Capitulo 23

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10 de septiembre de 1996.

Jungkook caminaba hasta la casa del rubio, saldrían a una "cita", a comer helado, pero ellos le llamarían cita.

Caminando por la acera, se encontró un jardín con rosas y flores muy hermosas, cuándo las vió, lo primero que pasó en su mente, fue el rostro de Taehyung.

Entró a éste sin qué los dueños lo vieran, eligió las mejores rosas, de distintos colores y una le llamó la atención, una flor llamada Lotus.

La cortó con cuidado y la colocó en medio de las rosas, rejunto cinco rosas y la hermosa flor.

Cuándo estuvo listo, se apresuró a llegar lo antes posible a la casa del rubio, quién lo esperaba impaciente.

Cuándo llegó, no le dió tiempo de tocar la puerta, pues está ya se había abierto, dejando ver al mayor muy bien vestido, con su cabello recogido hacía atrás y uno que otro cabello rebelde.

— Hola — sonrió y observó de pies a cabeza.

— Kook, al fin llegas.

— Son para ti — le mostró las rosas robadas — me recordaron a tu belleza.

— ¡Muchas gracias! — detuvo sus ganas de abrazarlo al ver pasar algunos vecinos.

Querían darse un pequeño beso, pero se detuvieron. Sonrieron, esperaban que los vecinos se marcharán lo antes posible para poder abrazarse por lo menos.

El rubio caminó dentro de la casa, seguido por el pelinegro. Busco un jarrón, metió dentro las flores y les colocó un poco de agua.

Jungkook cerró la puerta, se dirigió hasta dónde el mayor se encontraba, esté al verlo se lanzó contra el menor, abrazándole, contento, podría regalarle un beso ahora sin que nadie los viera.

Se miraron unos segundos, sonrientes, con la mirada de dos adolescentes enamorados, dos principiantes.

Acercaron su rostro poco a poco, sus labios chocaron, al igual que la respiración. Un beso cortó, delicado, pero con amor.

— Gracias por las rosas y la flor — sonrió — no tengo nada para tí, lo siento.

—Tae, no necesito nada, además de que esas rosas las corté de un jardín — sincero por supuesto.

No le importa para nada, después de todo, aún es un regaló, decidido para volver a besarlo.

Jungkook al notar ésto, dudó, pero lo tomó de la cintura, con delicadeza, claro que besaría los hermosos y rosados labios del rubio.

Apenas y tocaron sus labios, cuando el sonido de la cerradura se escuchó abriéndose, éstos enseguida se separaron, mirando a través de la puerta a una mujer muy bien vestida, la madre de Taehyung.

— Ma-Mamá , llegaste temprano — hablo con nerviosismo.

— ¿Tu creés?, me pareció que llevaba horas afuera — soltó una pequeña risa, para mirar al pelinegro que se encontraba quieto en su lugar, nervioso — hola Jungkook.

— Hola — agradeció mentalmente de que no los viera.

— ¿Van de salida? — preguntó, dejando su bolso en el sofá.

— Si, mamá — jugó con sus dedos.

— Qué lastima — un puchero se formó en su rostro — quería que me ayudarán a preparar unas cuantas galletas.

— ¿Galletas? — ambos chicos hablaron al mismo tiempo, vaya que les encantaba las galletas.

Los dos menores decidieron ayudar a la mayor, pues querían galletas cuando terminarán.

Un pelinegro estaba muy contento de ayudar a preparar algunas, solo una vez había hecho, con su madre; a escondidas de  su padre.

A simple vista se les veía muy entusiasmados, mientras los dos menores intentaban hacer galletas, la madre de Taehyung les explicaba, con mucha paciencia.

Claro, algunas bromas no faltaron en ese lugar, el rubio, al igual qué el pelinegro destrozaron la cocina, de ser un lugar muy limpió, terminó en un desastre; harina, huevos y algunas chispas por todos lados.

Incluso ellos terminaron igual, más blancos de lo normal por causa de la harina, y ni se diga la señora Kim, estos no la dejaron fuera, pues Taehyung le arrojó harina y está no dudó en contraatacar con los dos menores.

Unas cuántas horas pasó, las galletas estuvieron listas, la mujer fué quién las sacó del horno, a lo qué los menores rápidamente se acercaron a la bandeja para verlas.

— Si quieres comer galletas, tendrán qué limpiar todo esté desastre — sonrió, divertida por ver la reacción de los menores.

Los chicos no se negaron, harían lo que fuera por comer las galletas que ellos habían ayudado a preparar, los minutos pasaron de volada, la cocina estaba lista, más limpia que antes.

Se dirigieron al comedor, dónde se encontraba la mujer, sirviendo en dos vasos leche para que los menores disfrutarán.

— La cocina está lista, mamá — hablo el rubio, acercándose.

— ahora sí, pueden comer galletas.

La cerradura se escuchó abrirse, cuándo está se abrió, el señor Kim entró, viendo a su esposa y los dos menores con harina encima.

— Hola familia — le ofreció un beso a su esposa — ¿Qué pasó aquí?.

— Preparamos galletas, y también tuvimos una pequeña guerra — le sonrió el rubio.

— Eso explica bastante.

Los mayores dejaron a los menores, se dirigieron a su habitación para qué pudieran tomar un baño, en especial la mujer.

— ¿Comemos? — preguntó el rubio.

— Obvio — hablo con obviedad, sonriéndole al mayor.

Se sentaron, muy cercas, pero sabían perfectamente qué tendrían que tener cuidado, pues en cualquier momento los mayores podrían bajar.

— ¡Son deliciosas! — exclamó — ¿Desde cuándo sabes preparar galletas?.

— ¿Desde la primera vez?.

— ¿Llevas mucho tiempo? — No paraba de comer la galleta que le preparo su novio.

— Es mi segunda vez — afirmó.

— ¿Cómo?, ¡tu segunda vez y sabes hornear galletas! — felicitó.

Taehyung siguió halagando al menor, unas que otra veces sus labios se juntaban, dándose un pequeño beso cada qué podían.

Taehyung siguió halagando al menor, unas que otra veces sus labios se juntaban, dándose un pequeño beso cada qué podían

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turyibai7

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