Back to Black | Terry Silver

IV

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Empezaron a pelear cada uno en su lateral. En fuerza, Daina ya sabía que perdería; pero en equilibrio, rapidez y estrategia ella ganaba. Lo bueno es que tenía un estilo de pelea muy particular, muy acrobático y ágil. Lo tomaría totalmente desapercibido.

Terry dio el primer golpe, y el segundo, y el tercero. Ella se limitaba a esquivar sin dificultad, no lograba predecirlo, pues nunca lo vio pelear, pero si ser más veloz y escapar de golpes que se veían bastante fuertes.

—¿Sólo sabes esquivar, linda? —hizo un ademán pero Daina ni se inmuto por el comentario, su mentalidad se mantenía fuerte por el enojo con su novio. Sólo quería ganar.

En un momento logró ponerse detrás de Terry y murmurarle: —Demasiado lento —le dio un codazo en la cintura pero casi le hace una palanca.

—Riesgoso —respondió con una mano en el lugar al que le había dado un codazo.

Ella aprovecho para darle una patada en el estómago y otra en la cara en un movimiento, muy particular.

—Carajo, ¿qué fue eso? —Terry atacó sus pies y casi la tumba pero ella logro equilibrarse (en otro movimiento particular)— ¿Haces karate o gimnasia artística?

Un vaivén de golpes que no beneficiaban a la rubia, así que cambio por patadas que lograban —aunque sea— destabilizarlo. Era un tipo duro con el doble de su fuerza. Se enfocó, entonces, en su mayor fuerte que eran las patadas.

Tenía varios movimientos que tomaban desapercibido a Terry y es así como él estuvo apunto de caer varias veces.

—La fuerza que no tienes en los brazos la tienes en las piernas ¿no? —le dijo burlón y en su distracción Daina por fin logró tumbarlo.

—Lo que no tienes de rápido lo tienes de fuerza, al parecer.

—Descuidada —él sonrió victorioso en el suelo y ella no lo entendió.

Recibió una patada en los tobillos que la tiró al suelo y Terry rápidamente se abalanzo para tomar su torso, levantarlo y que sólo las rodillas de ella sean las que estén apoyadas.

Terry estaba parado, un brazo rodeando su cintura y otro sus hombros y su rostro al lado del de ella para susurrarle: —Era ponerme de rodillas, no tumbarme —sonrió victorioso y Daina sintió unas ganas inmensas de seguir golpeándolo. 

La soltó satisfecho con el desenlace de la pelea, pero no tanto con cómo se desarrolló. Pensó que si ella no hubiese olvidado el objetivo, le hubiese ganado. Ciertamente era un estilo de pelea que nunca antes vio, se mantenía dentro de lo legal pero muy al margen.

Se sintió impulsado a preguntar dónde lo aprendió pero su orgullo no lo permitió reconocerla. 

—La próxima clase la daré yo, supongo —se acercó a la puerta ya vestido para irse.

—Yo cierro —Daina que se ponía las medias, no lo miró hasta que escucho el Honda prender el motor y arrancar.

Si la idea era que el karate la tranquilice, claramente esta pelea logró lo contrario. 

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