Back to Black | Terry Silver

XXVIII

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—¡Buen día a mi cumpleañera favorita! —los dos metros de Dante se le tiraron encima, despertándola.

—Me muero —murmuró casi sin aire.

—Keila te hizo un desayuno —le dejó una bandeja en el regazo una vez estuvo sentada sobre su cama.

—Te comiste el muffin —observó con una mirada acusadora el envoltorio vacío y la crema rosada en la comisura del labio de su hermano. 

—Perdón —susurró bajando la cabeza.

Los dos desayunaron en la cama de la chica, ignorando las migas que caían. Dante encendió la vela que tenía una pequeña torta que decía "Felices 26, zorra" y su hermano fue el primero en cantarle "Feliz cumpleaños".

Atendió una llamada de Kreese en la que le deseaba muy feliz cumpleaños y diciendo que se tomará ese día y el siguiente, que él se encargaba de avisarle a Terry.

Lo cierto es que fue Terence el que le recordó la fecha a su amigo y le dijo la idea de la fiesta sorpresa. Que le diera libre el viernes y sábado. Kreese fue más allá y le dijo a Terry que no fuera a trabajar el sábado tampoco, que estuviera con Daina. Terry ya no podía hacer nada para ocultar que le encantaba la rubia; era un hecho y todos lo sabían.

Durante la tarde no hicieron nada en especial más que pasar tiempo en su departamento como le gustaba a Daina. Más tarde, se unió Keila que "volvía del trabajo" (en verdad estuvo toda la tarde decorando la discoteca de Terry para que combinara con el atuendo de la cumpleañera)

También le entregó su regalo. Unas botas que llegaban por encima de la rodilla de un material engomado y negro. Eran cerradas con la punta en "triangulo". 

—¡Qué divinas! —a Dante se le iluminó el rostro pensando en cómo quedarían con el vestido que aún no le mostró a su hermana.

—Son hermosas, Keila. No tenías porqué —le sonrió abrazándola.

—Se van a ver mejor aún cuando te las pongas.

—Cuando tenga algún evento las usaré —las estrenaras antes de lo que crees, pensaron los otros dos con una sonrisa siniestra— ¿Pasa algo?

—¡Ay! —chilló el chico de pronto— Pero qué horas son —la llamó la atención con la mirada a la azabache quien entendió la indirecta y fue al baño a cambiarse para la fiesta—, me olvidé de darte mi regalo —llevó a su hermana hasta su habitación dónde había una enorme caja con moño negro sobre la cama.

—Bueno, tú si debías traerme un regalo —se rio acercándose a la caja—. No hay manera que yo use esto —miró casi cegada de todas las piedras y brillo que había en un pedazo de tela tan pequeño.

—Es lo más discretito que se me ocurrió.

—Me imagino —levantó el vestido. Era incluso pesado de todo el strass que tenía.

—¡Pruébatelo! Y ponte las botas igual —cerró la puerta de la habitación y Daina miró dudosa las botas al lado de la puerta y luego el vestido.

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El outfit discreto en cuestión:

ya estamos a nada de finalizar la historia :0