Problemas de alfas y omegas

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Peter mordió su labio inferior y miró fijamente al  becario favorito de su padre, que en algun punto que no sabía se había vuelto todo para él, desde ese viaje a Venecia donde decidió acompañar a su papá. Era obvio que el nuevo chico estrella de su padre también iría, sólo que no pensó que llegaría a significar tanto para él.

Su todo.

Su alfa.

Quería que fuera su alfa.

-          No lo sé -Peter dudó poquito, pero no pudo evitar sonreír poquito cuando el alfa tomó su mano por debajo de la mesa del restaurante donde estaban cenando a escondidas- ¿Estás seguro? Es un paso muy grande...Para los dos y mis papás aun no lo saben.

-          Justo por eso, Pete -Beck sonrió y llevó la mano del castañito a sus labios para besarla sabiendo que eso disiparía cualquier duda del omega- Una vez que haya pasado un celo contigo no habrá forma en que nos separen...Sé que es algo ortodoxo, pero no veo otra forma. Tu padre nunca aceptaría que saliera contigo, me despediría y adiós a mi beca -Dijo poniendo una cara de extrema preocupación, usar la culpa a su favor siempre había sido su especialidad. Sonrió complacido al ver la preocupación en los ojos castaños del niño junto a él y como se aferraba a su mano.

-          Entonces...Creo que no hay duda -Peter sonrió poquito con vergüenza mientras un sonrojo empezaba a crecer por su rostro. Se aferró más a las manos del que pensaba su alfa y sonrió brillante- Pasaré mi celo contigo...Con mi alfa.

-          Ahí estaré -Beck le había prometido.

Pero no había estado ahí, no.

El día del celo de Peter había sido un caos tanto para él como para toda su familia e incluso la compañía de su padre.

Ese día Peter había perdido toda la esperanza en todos los alfas y su corazón se había roto por completo.

Hasta que se topó con algo que ese día entre todo el caos que había en su vida con algo que no esperaba.

Un alfa.

Un alfa dulce.

Un alfa que lo había salvado aunque sea un poco de ese día y le había dado un poco más de esperanza en todo.

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.

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-          Baby boy, estas muy callado.

La voz de Wade hizo que el nombrado diera un ligero respingo en su lugar antes de suspirar y volver en sí, los recuerdos de aquel día fatídico estaban aun muy frescos para olvidarlos o tratar de ignorarlos. Peter suspiró y le dio una mordida a su hot dog que había comprado junto con Wade para pasar el rato mientras se encontraban en la azotea de algún edificio que no recordaba su nombre. Sus piernas se balancearon un poco en la orilla de donde estaba sentado y se relajo un poco cuando sintió la brisa de la noche darle a su rostro. No había querido ir a su casa, no podría. No después de que se le oculto información tan importante, no era justo. La mayoría de las veces sus padres no lo eran. Y Wade siempre había sido experto para desobedecer a sus padres.

-          Estaba...Recordando y pensando -Dijo al fin el castaño, jugando con la pajilla de su bebida- No puedo creer que me ocultaran algo como esto -Dejo salir al fin al tiempo que aventaba una piedra a la nada.

-          Ya sabes como son tus padres, Spidey -Trató de tranquilizar el menor atrayendolo hacia él- Probablemente sólo querían protegerme.

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