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capitulo 3: Sentimientos y Dormir
El alba pintó el cielo de tonos cálidos, alejando las sombras nocturnas. Iguro despertó, acariciado por la tenue luz solar. Al abrir los ojos, la cercanía de Shinobu, dormida y sonrojada, lo sorprendió. Pero más aún, ver a Mitsuri Kanroji, también sumida en sueños sobre la hierba, a poca distancia.
Mitsuri, en su serena siesta bajo el amanecer, inspiraba tranquilidad. Iguro sintió un afecto profundo por su compañera Pilar, evocando recuerdos y lazos de amistad.
Con delicadeza, se levantó, evitando interrumpir el descanso ajeno. Contempló a Shinobu un instante antes de atender a Mitsuri. Se aproximó y, con su haori, la abrigó del fresco matinal.
La calma y la gratitud llenaron a Iguro al ver a Mitsuri reposar. Rememoró su apoyo en tiempos adversos. Ahora le correspondía cuidar de ella, aunque fuera con un gesto tan simple como ofrecerle su haori.
Tras asegurar el confort de Mitsuri, Iguro volvió a Shinobu, aún en brazos de Morfeo. La miró, imaginando sus sueños. El viento susurró entre las ramas y una mariposa danzó cerca, evocando la magia de la noche pasada. La sonrisa de Iguro floreció al recordar el beso de Shinobu y su encuentro con la mariposa, sintiendo cómo el destino los entrelazaba.
Decidió meditar en la paz del momento sobre sus sentimientos hacia Shinobu y el inesperado rumbo de su relación. A pesar de su deber como Pilar, no podía negar el vínculo especial con ella, un lazo que iba más allá de la lógica hacia lo inexplorado.
Con un suspiro, Iguro se acomodó de nuevo junto a Shinobu, dejándose llevar por la emoción del amanecer.
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Al despertar, Mitsuri se encontró con la misma escena que había observado antes de dormirse: Shinobu descansaba tranquilamente junto a Iguro, quien también seguía en el mundo de los sueños. Un atisbo de celos y frustración sacudió su corazón al verlos tan próximos, evocando sus propios sentimientos hacia Iguro.
Con resolución, Mitsuri se levantó, dispuesta a disolver aquel momento íntimo entre ellos. Avanzó con determinación hacia donde Iguro reposaba, inclinándose con suavidad para despertarlo.
