Recordo:
<<—¡Eres una niña muy bonita! —dijo un hombre flaco, casi encorvado y de mirada velada, su aspecto desgarbado no se veía mejor aun que usara trajes sastres y perfume del lagarto. Su nombre era Víctor Barrientos, alias: El Michoacano.
—¡Eso ni al caso! —se quejo ella mientras otro hombre blanco con nariz de boxeador y una cicatriz vieja en su frente cuadrada, la zarandeo con fuerza, estaba forrando su cintura con cinta gris que cubría los pequeños paquetitos... Aquel tipo de apodo ―El Naice―, era aún más desagradable que su compañero, le apodaban así por su forma tan estrafalaria de usar las marcas en su vestimenta y el oro en sus extremidades.
La primera vez que lo tuve de frente se la pasó haciéndome insinuaciones con su mirada y la boca, era un morboso asqueroso. Aún así aquella tarde permití que me forrara la cintura y los senos, me la pasé codeándolo a cada momento —la parte de él que más alcanzara—, y me aguanté sus miradas obscenas en todo mi cuerpo. Su apodo era irónico para su indeseable persona.
—¡Yo digo que viene muy al caso! —la contradijo el flaco—, con lo bonita que eres, tu belleza me seria útil para muchas cosas más productivas...
—¡A mi no me interesan, solo estoy aquí por mi...! —alzó la barbilla orgullosa, pero el no la dejo terminar la frase.
—¿Por tu novio? ¡Ya!, pues no apuestes mucho por él, —bailoteo en el aire su muñeca frente a ella—, que si le cuento lo que puedo hacer contigo y algo de dinero no dudaría en ponerte a prueba. >>
¡Tuvo razón cuando aposté!.
E
n prisión no se hacen muchas preguntas, una vez que caes en esa jaula solo te conviertes en tu delito y eso es todo lo que te define. ¡Mi nombre no importa! Soy como una flor silvestre que creció entre los pantanos; soy una "flor sin nombre", que tal vez tienen uno, pero jamás nadie lo usa para definirlas, ¡eso soy yo! o eso creí que era.
Desde muy niña tuve uso de razón al saber que no fui querida, que tenía un padre en algún lugar que me había negado y al cual no conocía, y que mi madre era la mujer con más defectos en el mundo, luego de tres padrastros y no sé qué tantos amores en turno, y que todo con ella terminaba en la necesidad de dinero.
Puede perecer simple resumir mi infancia pero no es así. En algún momento de mi pasado necesité saber quién era mi verdadero padre: y en la peor de las crisis sentimentales de mi madre y las propias, el preludio de la adolescencia y mi impotencia por las respuestas esquivas y sin sentido de mamá, todo nos llevó a una discusión que se volcó dolorosa sobre mi pesar, cuando Nicole, ¡mi madre!, me hablo de él, ¡mi padre! Como la peor de las personas en nuestro pasado, decepcionándome a los extremos de aquellos sueños que se formaron en la ilusión delo que fue mi inocencia, y mi descuidada niñez. Obligándome yo misma a no querer saber más del tema, echándolo todo a un saco roto como en el olvido de una amarga experiencia. Todas aquellas ilusiones que me hice alguna vez en la cabeza se perdieron en algún espació de mi corazón, que las arrinconó en lo más oscuro de él.
A los once años de edad mi madre me echó a la calle con su desprecio y su desamor, sus aventuras y mis infortunios. Nuestra relación estaba fracturada, fue de mal en peor y mi adolescencia ya pintaba para ser un desastre y en aquel entonces terminar en cualquier hospicio de gobierno, ¡y al final! en cualquier fría prisión sin ninguna ilusión, mucho menos sueños ni esperanza, ese seria mi cruel futuro que tarde o temprano se materializaría.
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Flor Sin Nombre
SonstigesFlor Dalila descubrirá el amor, la aventura, el narcotráfico y la venganza, una herencia y secretos dolorosos que la llevaran a descubrir su propósito en la vida. Flor salvará el amor aún que tenga que ir al infierno. Flor sin nombre: Es la histori...