Back to Black | Terry Silver

I

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—Bueno, ¿qué tenías que decirme? —la rubia acomodaba las colchonetas que la clase de hace un momento había dejado.

—Me voy a tomar dos meses.

—¿Te vas de vacaciones, John? —terminó de ordenar y se enderezo para verlo.

—Algo así. Me voy a Tahití. Además de mi descanso, es una cuestión financiera. Desde que te contrate como sensei aumentó el número de alumnos. Si el valle ve que no estoy es probable que llegue más gente.

—¿Entonces tu solución es que yo me encargue del dojo? —frunció el ceño mirándolo de reojo.

—Algo así. Pero tranquila. Hablé con un amigo de confianza, con el aprendí mi estilo de pelea y vendrá a dar clases. El se encargará de la finanzas y todo lo que me competería a mi. Tu parte es dar clases, ni más ni menos.

—O sea hago lo mismo sólo que con alguien más en tu lugar.

—Prácticamente.

—¿Y esto cuándo será?

—Mañana.

—...

—...

—¿Ahora avisas?

—Se van a llevar bien —le restó importancia con un ademán de mano.

—¿Por qué lo supones? 

—Son como muy distintos, se complementan.

—Eso no me tranquiliza, John. 

—Sólo haz lo que sabes hacer, que lo haces excelente —sonrió un poco antes de entrar a su oficina.

Kreese bebió un sorbo del whisky que le sirvió el hombre sentado frente suyo, Terence Silver.

—Oye si necesitas que vuelva antes sólo llamame.

—¿Por qué necesitaría que vuelvas antes, Kreese? —le preguntó casi riéndose.

—Daina, la nueva sensei... no creo que ustedes dos se lleven bien.

—Pero por favor, sé cómo tratar a la gente. Además, lo que menos quiero es que te preocupes. Ya nos arreglaremos con ella.

—Si tú lo dices. Al principio es difícil de tratar, pero con unas semanas te acostumbras e incluso es agradable. Reitero que no se parece en nada a ti. Ella es tranquila, reservada y sensible... todo lo opuesto a ti. 

—Me ofendes —rio un poco—. Sólo queda conocerla y hacer que congeniemos. 

—Si tú dices. 

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