Nota: Esta es mi historia yo decido quienes son los que mueren y los que no, ejemplo: Kanae; y además como es mi historia aquellos personajes que no pertenezca a Demon Slayer son míos, ejemplo: La mesera Kōri. Gracias por su atención ^^ y necesito las estrellas por favor y comenten y recomiende mi historia por favor.
Menos habla y ¡comencemos!
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Shinobu despertó sintiéndose un poco desorientada. Miró a su alrededor y no encontró rastro de Iguro. Se sentó en la cama, frotándose los ojos con sueño mientras intentaba recordar dónde estaba. Entonces, el aroma tentador del desayuno comenzó a filtrarse por la habitación, despertando sus sentidos y recordándole dónde se encontraba.
Con una sonrisa, Shinobu se levantó de la cama y se dirigió hacia la cocina, donde encontró a Iguro ocupado preparando el desayuno. Sus ojos se iluminaron al verlo, y sin pensarlo dos veces, lo llamó con un apodo cariñoso.
Shinobu: ¡Buenos días, Igurito! —dijo con una sonrisa juguetona
Las palabras de Shinobu tomaron a Iguro por sorpresa. Levantó la vista de la estufa, encontrando la mirada risueña de Shinobu sobre él. Un brillo de sorpresa y emoción brilló en sus ojos mientras procesaba el apodo que ella le había dado.
Iguro: Me llamaste Igurito... Kocho? —dijo con una leve sonrisa en sus ojos bicolor.
La forma en que Shinobu pronunció aquel apodo lo llenó de calidez y ternura. Era un gesto sencillo, pero significaba mucho para él. En ese momento, se dio cuenta de lo cercanos que habían llegado a ser y de lo especial que era su vínculo.
Shinobu: ¡Sí, Igurito! Me pareció un apodo lindo para ti. —dijo riéndose suavemente
La atmósfera entre ellos se llenó de una dulce complicidad mientras compartían una mirada cómplice. Era un momento simple, pero lleno de significado para ambos. Sabían que su relación había tomado un nuevo giro, uno marcado por la confianza, el cariño y el afecto mutuo.