CAPÍTULO 3 (EMOCIONAL): "𝐿𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑟𝑒𝑎𝑙"

35 3 0
                                    

   -Sois tal para cual, igual de dramáticos. — Casi pude visualizar la sonrisa pícara de Janet al otro lado de la línea.
   -Va en serio, Jackson — protesté. — No soporto la idea de que él esté con otra. Necesito arreglar esto.
   -Ken, no son unos vaqueros rotos que puedas coser y ya. Él básicamente te ha dicho que madures y arregles tu vida amorosa, y decide de una vez qué es lo que quieres. Estoy muy lejos de ser una experta en relaciones, pero me parece que tiene razón.
   -Eso no lo niego, pero no me ha dado ni una oportunidad real, y me duele que la elija a ella.

Cuando llegó la tarde, calor y el verano me pidieron salir, a donde fuera, pero fuera de casa. Janet estaba ayudando a Leah con los preparativos de la boda, Iván tenía el teléfono apagado y llamé al único que parecía prestarme atención, aunque quizá luego me arrepintiera. Thiago me había dejado varios mensajes pidiendo verme antes de pasar por el altar, así que acepté su propuesta.
   -¿Qué van a querer? — Ojeé la comida china de la carta, una vez más y observé al camarero.
   -Tomaré el arroz tres delicias y el pollo al limón.
   -¿Postre?
   -No tomaremos, por lo menos no aquí — contestó Thiago, el camarero asintió. — Yo tomaré...

   -¿No deberías estar practicando tus votos? ¡Mañana es el gran día!
   -Eres mala, ¿Lo sabías?
   -Yo no te he obligado a casarte. — Me defendí. — ¿A dónde vamos? – pregunté al momento en que subía a la parte trasera del coche.
   -Vamos a buscarte un buen postre y a ver un buen espectáculo, y por favor, siéntate aquí conmigo.
   -Y si no, ¿Qué? ¿No arrancas? Ya sabes que conmigo esas amenazas no funcionan, así que, vámonos.
Él me dedicó una breve sonrisa y empezamos a desplazarnos.

Me acomodé en la silla, en lo alto del palco, esperando a que Thiago apareciera con nuestros postres. El lugar se llenaba de gente, con ansias de que saliera el grupo.
   -Un helado de vainilla para la señorita. — Thiago puso el vaso de plástico frente a mí y se sentó a mi lado con un helado de coco en la mano.
   -Gracias. — Le mostré una sonrisa.— No sólo por el helado, también por el concierto.
   -Sabía que te gustaría, vi unas cuántas, bastantes canciones suyas en tu lista de reproducción.
   -Sí, son muy buenos.
El grupo saltó al escenario y el ruido de la euforia de la gente inundó el espacio. Dejé de mirar cualquier otro sitio que no fuera el escenario y conforme pasaba el tiempo empecé a cantar las canciones, bailando y saltando como una lunática, me iba emocionando como todos los fanáticos que nos encontrábamos allí.
Noté la vibración de mi teléfono en el bolsillo trasero de mis vaqueros. En mi pantalla brillaba el nombre de Christopher, con una foto suya de hace un par de años. Eché un vistazo a Thiago, que frunció el ceño al leer lo mismo que yo.
   -Perdona. — Quise alejarme unos cuántos pasos, pero él agarró mi cintura.
   -Ken, no creo que él merezca la atención que le estás dando. Quiero disfrutar estas últimas horas al cien por cien contigo, sobrevivirá sin ti unas horas.
Seguí adelante, me solté de su agarré y contesté el teléfono antes de que colgara.
   -Hola.
   -Hola, Kenia. — Me emocionaba el simple hecho de escuchar mi nombre en sus labios.
   -¿Qué tal?
   -Bien y ¿tú?
   -Bien. — Odiaba aquellas conversaciones simples que se quedaban en nada, y así fue, entre él y yo todo se quedó en silencio.
   -Habla, por favor, quiero escuchar tu voz.
   -Bueno, eres tú quien me ha llamado, así que, cuéntame.
   -Esta mañana se me ha olvidado decirte que estabas preciosa.
  -Gracias. Tú no estabas nada mal. — Sonreí.
   -¿Esa sonrisa es para mí? — ¿Cómo lo había sabido? — Me alegra que te esté gustando el concierto.
   -¿Cómo lo sabes? — Miré a mi alrededor.
   -Estoy tras el escenario. Tendrías que tener la vista de un alcón para verme.
   -Claro, ellos son de tu discografía. — Entonces, recordé que me lo había mencionado.
   -Sí, sólo he venido a hacer acto de presencia y a sacar unas cuantas fotos.
   -¿Vanesa está contigo? — pregunté impulsivamente. No pude evitarlo.
Tardó en contestar, pero lo hizo.
   -Sí, ¿por qué?
   -Nada, yo... sólo quería verte un momento.
   -Tal vez no debas dejar sólo a Thiago.
   -Thiago y yo hemos pasado demasiado tiempo juntos, nuestra relación no fue precisamente corta.
   -Tal vez el mundo trate de decirte que aproveches está segunda oportunidad y que no lo dejes marchar. — Hizo una pausa. — Como en esas estúpidas pelis de comedia romántica.
   -A ti te encantan esas pelis. Y en la vida real las cosas son mucho más complicadas — repliqué.
   -En la vida real estamos tú y yo.
   -Repeliéndonos como si no sintiéramos nada.
   -A veces eres capaz de ser romántica.
   -Es lo que ocurre cuando hablo contigo. — Hice una pausa. — ¿Te veo luego?
   -Tengo que colgar. — Y así, sin más, colgó; la burbuja se rompió.
Volví a mi asiento y me acomodé junto al hombre al que le era imprescindible.
   -¿Todo bien? — Asentí. — Tengo que pedirte algo.
   -Tú dirás.
   -¿Podrías no ir a la boda mañana? Ya sé que Leah le dijo a Janet que podía llevarte, pero ella no conoce nuestra historia y no quiero verte mientras doy el sí quiero.
   -Creí que ahora éramos amigos y todo había quedado atrás, pero lo entiendo.
   -Contigo nada queda atrás. Todavía siento todo aquello que sentía cuando estábamos juntos.
   -Yo he crecido, he cambiado, tal vez ese sea el problema entre tú y yo, que yo he dejado aquello atrás y soy alguien diferente.
   -Eres la misma, quizá no te des cuenta, pero no has cambiado, sigues siendo tú, eso te lo aseguro. Si fuera el caso, yo habría dejado de quererte.
Tal vez él tuviera razón, quizá no había cambiado, pero de algo estaba segura; mis sentimientos si lo habían hecho, o simplemente había descubierto que jamás estuve enamorada de él.
   -Yo también te quiero, pero...
   -No de la misma forma. Conozco ese cuento, Ken.
   -Lo sé. — Comprendí que él jamás dejaría de estar molesto conmigo.
   -No quiero distraerte, disfruta del concierto.
Tardé un rato en volver a ponerme en pie y gritar como una posesa con las canciones del grupo.

PERDIENDO EL ALIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora