Lo único que debía hacer era no odiarse por dos meses... claramente no pudieron.
Terry Silver x OC (original character)
🏅Ranking🏅
#1 terrysilver (02/23)
#1 cobrakai (02/23)
Llegada la noche, terminó la última clase de la jornada.
—¿Y? Mi método no es tan malo, ¿cierto? —Terence le sonrió y no obtuvo más que una ojeada fría de Daina.
—No es malo, pero tampoco es mejor.
—Mmh, yo creo que si.
—Ni siquiera conoces mis métodos —se dio vuelta para miralo a la vez que negaba.
—Vi lo suficiente, Wright.
—No viste ni la mitad, Silver.
—Bien, hagamos un trato —Daina rodó los ojos pero guardó silencio para que él sepa que lo escuchaba—. Dividámonos las clases, tú das lunes, miércoles y viernes; y yo doy martes, jueves y sábados ¿Qué tal?
Después de un silencio corto y una sonrisa invertida, Daina asintió— Bien, me parece bien.
Mis alumnos favoritos están en las clases que me tocan así que está bien, pensó la chica.
—¿Cierras?
—Claaro —respondió el mayor.
—Buenas noches, Terence —se fue sin esperar respuesta.
A Terry, por su parte, lo tomó desprevenido la despedida. Lo sintió realmente cálido de parte de una mujer tan sobria. Sintió que ya podía confirma sus sospechas sobre que Daina no es lo que muestra.
Sólo dijo buenas noches Terry, no es la gran cosa, se repitió mentalmente. Se estaba cansando de buscarle un doble sentido a todo lo que decía o hacía Daina.
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Aiden llegaba del trabajo en el mismo rango horario que ella, entre 10 y 11. Podía arriesgarse pero la verdad que no quería ni verlo. Trataba sus problemas de relación evitándolos porque sabía que cuando intente resolverlos Aiden quedaría como la víctima (que tal vez era cierto).
Ya no sabía cómo hacer que su relación funcione. Tal vez era momento de hacerle caso a Keila.
Se sentó en un banco del parque a esperar las once e intentar reflexionar sobre cualquier cosa que no sea Aiden.
Se puso sus auriculares a reproducir Who is it, Michael Jackson, y sus manos en los bolsillos. A esperar.
Sintió un escalofrío que la despertó de un sueño muy pesado. Se había quedado dormida. Se enderezó lentamente con un dolor en todo su trasero y espalda por la posición en la que durmió. Tenía los auriculares puestos pero no se reproducía ninguna canción. Se sentía desubicada en tiempo y espacio, miró con los ojos entrecerrados su reloj:
1.46 am
Carajo.
Se dirigió a su casa aún media consternada. Tuvo suerte de que no le robaran.
