CAPÍTULO 1 (INCONDICIONAL): "𝐿𝑜 𝑖𝑛𝑐𝑜𝑛𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙" (PARTE 1)

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Abrí los ojos justo cuando su mirada cristalina se posó sobre mí. Era la segunda vez que soñaba con él aquella semana.
Me di la vuelta en la cama y observé detenidamente a Thiago, que dormía profundamente a mi lado. Suspiré y me puse en pie. Cogí la bata que colgaba del perchero de mi habitación y abrí el armario. Saqué unos leggings y una camiseta térmica de manga larga. Me vestí con rapidez y salí de la habitación. Calenté el café que había sobrado del día anterior y me lo tomé casi de un trago.
Salí al pasillo justo cuando Roció abrió la puerta de en frente. Ella y su novio Arón eran quienes vivían en ese momento en la que era la casa de Christopher. Nunca me resultaba agradable ver a ninguno de los dos, porque inevitablemente recordaba que él ya no estaba allí.
   -Hola — Roció me saludó con una sonrisa.
   -Hola. — La imité. Bajé corriendo las escaleras. Ella se quedó esperando el ascensor.
Salí del portal para enfrentarme al frío clima de noviembre. Hice lo posible por ignorarlo y caminé pausadamente hasta la entrada del parque, a modo de calentamiento. Me puse los cascos y empecé a correr.



A las doce de la mañana empecé a cocinar. Había invitado a comer a Iván y Janet. Thiago se había marchado a la oficina a resolver algunos asuntos del trabajo, y en parte, para dejarnos la casa sola. Ya conocía nuestra rutina. Nos gustabas estar solos cuando nos reuníamos.
Llamaron al timbre a la una y media. Cerré rápidamente el horno, y corrí a abrir. Janet me saludó con una sonrisa en el rostro. La pequeña Bela quiso saltar de sus brazos en cuanto me vio. Yo la cogí, la di vueltas en el aire, haciéndola reír, para después darla un gran beso en la mejilla.
-¡Pero qué grande estás! — dije mientras entrábamos en casa, cerrando la puerta tras nosotras. Nos acomodamos en el sofá.
-La viste la semana pasada. — Janet soltó una risotada.
   -Es que crece muy rápido. — Hice cosquillas a Bela, mientras me la comía a besos. Ella se reía sin parar.
-¿Tienes planes para mañana? — Dejé a Bela en el suelo. Cogió mi mando del televisor de la mesa y empezó a jugar con los botones.
-Me parece peligroso contestar antes de que me des mas información. — Me reí.
-Mañana Rubén celebra su cumpleaños. Quiere que lleve a Bela porque estará su madre y quiere que conozca a la niña. Literalmente me dijo "La niña ya tiene tres años. Me parece muy injusto que no me hayas dejado llevarla ni una vez a Murcia a ver a su abuela." Es un exagerado. — Suspiró. — Y como estarán su familia y amigos, no quiero ir sola. ¿Me puedes acompañar, por fis? — Me mostró la sonrisa que usaba para conseguir todo lo que se proponía.
-Jackson, quiere que lleves a la niña. No que te quedes.
-No pienso dejar a mi hija sola.
-No estará sola, estará con su padre. No sería la primera vez. Pasa con él los fines de semana.
-No se trata de él. Se trata de que estará rodeada de gente que no conoce. No quiero que se asuste. — Observó a la niña, que en aquel momento se había sentado a ver unos dibujos que había encontrado en la televisión. Poco podía decirla, nada la haría cambiar de opinión. Janet protegía a su hija de cualquier cosa, peligrosa o no.
Vislumbré lo que sería mi tarde del día siguiente. Thiago y yo tirados en el sofá viendo la televisión. No habíamos planeado absolutamente nada, y ya no salíamos tanto como antes.
-De acuerdo. Te acompañaré.
-Estupendo. — Janet saltó del sofá y caminó con calma hacia a la cocina. — Creo que la comida se está quemando.

Iván llamó al telefonillo media hora después. Entró con una gran sonrisa en el rostro.
-¿Dónde está mi niña? — Bela se levantó del suelo y corrió a su encuentro.
-¡Tío Iván! — La levantó en el aire, y dio vueltas con ella. Tras dejarla en el suelo, se quitó la chaqueta del traje, la dejó en el perchero junto a la puerta, fue hacia mi nevera y cogió una botella de cerveza, después se unió a nosotras en el sofá.
-Mira lo que te ha traído tu tío. — Iván sacó una bolsa de chuches del maletín que llevaba consigo, la abrió y le dio un par a la niña, que comió con gusto.
-No la des chuches, que vamos a comer. — Janet le quitó la bolsa de la mano, y se llevó un par de chuches a la boca.
-Claro que sí. Dando ejemplo. — Me reí.
Servimos la comida en la mesa baja del salón. Todos nos sentamos al rededor, excepto la niña, que se acomodó en el sofá.
   -Me encanta comer en el suelo — no pude evitar comentar. Ambos me miraron sorprendidos.
   -Siempre comemos en el suelo — dijo Iván, mientras se servía un trozo de pollo en el plato.
   -Es que a Thiago no le gusta nada. — Me reí. — Que se aguante. — Ambos me observarán en silencio. Era consciente de que nunca habían aprobado mi relación con Thiago. Los ignoré.
La comida estaba malísima. Era una cocinera horrible, pero no sé por qué me había empeñado en cocinar. Finalmente pedimos unas pizzas.
Cuándo recogimos todos y simplemente nos regocijamos, algunos en el sofá, y otros en el sillón, el móvil de Janet empezó a sonar. Estiró el brazo, lo cogió de la mesa y se incorporó. Era una videollamada.
-Hola cariño.
-Hola. — Sofía la devolvió el saludo. — Estabas durmiendo. Siento haberte molestado, es que le prometí a Bela que la llamaría.
   -Espera. — Janet se puso en pie y buscó a la niña, que jugaba con mi pelo en el sillón. — Bela, mira es Sofía.
-¡Sofía! — La niña saltó se mis brazos, le quitó el móvil a su madre y corrió a mi habitación.
-Me gustaría saber de qué hablan siempre — solté.
-De los juguetes de los vengadores que quiere y de chuches. Sofía a veces me lo comenta.
-Pues pasa la información, para que compremos los regalos de cumpleaños y esas cosas — comentó Andy desde el sofá.
Nos quedamos dormidos un rato después. Nos despertamos con una sonora música que salía de los altavoces de mi televisión, y con Bela saltando y bailando mientras intentaba cantar la canción.
Yo cogí mi móvil inmediatamente y la grabé. Verla tan feliz y alocada era algo a lo que no podía resistirme. La observé encantada mientras su madre se quejaba por el ruido.
En cuanto terminé la grabación la subí a mi historia de Instagram.
-Lo siento, Bela pero voy a bajar el volumen. — Janet cogió el mando de la mesa y bajó la televisión. La niña reaccionó echándose en el suelo y empezando a llorar.
-Ay Janet, has creado a tu clon. ¡Es igualita que tú! — soltó Iván con una sonrisa.
-Tal cual. El mismo carácter. — Me reí.
Janet nos sentenció con la mirada mientras cogía a la niña del suelo. En ese instante, la puerta se abrió. Thiago entró.




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