KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora