Al entrar en su casa las preguntas no terminaron, pero ahora serian para él. Doña Dominga esperaba ansiosa a su nieto, caminando de un lado a otro como un cojito siego golpeando su pierna derecha contra el suelo como era su costumbre cuando estaba molesta o preocupada. Pretendía llamarle la atención a su nieto: Él también tenía su reprendas de una jerarquía superior. Esta vez por un chisme mal avenido que le dieron en el pueblo, y que era molesto e incómodo para su reputación de buena abuela patriarcal.
-¡José María Reséndiz! -le grito a su nieto como ya era su costumbre cuando estaba molesta con él, sino de lo contrario lo hubiese llamado "Chemita, mijo".
-Mande usted abuela... -respondió con la vos cortada y la garganta seca seguro de que algo andaba mal por el tono de su voz.Porque allí los hombres eran grandes, pero los pantalones los lleva sus abuela.
-Quiero hablarte de algo muy serio... -advirtió la vieja con una vos grave. José María se quitó el sombrero y agacho la mirada al ver que su padre también estaba allí y no por que le importara lo que esté pensara sobre él, sino porque se suponía que él era el ejemplo de la familia y ahora su abuela lo reprendería delante de su casquivano padre. -Hoy en la mañana en el sepelio de tu padrino me tope ante una situación muy incómoda y desagradable con Manuel Medina-, frunció el seño la vieja.
-Me suena el nombre... -resoplo para prevenir la emboscada, tampoco era que no lo conocía, todo mundo sabía quien era el viejo Medina, pero mejor hacerse el despistado para recibir la estocada con una mentira preventiva.
-Pues ahorita te va sonar más, sin vergüenza. Es papá de Juanita Medina, la chamaca que imparte el catecismo en la iglesia ¿Ya te sonó? -ironiso apretando los dientes, observando los tintes calisdos del rostro de su nieto que se enrojecieron poco a poco pasando del rosa melocotón al rojo intenso del carmín.
-¡Si abuela! ¿Y qué quiere que yo le diga? -repuso alzando los hombros.
-¡Pues no se! El hombre estaba que echaba chispas, dijo que apenas hace cinco noches te vio rondando la cuadra en tu caballo y que su hija te había encendido la luz, y que cuando el salió te echaste a correr... El muy desgraciado dijo que no te quería para su hija. ¡Como si la chamaca estuviera para darse sus lujos! -espeto ofendida la vieja-, además dijo que si te interesaba que le dieras la cara...
-Haber abuela vamos aclarando puntos... -hablo con seriedad y aventó el sombrero sobre el sofá algo irritado-, número uno, hace días me paso las noches en vela al lado de mi padrino, y segundo -,le conto con sus dedos como era su costumbre cuando estaba molesto-, a Juanita hace seis meses que no la veo, desde que saco el tema del matrimonio... -Entonces José María miro a su padre, mientras que este bebía vino en una copa de wisqui como si la conversación no le interesara, su abuela le siguió la mirada, y luego volvió a él, miro furioso a su nieto con las comisuras y las venas del cuello dilatadas algo verdosas. José María era tan blanco que el carmesí de sus mejillas que segundos antes le recorría todo el cuerpo, desapareció, para palidecer de coraje, así que en segundos era fácil distinguir sus cambios de humor- gracias a ello, respiro hondo y como era su carácter se sereno de inmediato suponiendo que su padre era el causante de lo sucedido. No le molestaba que recogiera lo que él tiraba, aún que si le avergonzaba, el problema era el tema de su caballo "la mora" Una yegua que cuidaba y quería como si fuera se su propia sangre y que había sido regalo de su padrino, y que por consecuencia estaba prohibido montar o ponerle un dedo encima sin su consentimiento. Porque de algo si estaba seguro, si Manuel Medina decía que era su caballo, seguro que si lo era.
En ese momento no acusaría nada a su padre, él callaría sus faltas y en secreto lo reprendería cuando la ocasión lo ameritara más prudente para la salud mental de su abuela, y todo para no causarle más disgustos a la vieja- No se preocupe abuela, hablo más sereno, sin quitarle la mirada sentenciadora de encima a su padre-. Yo mañana voy hablar con don Manuel, sabrá que si le doy la cara no soy yo quien le anda rondado su casa, no me interesa-. No iniciaría una discusión con su padre enfrente de su abuela quien también lo descubrió en el momento. A José María le dolía que su padre siempre parecía desinteresado de todo y de todos... y que en ese momento como muchos otros no tuviera la hombría de aceptar sus errores, y que no le importara que su propio hijo cargara con sus culpas.
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Flor Sin Nombre
AcakFlor Dalila descubrirá el amor, la aventura, el narcotráfico y la venganza, una herencia y secretos dolorosos que la llevaran a descubrir su propósito en la vida. Flor salvará el amor aún que tenga que ir al infierno. Flor sin nombre: Es la histori...