La mañana de Mikey empezó igual a tomar café con sal; pésima, asquerosa y rara. Tenía ganas de llorar, pero él no lloraría.
— Vamos Mikey, deja el drama.
— Traidores, todos son unos traidores, vivo en una familia de traidores y malos amigos. — Shinichiro suspiro y Wakasa bebió con tranquilidad de su taza, mirando con curiosidad al menor, parecía que iba a morir de soledad en cualquier momento. Se preguntaba si las relaciones entre familiares eran así de fuertes e intensas.
— Sabes que no lo hicieron con maldad, ellos también querían pasar tiempo con él.
— En primer lugar, vino porque quería verlos, a ellos, le era inevitable no echarlos de menos, debieron haberlo visto. — Wakasa desvió la vista cuando el menor le dedico una mirada llena de enojo.
— ¿Y ustedes ayer donde estuvieron? — Cuestiono molesto. Shinichiro rasco su mejilla algo apenado y Wakasa fingió ignorancia dedicándole toda su atención a su café mañanero. — Ustedes hicieron algo y yo tengo todo el día para saberlo. — Reto.
— Ay no. — Se quejo Shinichiro, empezando a arrepentirse de dejar ir a los menores.
***
Hanagaki Takemichi conversaba de manera orgullosa sobre qué cosas ya podría sacar de su lista.
— El uno y dos están hace bastante eliminados. — Explico Chifuyu mientras veía la libreta del teñido, que había sido olvidada recientemente.
— También el número siete, fue de lo primero que hicimos cuando llegaste. — Les recordó Emma y los varones le dieron la razón.
— ¿El número cinco lo descartamos? — Takemichi enrojeció al recordar.
— Sí. — Dijo con la vergüenza pintada en su rostro, Chifuyu con un puchero lo tacho de la libreta.
— ¡También el número once! — Exclamo Emma emocionada al recordar, Takemichi exploto en colores y sus amigos rieron, creyendo ingenuamente que sabían la razón.
— Lo sé compañero, igual siento vergüenza al pensar en lo que hizo Baji-san.
— Sí, Baji, claro. — Tartamudeo, tratando de tranquilizarse, pero su extraño actuar era observado por el mayor de los cuatro.
— También vimos una película, eso debería eliminar el punto número doce. — Takemichi deseaba que la tierra se lo tragara, ¿había algún momento que no hubiese sido TAN íntimo con Mikey?
— Bueno, él especifico que, por televisión, así que no lo podemos descartar del todo. — Draken asintió a las palabras de Chifuyu.
— Pero yo sé de una que si podemos eliminar. — Los chicos observaron a Emma que sonreía orgullosa.
— ¿Cual? — Pregunto Takemichi, deseando que ya no tuviera recuerdos tan intensos.
— El numero dieciséis. — Takemichi y Chifuyu observaron la libreta y terminaron sonriendo ante la respuesta, con cuidado le dieron el objeto a Draken, quien también sonrió.
— Hacer más amigos. — Soltó con tranquilidad y orgullo Takemichi. — Estoy haciendo más amigos, gracias a ustedes.
— Ow, eres un encanto. — Confeso Emma antes de que el ojiazul terminara llorando, Draken revolvió sus rubios cabellos y Chifuyu se aferró a él, riendo en el proceso.
— Deberías parar con el diecisiete.
— ¡No! — Respondió alterado por la propuesta del más alto. — Las papas fritas no han sido suficientes.

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Consanguineidad.
Hayran KurguLos vínculos que existen entre los descendientes y ascendientes se puede torcer debido a los secretos. Actualizaciones cada que la autora pueda.