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Su cena de bienvenida la pasó espectacular, gracias al adulto había conocido a más jóvenes, de los cuales, Baji y Kazutora le intimidaban y Pah juntó con Peh le hacían ponerse nervioso, pero el más agradable había sido Mitsuya, que al saber su gusto por las papas fritas llenaba cada que podía su plató, los chicos le habían prometido presentarle más amigos y eso emocionaba a su débil corazón, aunque lo único que arruinaba su velada era al joven rubio que lo seguía en silencio y con mala cara por todo el lugar, por un instante creyó que se trataba de una entidad maligna cómo en las películas, pero cuándo Draken lo golpeó por ser tan raro descubrió que también era un humano.

— Mirá Takemichi, él es mi hermano menor, Manjiro y felizmente se ofreció a ser tu guía junto con los demás, así que cuenta con él en todo lo que necesites. ¿Verdad Mikey?

— ¿Mikey? — Takemichi se veía claramente confundido, estaba a punto de agradecer el gesto, pero sus pensamientos fueron externados de manera inconsciente. Avergonzado por su acto cubrió sus labios y Shinichiro no pudo evitar alborotar su rubia cabellera ante eso.

— Bueno, le gusta que le digan Mikey, puedes decirle Mikey sin ningún problema. — Takemichi asintió y cuándo el adulto dejó de alborotar su cabello, miró fijamente al rubio, le dedicó la más grande de sus sonrisas y habló.

— Muchas gracias por cuidar de mí Mikey-kun, espero llevarnos bien. — Mikey se quedó callado unos segundos, estaba procesando que su corazón se había acelerado, pero el discreto pellizco de su hermano le hizo reaccionar.

— También cuida de mi durante estos días Takemichi.

— Vaya, es la primera vez que la gente me llama por mi nombre sin yo presentarme, bueno, gente que no sea parte de la farmacéutica, eso me alegra. — Los hermanos estuvieron a punto de hablar al mismo tiempo, aunque Mikey ni siquiera sabía que iba a decir, pero el celular de Takemichi empezó a sonar. — Disculpen, es mi papá, debo atender la llamada.

— Puedes ir al jardín, Mikey te guiará.

— Muchas gracias. — Shinichiro empujó a su hermano mientras Takemichi aceptaba su llamada, Mikey no dijo nada y solamente caminó, verificando que el rubio le siguiera.

— Aquí es.

— Muchas gracias. — Susurro manteniendo una sonrisa y Mikey se quedó petrificado, sin saber que decir o hacer. — Listo papá, ya puedo escucharte mejor.

> Dijiste que me marcarias cuándo volvieras a la casa que te dio hospedaje. ¿Y qué hiciste?

— Lo siento mucho papi, pero es que me hicieron una fiesta de bienvenida. ¡Una fiesta de bienvenida para mí!

> ¿Fiesta de bienvenida?

— Sí y hay muchas cosas ricas, también montones de papas fritas y un pastel.

> No comas mucho o te dolerá el estómago, sabes que si te sientes incómodo o enfermo puedes llamarme, podría ir por ti, también podría hacer que vayan por ti y regreses a tu casa.

— Estoy bien.

> ¿Seguro?

— Sí, papi, muchas gracias por dejarme venir, realmente estoy siendo muy feliz en estos momentos. — Wakasa guardó silencio, tenía sus dudas, muchas inseguridades, pero se convencía que no podía tener tanta mala suerte para que su único hijo se encontrará con la familia de Shinichiro.

> Te lo ganaste, sabes que siempre cumplo mi palabra, aunque me sienta muy sólo sin ti.

— Voy a volver pronto, además, podemos hacer llamadas cuándo estés disponible, siempre voy a tener tiempo para hablar con mi papá.

Consanguineidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora