Odio

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A Peter le temblaban las manos por completos, no recordaba la ultima vez que le habían siquiera temblado así o si de hecho alguna vez se hubiera encontrado en esa situación, si alguna vez se sintió tan temeroso como en esa ocasión. Algo que nunca creyó que fuera a ocurrir o a sentir, pero ahí estaba.

Frente a su lavabo con todo el cuerpo temblando y su vista sólo pudiéndose enfocar en sus manos manchadas de sangre, pero no era su sangre. Sí, tenía uno que otro raspón que le ardía un poco, pero definitivamente esa no era su sangre. Era la de Harry.

Era la sangre de Harry Osborn.

Ahora tenía entre sus manos la sangre de que alguna vez considero su mejor amigo y lo peor, es que, verdaderamente no le importaba mucho que digamos. Después de todo lo vivido, de lo ocurrido, de que Harry le dirigió esa mirada tan vacia, empezaba a cuestionarse muchas cosas de que lo pasaba a su alrededor y de la gente que lo rodeaba.

Nunca quiso dañar a Harry, él no quería dañar a nadie de los que lo rodeaba, pero ¿Si estos mismos eran los que terminaban dañandolo?

¨El enemigo puede estar incluso bajo tu techo...¨

¿De verdad iba hacer caso a las tontas palabras de Quentin? ¿Cuándo sabía que era un experto en jugar con la mente de los demás?

Tal vez.

Porque las piezas se estaban uniendo y toda la gente que amaba empezaba a salir lastimada y no podía permitirse eso.

No de nuevo.

- Peter.

Se sobresaltó cuando escuchó la voz de su padre tras la puerta del baño e hizo que su vista por fin pudiera levantarse de sus manos y pudo notar como el chorro del agua del lavabo ya empezaba a mojar el piso del baño, y sus manos seguían llenas de sangre. Soltó una maldición antes de apresurarse a cerrar la lleve.

- Estoy ocupado -Dijo como pudo, sorbiendo por la nariz, tomando una toalla para volver a maldecir cuando esta quedo empapada de sangre ¨¿Qué te hice, Harry?¨ no pudo evitar pensar al ver el trapo completamente rojo a sabiendas que esa era la sangre del que alguna vez consideró su mejor amigo. Peter soltó un gritillo cuando escuchó la puerta de su baño abrirse- ¡Papá! ¡Te dije que estaba ocupado! -Medio grito medio gruñó Peter al tiempo que cerraba el lavabo más rápido y escondía sus manos dañadas detrás de su espalda.

Tony sólo analizó la escena antes de quitarse sus lentes y sobarse la frente.

- Siéntate, Peter -Dijo señalando la tapa del excusado cerrada y empezando a buscar el botiquín que sabía que estaba en ese baño.

- Papá te dije que...

- Peter -Pero Tony le había hablado con ese tono serio que pocas veces usaba y esos ojos cansados que sabía que había heredado- Siéntate -Ordenó, no preguntó ni sugirió.

Peter sólo soltó un gruñido cansado antes de hacer lo pedido, cruzado de brazos sin dejar ver sus manos.

- Tus manos -Pidió inclinándose frente a su hijo y empezando a sacar lo necesario para curarlo- Enséñamelas.

- Papá...-Dijo en un gruñido bajito Peter, no queriendo pasar por eso, no queriendo de nuevo ver sus manos, no queriendo asumir que eso en verdad estaba pasando- Por favor...

- Peter -Repitió de nuevo Tony, tomando un pequeño banquito para poder sentarse frente a su hijo a sabiendo de sobre manera como debería estar sintiéndose- Déjame ayudarte -Pidió de manera más suave y un suspiro salió de sus labios algo aliviado cuando de poco a poco su hijo menor le mostró sus manos, pero no pudo evitar hacer una mueca al ver la sangre que había en esta y si, Peter tenía uno que otro en sus manos, pero no tan graves para que tanta sangre fuera suya. Tony se imagino más o menos que había pasado- Dolerá -Advirtió a la par que tomaba un algodón con alcohol para poder aliviar las pequeñas cortadas en las manos ajenas y vio como su hijo soltaba un pequeño quejido y se sobre saltaba en su lugar- Te lo dije -Añadió empezando a vender de manera suave las manos de su cachorro, sabiendo que debía hacer esa pregunta- ¿Me dirás que pasó? -Preguntó sin dejar de ver ni vendar las manos de su hijo.

You belong with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora