Alfita

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Jack regresó a su casa de mejor humor después de ver a sus amigos, pero aun algo mosqueado y tratando de asimilar todo lo que le habían dicho y tenía que admitir que sus amigos tenían algo de razón, él no era así. No era rencoroso, no guardaba odios innecesarios ni evitaba a la gente, mucho menos debería de evadir de manera tan cruel a alguien de su familia.

                Pero Mike siempre era la excepción a la regla sin querer. No podía evitarlo, eso se había generado desde niños donde todos creían que Mike no rompería un plato por ser el hijo perfecto de su aun más perfecto tío Michael. Jack aun recuerda como le llegaron a culpar por las desapariciones de varias mascotas del vecindario porque claro él era un alfa prime ¿Cómo se suponía que iba a controlar sus impulsos más primitivos que humanos? O eso era lo que solía escuchar en el vecindario, hasta que se descubrió que había sido su primo, su niñera una mujer ya algo mayor de hermoso cabello rubio y porte elegante le había estado encubriéndolo por el extremo cariño que le tenía a su primo, enterrando los cadáveres de las pobres mascotas en el jardín. Cada rosal era una mascota perdida.

                Entonces Michael y Adam tomaron la decisión de marcharse lejos, Jack tenía la teoría que era porque su tío Michael no podía dar la cara después de que su hijo había hecho algo como eso. Supo que Mike había sido llevado con varios psiquiatras y psicólogos, todos habían llegado a la misma conclusión. Su primo alfa tenía un problema al igual que él, pero mucho más grave o al menos sí en mayor cantidad. Tenía autismo junto con asperger, y un leve grado de psicopatía, el cual escondía tras de la fachada de sus otras enfermedades sin siquiera saberlo de manera consciente. Desde ese momento Jack supo que su primo había internado en una escuela especial y que las navidades ya no las pasaba junto a él.

                Gracias al cielo.

                En más de una ocasión en esas reuniones escuchó a Lucifer y Michael hablar sobre los problemas de él y Mike.

¨Parece que incluso competimos para ver quien tiene un hijo más defectuoso¨

                Recuerda haber escuchado a Lucifer decirle a su tío Michael, sin embargo, parecía que había algo que en definitivamente si le ganaba a Michael a Lucifer, en ser un buen padre, porque sólo recuerda algunas maldiciones por parte de este antes de ignorar a Lucifer e irse de ahí junto con su cachorro.

                De manera inconsciente y sin querer admitirlo Jack asociaba a Mike con Lucifer y eso no era nada bueno y lo sabía.

                Pero en la adolescencia uno no controla las hormonas, los amores ni los rencores hasta que ya era muy tarde para hacer algo.

                Jack soltó un suspiro antes de abrir la puerta de su cuarto y fruncir la nariz enojado ante la escena frente a él. Su primo, en su cama con lo que parecía en algún momento había sido alguna ropa suya sobre su cama, armando un cubo de Rubik que sabía que en el pasado de igual forma había sido de él. Azotó la puerta enojado.

-          ¿Qué estás haciendo con eso? -Alegó molesto como pocas veces, acercándose al peli rojo que sólo levantó la vista de su juguete sonriendo poquito.

-          Castiel me lo presto, casi lo termino -Dijo feliz el alfa peli rojo a la par que extendía el cubo a su primo. Jack frunció un poquito las cejas confundido cuando visualizó el cubo para nada a punto de terminar, de hecho, estaba más revuelto que antes, pero eso no le interesaba.

-          No me refiero a eso -Alego haciendo al cubo a un lado con esa actitud hosca que sólo su primo provocaba en él- Me refiero a que haces en mi cama, con mi ropa en MI cuarto -Puntualizó a la defensiva, haciendo que de inmediato la sonrisa del otro alfa se borrara.

You belong with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora