Back to Black | Terry Silver

XIV

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—¿Labial nude? —la rubia apoyó el envase en sus labios y Keila la vio a través del espejo con una mueca de total desaprobación.

—Que aburrida.

—Pasa que el vestido es muy escotado ya. Debería hacerme algo tranquilo en el maquilla-

—Daina, tienes un cuerpo, una cara, un cabello... lo tienes todo. Si no sacas el potencial ahora cuando estés arrugada te vas a arrepentir de no haber andado en tetas por las calles.

—Pasa que —tomo aire sabiendo que se aproximaba un sermón—, yo compre el vestido —se dio vuelta para mirarla a la cara. 

Keila tenía un vestido negro engomado y escotado. Le quedaba precioso y al cuerpo. Ella miraba a la rubia a la vez que se planchaba el pelo.

—Y me encanto. Es más, todavía lo estoy pagando porque era carísimo pero en verdad me encantó como me había quedado. Entonces llegué a casa y se lo quise mostrar a Aiden así que lo llamé. Lo único que me dijo fue "estás preciosa" y se fue a mi cocina a buscar comida.

—Ah, es un tarado —la voz de su amiga era de total asco—. Te juro que nunca espero nada de él y aun así me decepciona. Es... increíble.

—Y bueno como que-

—Como que ahora no estás segura si te queda tan bien como pensabas —la interrumpió para completar la frase. La rubia asintió y Keila rodó los ojos y se siguió planchando el pelo—. Confiar en la opinión, gusto o palabras de tu noviecito es lo mismo que preguntarle de moda a una niñita hippie-punk. Me sorprende que una mujer como tú aún crea que la opinión y voto de Aiden tenga algún peso. En serio.

—Pasa que-

—Es un hombre, piensa con el pene. Te vas a poner ese vestido, te vas a alborotar el pelo como una zorra y te vas a pintar los labios de un rojo que se vea de acá a seis kilómetros. Y no está a discusión. Si no mandas a Aiden a la mierda hoy, ¿cúando? De verdad. Ni siquiera sé por qué lo invitaste siendo que hoy podías besuquearte a cualquie-

—Será un idiota pero no voy a serle infiel —volvió al espejo a darle otra mano a su rímel de pestañas.

—Terminalo, pues. 

—Me voy a cambiar —murmuró Daina una vez tuvo delineados y pintados los labios de un rojo vivo y brillante. Su cabello medio ondulado como recién salido de la ducha pero en seco.

El vestido era de seda blanca lisa con un corsé bordado y al cuerpo. No tenía tirantes ni cierres; dejaba al descubierto los hombros y toda la espalda. Venía con unos guantes blancos hasta el codo.

Recordó una vez que Aiden dijo que usara zapatos sin plataforma o taco, porque era muy alta y se veía enorme.

Así que se puso unas sandalias negras con un taco altísimo que no había usado desde que anduvo con Aiden, es decir, meses. Pero a ella le encantaban y sentía que le estilizaban aún más las piernas.

Se puso un collar con detalles negros para combinarlo y finalmente le encantó como se veía.

—A la mierda —gesticuló apenas Keila cuando salió del baño.

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