VII

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—No puede ser —cerró fuertemente lo ojos a la vez que se quejaba. Hace once minutos que debería estar en el dojo dando clases.

Se sacó las sábanas de encima y cuando intento levantarse el dolor en su cuerpo la traicionó. Fue terrible dormirse en un banco del parque. 

No se tomó el tiempo ni de buscar una remera, y sobre su ropa interior se colocó la parte de arriba del kimono y unos pantalones azules Adidas (sus pantalones blancos se habían ensuciado por el banco del parque y Daina sólo usa ropa limpia y planchada).

Corriendo en diez minutos llegó al dojo. Antes de entrar se acomoda el escote y ajusto lo más que pudo el cinturón para que no se vea su corpiño, retomó el aire e intento pretender que no tenía contracturada toda su espalda.

—Veinte minutos tarde —Terry ni se giró a verla pero su reclamo no tardó.

—Lo siento. Daré mi clase.

—Ya empecé la clase —antes que Daina reclamara él aclaró—, los hice entrar en calor con tu método. Espero que el resto de la clase sea entretenida —finalmente se giró a verla. Tenía la parte de arriba del kimono totalmente pegada a sus pechos y el cinturón definiendo su cintura. 

Tenía un cuerpo y silueta espectacular.

Se giro a ver a los alumnos y aclaró su voz— ¿Vas a dar la clase o la sigo yo?

—Repito que mis clases no son entretenidas, Terence —se dirigió a la clase:—. Hoy trabajaremos la patada Mae Keague, fórmense en hileras —la clase obedeció en seguida y Daina empezó con la demostración.

Terry se mantuvo atrás para también observar, le pareció una buena explicación, directo al punto y una demostración muy limpia si no fuera por la forzada posición de los brazos de Daina cunado mostraba la patada.

No entendía por qué si en el combate que tuvieron siempre tuvo el hemisferio superior relajado. Seguro tendría alguna molestia en el torso. El cual, cabe aclarar, no podía parar de analizar. 

Se sentía un adolescente perverso. Como si no hubiera visto un par de pechos en su vida. Aunque tampoco entendía por qué utilizaría el kimono tan apretado. De otra mujer lo interpretaría como que lo intenta seducir a él pero de Daina no sabía si esperalo. Con lo poco que la conocía seguramente ella tendría otros métodos de seducción.

Una vez más se percató de sus pensamientos y se dijo a sí mismo que no actuara tan infantilmente. Que Daina era una mujer, con buen cuerpo, que como cualquier otra lo veía atractivo y no por eso él debía caer en un truco tan simple como que usará ropa ajustada.

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Back to Black | Terry SilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora