Ok, así será en cada capítulo: partes del mismo tendrán música, así que disfruten. Solo necesito 10 votos y, por favor, dejen sus comentarios; no es difícil. ¡Comencemos!
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Capitulo 2: Bajo la luz de las Estrellas
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Pasó una semana desde aquella noche mágica, pero el recuerdo del beso de Shinobu Kocho seguía resonando en la mente de Iguro Obanai. Tocándose la mejilla, no podía olvidar la suavidad de aquel gesto, que se había transformado en un sentimiento profundo.
Cada pensamiento lo conducía de vuelta a Shinobu, y las estrellas en el cielo nocturno le recordaban la conexión que habían compartido. Iguro, el serio y reservado Pilar de las Serpientes, estaba ante un torbellino de emociones.
El deber y la vulnerabilidad chocaban en su interior. ¿Qué significaba aquel beso? ¿Cómo había llegado Shinobu a conquistar su mente? Mientras miraba el cielo estrellado, sabía que algo había cambiado en él, y que la próxima vez que se encontrara con Shinobu, las estrellas serían testigos de una historia que apenas comenzaba.
En medio de su reflexión, Iguro notó una mariposa revoloteando a su alrededor. La luz de la luna la hacía resplandecer. Intrigado, extendió su dedo hacia ella y, para su sorpresa, la mariposa aterrizó en la punta de su mano. Kaburamaru, su fiel serpiente, miró con curiosidad, creando una escena armoniosa. La mariposa parecía susurrarle que, incluso en la oscuridad, la belleza podía encontrar un lugar en su corazón.
La mirada de Iguro se desvió hacia el cielo estrellado. Aquella conexión con la naturaleza le recordaba la dualidad en su propio ser y el misterio que estaba empezando a descubrir con Shinobu. Bajo la luz de las estrellas, encontró una inesperada serenidad y se preparó para los caminos entrelazados que el destino tenía reservados para ellos.
Sumido en sus pensamientos, Iguro se apoyó en un árbol y, observando el cielo nocturno, dejó que el murmullo de la noche lo envolviera, llevándolo a un sueño reparador. Mientras dormía, Shinobu llegó al lugar en busca de paz interior. Al notar la presencia de Iguro, decidió sentarse a su lado, buscando consuelo en el silencio de la noche.
Pasaron varios minutos en silencio, cada uno inmerso en sus pensamientos. La conexión entre ellos, sin palabras, creaba serenidad compartida. Shinobu, sintiendo la paz que anhelaba, se recostó en el hombro de Iguro, y Kaburamaru se acomodó en los cuellos de ambos, sin perturbar la quietud que los envolvía.
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Después de un tiempo, Iguro Obanai empezó a despertarse lentamente, percibiendo una presencia cálida a su lado. Al abrir los ojos, se sorprendió al encontrar a Shinobu junto a él, dormida y recostada en su hombro. La luz lunar iluminaba su rostro, mostrando una paz que raramente se le veía.
Iguro permaneció quieto por un instante, admirando la serenidad de Shinobu en su sueño. Se llenó de una sensación de paz y calidez, y dejó escapar un suspiro suave. Con cuidado, pasó su brazo alrededor de ella, acogiéndola con delicadeza, y sintió el ritmo sosegado de su corazón.
La proximidad de ambos, en la calma de la noche, era confortante y conocida. Iguro se permitió disfrutar del momento, apreciando la sensación de tener a Shinobu tan cerca, como si el destino los hubiera unido justo entonces.
Con suavidad, Iguro ajustó su cabeza junto a la de Shinobu, hallando un consuelo inesperado en su compañía. Se abandonó a la tranquilidad del entorno, dejando que el sueño lo venciera de nuevo, seguro de que en ese abrazo, bajo el brillo de las estrellas, encontraba un refugio y una conexión más allá de las palabras.
La noche avanzó, envolviendo a Iguro y Shinobu en un sueño mutuo, mientras las estrellas centelleaban en el cielo, mudos testigos de un amor en ciernes entre la serpiente y la mariposa. Así, protegidos por la noche estrellada, sus corazones se unieron en un vínculo que desafiaba las sombras del pasado y se abría a un futuro de promesas y esperanza.
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Mitsuri Kanroji volvió de su misión, agotada pero llena de energía tras haber cumplido con éxito su rol como la Pilar del Amor. Caminando por el bosque, reflexionaba sobre las batallas libradas y las personas que había encontrado en su trayectoria.
Al aproximarse al lugar donde solía reposar tras sus misiones, Mitsuri percibió dos figuras durmiendo bajo la luz estelar. Avanzó con curiosidad, preguntándose quiénes serían los intrusos en su santuario nocturno.
Para su asombro, al acercarse, identificó a Iguro y Shinobu, dos Pilares con quienes había compartido pocas misiones y momentos de compañerismo. No obstante, lo que realmente la impactó fue encontrar a Shinobu, su íntima amiga, reposando serenamente junto a Iguro, el hombre que secretamente amaba.
Un cúmulo de emociones se apoderó de Mitsuri al observar la escena. Por un lado, la felicidad de ver a sus amigos juntos, y por otro, un aguijonazo de celos y desconcierto al reconocer sus sentimientos hacia Iguro.
Mitsuri permaneció en silencio, indecisa sobre cómo actuar frente a tal revelación. Su mente bullía con interrogantes sin resolver, y el caos emocional amenazaba con sobrepasarla.
Al final, Mitsuri optó por no interrumpir el descanso de sus compañeros. Se acomodó a una distancia prudente, cargando con el peso de sus pensamientos mientras observaba la escena.
La noche prosiguió, envolviendo a los tres Pilares en una atmósfera de calma y enigma. Con las estrellas centelleando y la brisa nocturna meciendo los árboles, Mitsuri se entregó a sus cavilaciones, contemplando lo que el futuro les tendría reservado a ella, a Iguro y a Shinobu.
