Alfa

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Jack le sonrió poquito a su tío Sam cuando este le dejó frente de su casa y le prometía que llegaría a cenar más tarde con ellos. Se despidió con la mano cuando se bajo del auto y sonrió bajito mirando los diez dólares en su mano que su tío Sam siempre le daba cada que iba por él a la escuela y le decía que sólo eran para "casos de emergencias" y que nunca se podía resistir a dárselos cuando ponía sus puppy eyes heredados por el mismo castaño.
Miró el billete e hizo un ligero puchero, necesitaría más dinero si quería llevar hamburguesas a casa de Peter y ni hablar de las bebidas, aparte que los diez dólares iban para su fondo secreto de dinero dado por su tío Sam.
Sin más abrió la puerta sonriendo más ampliamente cuando el olor a
pie llegó a su nariz. Dejó su mochila tirada por ahí sin siquiera figarse donde quedó y ronroneo dirigiéndose a la cocina siendo guiado por el olor.
Chilló de emoción al ver el pie sobre la mesa y estuvo a punto de tomar un pedazo si no fuera por el manotazo que recibió, soltó un chillido ahora de dolor mientras volteaba a ver a su "agresor" con un puchero.
Sonrió por lo bajo nervioso al verse descubierto antes de soltar un ronroneo de comodidad al percibir el aroma del omega mayor frente de él y en reconocimiento.

- Sólo quiero un pedazo, Dean.

- Pues sigue queriendo, es para después de la cena -Dijo firme el omega mientras le daba un trago a su cerveza y quitaba el postre del alcance del menor.

Jack miró triste como el pie era cruelmente alejado de él antes de volver a ronronear por lo bajo cuando el aroma del omega que lo crió llegó a su nariz y lo calmó. Sonrió mirando al rubio.
Dean no era el omega tradicional que todos esperaban, el rubio era alto, incluso más alto que él y Jack ni siendo un alfa  creía que ni llegando a su etapa adulto podría llegar a ser tan alto como él o tener la musculatura que él omega tenía.
Pero cuando uno le ponía la adecuada atención al rubio y este le permitía estar lo suficientemente cerca se podía detectar el aroma irónicamente a pie, a prado y agua de río que el omega desprendía al igual que sus bonitas pecas que conseguían apaciguar a cualquiera, pero aún así sabía que Dean le podría dar una paliza a quien quisiera.
Jack suspiro dándole una última mirada al pie para darlo por perdido antes que recordar que de todos modos no podría probar ese pie hoy.
Se sentó en una silla frente a la isla que había en la cocina y se permitía comer alguna de las galletas que había sobre estas. Hizo una mueca y volvió a mirar el pie.

- Le falta un pedazo a ese pie -Alegó llevándose una galleta a la boca.

- Tenía que comprobar si estaba bueno o no -Dijo sonriendo complacido el omega mientras revisaba la comida en la estufa y le daba un trago a su cerveza.

- Cas dice que ya no debes comer tanta azúcar que debes comer más cosas sanas -Dijo el alfita mirando al mayor con el ceño fruncido y media galleta en la boca.

- Sí, bueno -El omega sonrió por lo bajo- Cas no está aquí.

- No, pero yo sí -El alfa sonrió burlón cuando el omega lo miró asustado- pero ¿Sabes? Yo le podría decir a Cas que me comí las dos rebanadas al fin y al cabo...

- Eres su pequño alfa consentido -Completo la frase refunfuñando el omega mientras le servía una rebanada al menor- Pequeño chismoso.

Jack sonrió ganador mientras se llevaba el tenedor con pie a la boca antes de recordar algo.

- Dean, ¿me das veinte dólares? -Pregunto con restos del dulce en la boca.

- ¿Para qué quieres veinte si con diez te alcanzan? Te doy cinco y me traes el cambio.

- ¡Dean! -Chilló el alfa antes de levantarse a seguir al mayor que lo ignoraba mientras fingía cocinar- ¡Los necesito para una tarea! 

- ¿Para qué clase de tarea necesitas veinte dólares? -Pregunto extrañado el omega con la cabeza metida en el refrigerador.

You belong with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora