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— Tenga cuidado al bajar. — La voz del conductor lo hizo sobresaltarse, agradeció y siguió su camino, mucha gente iba y venía, mientras él seguía caminando, hasta que llegó a la salida, su corazón se alborotó más de lo que estaba apretó contra su pecho su cartera y su celular, veía impaciente todo a su alrededor.

— ¡Takemichi!

— ¡Sí! — Respondió nervioso, pero terminó sonriendo y emocionarse al identificar a la persona que le llamó. — ¡Draken! — Corrió y no pudo evitar abrazarlo, aunque rápidamente se recompuso y ofreció disculpas tanto a Draken cómo a la gente que pasaba cerca suyo.

— Nunca cambias.

— Lo siento. — Avergonzado se disculpó, pero rápidamente se vio afectado por un duro golpe en su espalda, acompañado de la risa del más alto.

— Que alegría verte, han sido tantos años, pero mírate sigues sin crecer.

— Moh, deja de molestarme, mi familia no es tan alta, era obvio que yo tampoco sería mágicamente más alto que tú.

— Bueno, tienes razón, pero debo reconocer que hiciste muchas acciones temerarias, ¿verdad?

— ¡Pero es que todo ha sido tan emocionante!

— ¡Draken!

— ¡Aquí Emma!

— ¿Emma-chan vino también?

— Tranquilo amiguito, no te emociones, podrías provocar una catástrofe si te emociones.

— ¡Supéralo, eso fue un accidente! — El sonido que expresó la chica al verlo llamó la atención de ambos, Takemichi algo tímido rasco su mejilla y saludo nervioso a la joven. — Hola Emma-chan, es un gusto verte en persona.

— Tu cabello. — Murmuró y Takemichi tomó un mechón, lo observó unos segundos.

— ¿Se ve mal?

— No, se ve bien en ti, te hace ver más tierno.

— ¡Pero no quería lucir más tierno! ¡Draken tiene un color similar y se ve rudo!

— Sí, pero yo no tengo una cara de bebé.

— Sí, Takemichi tiene cara de bebé, tienes toda la pinta de ser un niño de papá. — Emma observó la vestimenta de su amigo y formó un puchero. — Estoy segura que tú ropa fue escogida por tu papá.

— ¿Cómo lo sabes? — Cuestionó derrotado.

— Porque te ves bien. — Respondieron al unísono los dos, logrando la risa suave del teñido.

— Que tiernos se ven. — Emma se sonrojó ante eso y Draken lo tomó de su camiseta, intentando intimidar al de menor estatura.

— Vaya, pensé que estaban recogiendo a un amigo, pero veo algo diferente, ¿es otra persona? — Draken soltó rápidamente a Takemichi y fingió aclarar su garganta, mientras el ojiazul acomodaba nuevamente su ropa.

— Eh, no, sí es nuestro amigo, solamente nos emocionados de más.

— Sí hermano, ya sabes, la emoción de verse, tú sabes muy bien que cuándo los hombres se saludan lo hacen de maneras muy peculiares. — Takemichi solamente tuvo un pensamiento con la explicación de Emma y ese fue un: "Ay ajá".

— Dejen los presento, Shinichiro-san, él es Takemichi, nuestro amigo.

— Mucho gusto en conocerte, me llamo Sano Shinichiro y te quedarás a partir de hoy en nuestra casa.

— Muchas gracias por su hospitalidad, yo soy Hanagaki Takemichi y también es un gusto conocerlo Shinichiro-san. — El pelinegro le regaló una sonrisa pequeña al rubio y se maravilló por el color de sus ojos, había conocido a un número muy pequeño de personas con ese color, pero los azules del chico se le hacían tan agradables, era un azul limpió, cómo un advertencia de qué seguía siendo puro y tal vez hasta ingenuo, sin una pizca de maldad.

Consanguineidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora