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En la casa Sano había un orden que intentaban respetar con respecto a las actividades del hogar. Por ejemplo, el día de hoy Izana era el encargado de preparar el desayuno y acomodar la mesa, por eso cuándo los vio sentarse formó una mueca de mostrando su molestia.

— Les dije que estaban castigados y debían dormir, pero parece que me tomaron cómo una broma. — Mikey y Takemichi se congelaron en sus lugares, temerosos de levantar la mirada para enfrentar a Izana.

— Buenos días. — Takemichi tuvo una crisis al escuchar la voz de su papá.

— Izana, ya volví, compré el jugo que faltaba. — Mikey ahogó un grito cuándo escuchó a su hermano mayor e Izana sonrió triunfante por las expresiones de los menores.

— Tal vez debería decirles lo que hicieron ayer. — Sí, Izana estaba satisfecho por el horror que mostraban los menores, pero rápidamente sintió culpa cuándo vio a Takemichi al borde de las lágrimas.

— No les digas por favor. — Suplico en un susurro, ignorante de lo que estaba haciendo su progenitor.

— ¿Qué pasa? — La voz de Wakasa sobresaltó a los tres adolescentes. — ¿Take? — Takemichi levantó la mirada, mostrando sus brillosos ojos debido a las lágrimas. Creando el caos en el adulto. — Mi amor, ¿qué te pasó? — Wakasa no evitó mirar con brusquedad a Izana y este soltó un pequeño gemido de la impresión.

— Es que... — Takemichi se sentía culpable, sentía que posiblemente Izana sabía lo que habían hecho en la noche Mikey y él. Temeroso de un regaño no sabía que decir.

— Tienes las mejillas rojas y mira estás ojeras, tengo que llevarte al hospital. ¡Shinichiro!

— ¿¡Si!?

— ¡Prepara el auto! — Exigió y Shinichiro sin entender porque, su cuerpo empezó a reaccionar, buscando desesperadamente las llaves, empezando a preocuparse por el menor. Izana boqueo ante eso, pero intentó reponerse.

— Calma, Takemichi me estaba contando que se desveló con Mikey contando historias de terror y que creyeron escuchar algo en la noche. — Mintió.

— ¿Eh? — La voz de Chifuyu capturó la atención de los demás, Draken veía confundido el caos que había en el lugar. — ¿También lo escucharon? ¡Ja! ¡Te lo dije! — Festejó y Draken negó.

— ¿Qué? — Preguntó confundido Shinichiro.

— En la madrugada me levanté por agua y cuándo estaba regresando al cuarto escuché unos quejidos, cómo si alguien estuviera sufriendo o siendo lastimado, fue algo espeluznante. Y le dije a Draken, pero él dijo que tal vez seguía medio dormido. — Izana parpadeo incrédulo de que su mentira fuera verdad, mientras Mikey y Takemichi explotaban en rojo. "¿Chifuyu nos escuchó?" Pensaban con pánico. Shinichiro suspiró aliviado.

— Vaya, con qué eso fue.

— ¿Estás seguro? — Wakasa observó a Takemichi y este asintió algo aturdido. — Ay bebé, no debes hacer eso, sabes que te asustas con facilidad.

— Oigan. — Shinichiro captó la atención de todos. — ¿Ustedes no iban a hacer una pijamada? — Ahora fue el turno de Izana en entrar en pánico.

— Es que Mikey ronca y patea mientras duerme. — Justifico Draken.

— Sí, además, Izana mencionó que la noche estaba muy fría para dormir en la sala. — Izana suspiró y agradeció a los pequeños amigos de su hermano y su invitado. Le habían salvado de meterse en problemas por culpa de un tonto vídeo.

— Comprendo. — Respondió con simpleza. El desayuno inició cuándo una adormilada Emma se les unió, el desayuno paso rápidamente para Wakasa y en un parpadeo estaba él, Shinichiro y el abuelo Sano bebiendo té, mientras los adolescentes se alistaban.

Consanguineidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora