A todos nos encantaría ser libres, poder estar con la persona con quién quisiéramos pasar toda la vida a su lado. Al menos así es para jeon Jungkook y Kim Taehyung, un encuentro es todo lo que se necesita para quedar flechado.
— ¿Cómo dices que se llama? — preguntó el Rubio, estaba nervioso, ésto de hacer otro amigo le inquietaba de no poder caerle bien.
— Jimin, Park Jimin — Colocó su brazo por encima de los hombros de Taehyung — tú tranquilo y yo nervioso.
— ¿Nervioso, por qué? — le miro con un rostro de confusión.
— El quiere contar algo vergonzoso.
Caminaron juntos hasta donde Jimin los estaría esperando. En un local, No cualquier local por supuesto, el local se llama Boston's Grill. Ese lugar es favorito para Taehyung, siempre que iban fuera, elegía comer de ahí, pues se le hacía muy rica la comida de ese lugar.
— ¡Ey chicos! — levantó la mano saludando — estoy aquí.
Jungkook al reconocer la voz, se acercó a el junto con Taehyung. Este al ver el rostro de Jimin se le hizo muy inocente, buena persona así que su nerviosismo cambió, ahora estaba más calmado y sonrió sin timidez.
— Hola, Jimin — sonrió — soy Taehyung.
— ¡Taehyung!, Eres un tema siempre que veo a Jungkook.
— ¿Un tema? — alzó una ceja.
— Si — asintió, ganándose una patada de Jungkook, quien lo miro con una cara suplicante, esa cara que siempre ponía para que no dijera de más — tomen asiento.
Los tres pidieron su comida, Taehyung y Jimin una hamburguesa con papas fritas y Jungkook un sándwich.
Hablaron de muchas cosas, interesantes para ellos. Jimin y Taehyung se estaban llevando muy bien, tanto que Jungkook parecía el mal tercio.
— Taehyung te cuento algo — miro a Jungkook para después mirar a Taehyung, a lo que hizo que el menor se ponga en alerta por si decidía hablar de más.
— Si — contestó, no habló mucho ya que tenía comida en su boca.
— Jungkook- — no pudo seguir hablando ya que este fue interrumpido muy bruscamente por parte del pelinegro.
— ¡Estoy llenó! — miro a los chicos que lo miraron muy serio por interrumpir — ¿qué?.
— Si estás llenó guarda silencio, Jimin no terminó de contarme lo que quería porque fue interrumpido por tí — regaño.
— Lo siento — por supuesto que no lo sentía, no dejaría que lo avergüencen en frente de él chico el cuál habló maravillas del el cuando lo conoció.
Se cruzó de brazos — y bien, ¿terminarás de comer?.
— Jimin, ya no voy a interrumpir — afirmó, muy confiado de el mismo.
— Cómo decía — volvió la mirada al rubio — Jungkook es un tonto de primera.
Ofendido y confundido a la vez, Jungkook miro al castaño. Quién le volteó la cara cuando cruzó mirada con el pelinegro, molesto según el, por haberlo interrumpido.
Taehyung no dijo nada, solo soltó una pequeña risa por lo bajo al ver la reacción del pelinegro.
— Pues tu eres tan tonto que te pusiste a estudiar porque mañana tienes exámen de orina.
— Por lo menos no tengo que fingir ser un adolescente cuándo te quedaste en la niñez teniendo accidentes — Jungkook entendió muy bien lo que quiso decir y estaba a punto de contraatacar pero fue interrumpido por Taehyung.
— Ya, no sigan — miro con seriedad a ambos chicos, aunque por dentro quería reír — terminarán peleando y no quiero que eso suceda.
— No te preocupes, Taehyung — le dijo el castaño — yo no peleó con bobos.
Después de su mini discusión, los tres chicos caminaron fuera del restaurante.
Caminaban quién sabe a dónde, no querían volver a casa tan temprano ya qué terminarían más aburridos que nada.
— Deberíamos ir a San Francisco — opinó el castaño.
— ¡Estoy de acuerdo!.
— ¿Y con qué dinero, genio? — preguntó el pelinegro, no es como que quisiera caminar a San Francisco y mucho menos le dejarían ir solo.
— Puedo pedir el auto a mi papá — imposible, ¿Qué clase de padre le prestaría el auto a su hijo cuando es menor de edad?.
Bufando el menor dió pequeños golpecitos en el hombro del castaño.
— Ahórrate a qué te contesté con un "no".
Los tres chicos se pusieron a pensar, duraron unos minutos pensando y dando ideas sin sentido, hasta que a uno de ellos se le ocurrió una grandísima "idea".
— Podemos tomar prestado el auto, sin avisar — grandísima idea, por supuesto.
El pelinegro y Castaño se miraron unos segundos, para después mirar al rubio y sonreír dando un asentimiento de respuesta.
— Nos vemos en tres días en casa de Jimin.
— Si, tu has planes, mi casa es tu casa — miro al pelinegro con los ojos entrecerrados.
— No se dónde vives — opino el rubio.
— Déjamelo a mí — se señaló — iré hasta tu casa para pasarnos a casa de Jimin.
— Sean puntuales, o nuestro plan se va al caño.
— Llegaremos antes que tu madre.
Siguieron hablando, haciendo planes y opinando que es lo que podrían llevar en su viajes.
Estaban tan felices de ser adolescentes rebeldes, escaparse sin avisar, a dónde ir y para el colmo robar el auto del padre de Jimin, o como ellos dijeron "tomar prestado sin avisar".
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