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Mitsuri se veía cansada después de pasar horas pensando en varios planes para separar a Iguro de Shinobu. Sus ojos se cerraban lentamente mientras su mente seguía trabajando, tratando de encontrar una solución.
Gaki la miraba con preocupación, notando lo agotada que estaba Mitsuri. Decidió darle un descanso, así que se levantó y buscó una sábana. Al regresar, Mitsuri ya estaba profundamente dormida, respirando suavemente. Gaki la observó por un momento, viendo cómo la expresión de Mitsuri se suavizaba mientras dormía. Parecía una niña de diez años, con su rostro relajado y pacífico.
Impulsiva-mente, Gaki se acercó y comenzó a acariciar la mejilla de Mitsuri con ternura. El contacto era suave y cuidadoso, como si temiera despertarla.
Gaki: Mitsuri-sama, te ves tan tranquila cuando duermes. Desearía que siempre pudieras estar así de feliz. ──dijo susurrando.
Mientras seguía acariciando la mejilla de Mitsuri, Gaki sintió una oleada de emociones. Amaba a Mitsuri profundamente, pero sabía que su amor no podía ser correspondido de la manera que ella deseaba. Sin embargo, en ese momento, todo lo que importaba era cuidar de Mitsuri y asegurarse de que estuviera cómoda.
Mitsuri murmuró algo en su sueño y se movió ligeramente, pero no se despertó. Gaki sonrió y continuó acariciando su rostro, disfrutando de la tranquilidad del momento.
Después de un rato, Gaki se inclinó y colocó la sábana sobre Mitsuri, asegurándose de que estuviera bien arropada. Luego, se sentó a su lado, observándola mientras dormía y preguntándose qué más podría hacer para ayudarla.
Gaki (pensando): No quiero verla triste ni preocupada. Quizás haya una manera de ayudarla sin causar daño a otros.
Mientras Mitsuri dormía profundamente, Gaki decidió que haría todo lo posible para encontrar una solución que no implicara separar a Iguro y Shinobu de manera cruel. Quería que Mitsuri fuera feliz, pero también quería respetar los sentimientos de los demás.
Con una nueva determinación, Gaki se quedó a su lado, esperando que Mitsuri se despertara. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba dispuesta a enfrentarlo por el bien de la persona que amaba.
Pasaron seis horas y Mitsuri finalmente despertó. Al abrir los ojos, se encontró con la vista de Gaki, quien se había dormido dos horas antes, acurrucada a su lado. Mitsuri sonrió, enternecida por la dedicación de su asistente. Sin embargo, esa ternura pronto se desvaneció al recordar su objetivo.
