Back to Black | Terry Silver

XI

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Hoy tenía el Honda y Daina por fin pudo quitarse las ganas de subirse. Estaba limpio y cuidad —como imaginó— y el olor a colonia de Terence y cuero le daban un toque.

—¿Cuántos autos tienes? —preguntó para romper el tenso silencio que, por primera vez, el mayor no parecería tomar la iniciativa de romper.

—Varios. Sólo traje tres al valle —mantenía su mirada al frente.

En serio no parecía querer sacar tema de conversación lo cual consternó a Daina. Era él el que siempre empezaba a hablar y extendía sus secas respuesta para sacar charla.

—¿Estás molesto por algo?

—Nunca dije que estuviera molesto.

—Pues eso parece —murmuró mirando a la ventana.

—Pero no lo estoy~ —insistió con otro tono de voz.

—Claro.

—No estoy molesto pero me molesta que insistas tanto en que lo esté.

—O sea que si estás molesto —lo molestó aún cuando ya había entendido.

—No entiendo cómo tu novio puede soportarte —rodó los ojos.

—Yo tampoco. Supongo que me ama demasiado... —lo miró de reojo— algo que seguro nunca experimentaste.

—Sabes cuántas mujeres- lo interrumpió.

—Yo también los tengo haciendo fila, Terence, no te justifiquen con eso —se burló.

—Por favor —bufó—, si en verdad tuviera buenas opciones porque estarías con alguien como tú novio.

—Ni siquiera lo conoces.

—No tengo que conocerlo para saber que tanto no te gusta.

—¿Por qué se supone que no me gusta tanto? —ahora era ella la que estaba molesta, siempre criticaban su relación.

—No es tan atento. Nunca te va a buscar o dejar al dojo-

—Él también tiene una vida y yo independencia.

—Yo también tengo una vida y aún así estoy llevando te al dojo-

—¿Estás insinuando que eres una mejor opción que Aiden? —dijo burlona.

—No digo eso, aunque sea verdad. Claramente soy mejor —la miró al decir esto ultimo—. Además, cuando te hice masajes te exaltabas cada vez que te tocaba... me imagino que ese Aiden no te suele complacer bien.

—¿Qué dices? —elevó un poco el tono de voz a la vez que la temperatura de su rostro también lo hacía— Me exaltaba porque me dolía y nuestra vida sexual no te incumbe pero igualmente te aclaro que estsmos bastante satisfechos ambos... cada noche.

—Con lo amargada que eres no estoy tan seguro —estacionó fuera del dojo una vez llegaron.

—El que necesitan que lo cojan eres tú, Terence —intento bajarse pero tenía la puerta cerrada.

—Yo se lo que necesito, Daina —abrió y se bajó él primero.

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