Capitulo 32

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Los días pasaron, Taehyung le contó a Jimin lo que había sucedido, por lo qué esté iba cada día a preguntar por el menor, pero el señor Jeon evitaba qué lo viera.

El rubio lloraba cada noche por no saber del pelinegro, la última vez qué lo vió fué una día antes del cumpleaños de Jimin; entrando a su casa con sus padres detrás de el.

25 de octubre de 1996.

— Ayer fuí a buscarlo a su casa, pero su papá me corrió, cómo siempre —  ¿Por qué tenía qué ser así con el?.

Taehyung pudo observar a lo lejos al pelinegro, caminando hasta ellos. Rápidamente se levantó de los escalones para correr lo más rápido qué pudo hasta el menor.

No le importó dejar a Jimin detrás de el, deseaba correr hasta los brazos del menor lo antes posible.

Cuándo estuvo a pocos pasos de el, se lanzó a abrazarlo, siendo atrapado por el pelinegro.

Sin pensarlo empezó a llorar, un llanto desconsolado, no fué molestia volver a llorar una vez más por causa del pelinegro.

— ¡Jungkook! — sé escondió entré sus brazos.

— Taehyung, no llores — lo abrazó más fuerte — ¿Por qué lloras preciosura? — le ofreció un sonrisa débil, no quería verlo llorar.

Unos pasos más se escucharon, Jimin corría hasta el pelinegro qué se encontraba sosteniendo a Taehyung.

— ¡Jungkook, carajo, ¿Por qué nos tenías tan preocupados?! — le abrazó, soltando lágrimas de felicidad.

Caminaron hasta la casa de Jimin, Taehyung aún seguía en los brazos del pelinegro, no tenía intenciones de soltarlo otra vez.

Ahí les contó la razón por la qué no había salido de su hogar, pues su padre no le dejaba, cosa qué ya sabían los mayores.

Jimin le contó qué les tenía preocupados, qué su padre no le había dejado verlo y mucho menos su madre, quién siempre qué Jeon no dejaba ella les daba permiso para entrar, pero está vez no.

— Creí qué ya no te vería — hablo el rubio, aún con lágrimas en sus ojos.

Su cabeza bajo, en verdad deseaba qué no hubiera sucedido aquello.

— Ya estoy aquí — sonrió, le hacía falta tanto su Taehyung.

— ¿Ya todo mejoró? — preguntó el castaño.

Jungkook no dijo nada, Jimin esperaba su respuesta y al ver qué esté no respondía, Taehyung decidió hablar.

— ¿Jungkook?.

— Nos iremos de casa — bajó su cabeza, suprimiendo las lágrimas qué amenazaban por salir.

Un golpe más, no lograba ver al pelinegro, y ahora que estaba con el, ¿Se iría?.

— ¿De casa?, ¿A dónde? — preguntó Jimin.

— Saldremos de Canadá, no sé a dónde iremos... No me quisieron decir — sollozó.

Cuándo escuchó decir éso en el almuerzo el día anterior, algunas lágrimas salieron, callendo por sus mejillas, ganándose una bofetada y algunos insultos. Siendo enviado a su habitación, sin comer.

— No te vayas — lo abrazó con fuerzas, sino tenía intenciones de soltarlo minutos antes, ahora estaba seguro qué no lo dejaría ir.

— Tete — sonrió, una sonrisa miserable — no quiero irme.

Llantos se escucharon en la habitación, llantos por partes de los tres adolescentes qué se encontraban tan dolidos, ¿Por qué el mundo es tan cruel con las personas qué no lo merecen?.

¿Por qué no los dejan ser felices?.

Se aman, lo saben, quieren estar juntos, no quieren separarse, pero en está vida todos estarán en su contra, nadie los dejara ser felices, no los verán cómo a cualquier pareja.

Jamás.

— Vámonos Kook — le miró, con una mirada tan suplicante — solo tu y yo, vámonos lejos, podemos ir a San Francisco, estar juntos — un nudo en su garganta se formó — vivir en ese lugar.

— No puedo — ahogó un sollozo.

— ¿Por qué?.

— Si me voy, Jeon le dirá a todos los conocidos de tu padre qué eres homosexual — hijo de perra.

— ¡No me importa!, No me importa qué me tachen por marica, yo te amo Jungkook.

Déjelos ser felices, ser libres, ser las personas qué son.

— También te amo, es por eso que no quiero qué te digan cosas horribles, no dejaré qué intenten hacerte daño.

— Kook, por favor — suplicó — no me dejes sólo.

No quiero, no quiero irme sin tí, Taehyung eres mi primer amor, mi verdadero amor, por tí es que aún siento el amor qué necesité por mucho tiempo.

Dos almas qué aún necesitan el amor, qué aún necesitan saber lo cruel qué es la humanidad.

Miró el reloj, le habían dejado ir a despedirse de Jimin por unos minutos, pero esté se había pasado ya la hora, por lo qué tenía qué volver de inmediato.

— tengo qué irme — susurró.

— Jungkook no te vayas por favor, no me importa qué todos lo sepan — se aferró al menor.

— Tae... Ven — suprimió el llanto, tenía que verse fuerte por Taehyung.

— Preciosura — le llamó — volveremos a vernos — sabía qué era mentira, ni siquiera sabía a dónde iría.

— ¿Lo prometes? — pregunto, mirando al pelinegro.

— Lo prometo — juntó su dedo meñique con el del menor.

Agacho la mirada, el castaño sabía que siempre que Jungkook utilizaba su mano izquierda para prometer algo, no se cumplía, pues era su manera de evitar la promesa. No diría nada, pues sí lo hacía, el rubio no dejaría ir al pelinegro.

Taehyung se alejó del menor, una vez esté se bajara de sus brazos, el pelinegro le dió un último besó, uno muy largo.

Tampoco quería alejarse de el.

Se despidió de Jimin, una vez se haya despedido de su amigo y novio se fué a casa, dónde lo estaban esperando ya en el auto para marcharse.

Corrieron, intentaron alcanzar al pelinegro pero el auto en el qué iba avanzó.

— JUNGKOOK TE AMO — fué lo último qué escuchó el pelinegro por parte de su rubio.

turyibai7

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