Cap 30

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Marukh

Pasan dos horas, después cuatro y después seis y esas seis horas se hacen doce horas así que decido acercarme a los nuevos guardias que están.

—¿A qué hora me van a dejar pasar? —pregunto ya enfadado.

—¿Eres quién viene a ver a la chica que fingió ser hombre? —pregunta y asiento.

—Si, ¿Ya puedo pasar? —pregunto emocionado.

—No y resignate a verla, nadie puede pasar a verla —dice.

—Pero...

—Lo siento pero se dio la orden de que nadie puede pasar a verla —dice.

—¿A qué te refieres? —pregunto mirándolo confundido.

—Dejame te digo algo, si no quieres tener problemas será mejor que finjas que nunca la conociste. Sabes a lo que me refiero con problemas —dice— ahora por favor vete.

—¿Por qué? —pregunto.

El mira al rededor confirmando que no nos escuche nadie y se acerca.

—Mira, este caso es especial, no solo se trata de una señorita que se infiltró en la academia militar, hay más de lo que te puedas imaginar detrás de todo esto, la razon... No te la puedo decir pero si te puedo advertir que por tu seguridad y la de todos los involucrados, incluyendo tu familia, lo mejor es que te hagas el ciego y no vuelvas a intentar escarbar en todo este asunto —dice.

—¿Quién lo ha decidido? —pregunto serio.

—No puedo darte esa información, ahora vete —dice.

—Pero...

—Vete —dice seco.

—No me voy a ir hasta que me dejen verla —digo mirándolo desafiante.

—Vete —repite ya un poco molesto.

No me muevo, el soldado le hace señas a su compañero y este entra a la prisión. El soldado se acerca a mi y me empieza a empujar pero no tengo ninguna intención de irme. El soldado sale después de unos minutos seguido de cinco soldados.

—Vayase —dicen rodeandome.

Me cruzo de brazos mirándolos serio, me toman de los hombros y me empujan, les devuelvo el empujón y cuando uno se acerca lo golpeó en la cara, los demás intentan golpearme pero los esquivo y los golpeó.

(…)

Me acerco a la reja y sujeto los barrotes intentando localizar a mi extraña entre todos los presos que hay pero no la veo, la mayoría son hombres y muy pocas mujeres pero no está mi extraña.
Me siento en el catre y me cubro la cara con las manos.

«Maldición ¿Qué voy a hacer?»

—Marukh Lombardi —escucho que me llaman. Levanto la mirada y veo a un soldado abrir la reja— sal.

Me levanto y salgo de la celda, el soldado cierra la reja y me lleva hasta la entrada de la comisaría.
Cuando llegamos a las oficinas veo a mi padre darse un apretón de mano con uno de los oficiales.

—Vamonos —dice mi padre al mirarme.

Salimos de la comisaría y se voltea a mirarme enojado.

—¿Por qué solo das problemas? Pensé que entrando a la academia militar madudarias pero solo me das más problemas —dice enojado— dime, ¿Por qué te peleaste con esos soldados? ¿Por qué les diste dinero?

—Necesitaba ver a alguien y ellos no me dejaban —susurre.

—¿Eres imbecil? Eres soldado, se supone que debes saber como funciona el protocolo —me grita.

Sangre De GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora