𝕊𝕆𝕌𝕃𝕄𝔸𝕋𝔼𝕊 •|ʀᴇᴍᴜꜱ ʟᴜᴘɪɴ x ᴏᴄ ᴍᴀʟᴇ|•

𝐗𝐗𝐈𝐕: 𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐲 𝐚𝐦𝐨𝐫𝐭𝐞𝐧𝐭𝐢𝐚

En un pasillo de Hogwarts cuatro chicos de Gryffindor corrían pues se les había hecho tarde para su clase de pociones con el profesor Slughorn, se le hizo tarde porque uno de ellos estaba en su forma animaga y no quería destransformarse, pero ese no era el problema, el problema fue que tenía pulgas. Los chicos persiguieron a Sirius, quién estaba como un perro, por toda la habitación haciendo destrozos sólo para tratar de despulgarlo y al final pudieron agarrarlo e hicieron lo posible para quitarle todas las pulgas posibles, pero con eso se les hizo tarde para su clase.

--Haber cuando te desinfectas más seguido contra las pulgas, Canuto. -dijo James quejándose.

--Más bien deberías pasar menos tiempo como un perro, así no te estarías rascando todo el tiempo y esparciendo tus pulgas por toda la habitación. Por tu culpa estamos llegando tarde a una clase -se quejó Remus.

--Ay no exageren, no vamos tan tarde y además una llegada tarde a las clases no afecta, ¿o sí? -se defendió el ojigris, pero entonces habló muy pronto.

--Parecen muy tranquilos señores, ¿no deberían estar en su clase de pociones? -dijo una voz detrás de ellos, al voltear vieron a la profesora McGonagall quien tenía un semblante serio y molesto.

--Sí... verá... profesora, uno de nuestros amigos -empezó a hablar James y pasó su brazo por atrás del cuello de Sirius atrayéndolo hacia él-. No se sentía muy bien que digamos y lo acompañamos a la enfermería, por eso se nos hizo un poco tarde, ¿verdad, chicos? -los demás asintieron.

--Los dejaré pasar sólo porque el profesor Slughorn es un profesor muy amable que los va a dejar pasar a su clase y porque no puedo discutir nada acerca de la salud de un estudiante, pero esto le costará menos 10 puntos a Gryffindor. Que esto no vuelva a pasar, ustedes son estudiantes muy dedicados y admirables -dijo mirando a los más altos del grupo.

--De acuerdo profesora McGonagall -y la profesora se retiró igual que el grupo que ya habían llegado al salón y Slughorn los dejó pasar.

--¿Por qué llegaron tarde? Más bien, ¿tú por qué llegas tarde? No es algo de ti -preguntó Liam en susurro al castaño una vez que se puso al lado de él.

--Estábamos... despulgando a Sirius...

--Ya veo.... Espera, ¿qué?

--L-Luego te explico.

--Bien alumnos -Slughorn empezó a hablar-. Preparé una poción está mañana, está poción van a tener que recrearla, pero con mucho cuidado, pues está poción se considera muy peligrosa, ¿alguien ya dedujo qué poción es? -Lily levantó su mano-. Adelante señorita Evans.

--Es amortentia, señor, la poción de amor más poderosa. Se dice que huele diferente para cada persona según sus gustos.

--Muy bien señorita Evans, tiene razón, ésta poción que está aquí -señaló el caldero que había en una mesa-. Es amortentia, una poción muy peligrosa y poderosa, claro está que no crea amor de verdad, es imposible recrearlo, pero si puede llegar a crear obsesión por quién la consuma hacía quien se la dió. Cómo es muy peligroso una vez que terminen de hacerla correctamente me la dejarán a mí, no queremos que alguien se obsesione de más, ¿o sí? Muy bien, a sus lugares y empiecen a preparar.

Así cada quien se fue a su mesa a empezar con la preparación mientras eran supervisados por Horace, unos lo estaban haciendo muy bien y otros... ya hasta les había explotado. Dentro de poco el salón empezó a oler de muchas formas según cada quien y después de un tiempo ya habían terminado todos de preparar.

--Muy bien, los felicito a todos, pero he de decir que las mejores pociones fueron por parte de la señorita Evans y señor Pendragon, por favor un aplauso -Slughorn empezó a aplaudir y le siguieron los demás-. Bien señores, la clase terminó, por favor tapen sus calderos y salgan en orden, no queremos un accidente aquí -los estudiantes hicieron caso, los últimos en salir fueron el trío de Hufflepuff, pero el profesor los detuvo-. Aaron, puedes acercarte un momento.