𝕊𝕆𝕌𝕃𝕄𝔸𝕋𝔼𝕊 •|ʀᴇᴍᴜꜱ ʟᴜᴘɪɴ x ᴏᴄ ᴍᴀʟᴇ|•

𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈: 𝐄𝐥 𝐚𝐝𝐢ó𝐬

No faltaba mucho para que Harry y sus amigos acabaran su quinto año, pero hubo un incidente, Voldemort se metía en la mente de Harry para hacerlo ver cosas que estaba haciendo o que pasarían, entre esas visiones Voldemort le hizo ver que estaba maltratando a Sirius para que le diera la profecía que había en él y Harry.
Harry y sus amigos -Hermione, Ron, Ginny, Luna Lovegood y Neville- fueron al ministerio en dónde Harry había visto a Voldemort torturar a Sirius, pero cuando llegaron no había nada, no estaban ellos, pero en su lugar vieron la profecía que tenía el nombre de Harry y entonces en ese momento llegaron los mortífagos entre ellos estaban Lucius Malfoy y Bellatrix Lestrange, prima de Sirius Black y hermana mayor de Narcisa y Andrómeda.

Empezaron una batalla ahí por la profecía, los chicos se defendieron como pudieron y escapaban hasta encontrar la salida, y cuando la encontraron los llevó a una caída de muchos metros que si no fuera por un hechizo levitador hubieran salido muy mal heridos, en esa sala se encontraba un arco de piedra con un velo blanca dentro de éste. En ese instante Lucius junto con los demás mortífagos habían llegado, éstos habían capturado a cada uno de sus amigos mientras ponían sus varitas amenazando con matarlos, mientras que Lucius hablaba con Harry.

–Eres tan ingenuo para creer… que unos niños iban… a detenernos…  -Lucius hablaba con burla-.  Esto es así de simple…, querido Potter, dame la profecía o verás a tus amigos… morir…  -Harry miraba a sus amigos con duda y miedo.

–No se la des Harry  -dijo Neville, quién fue callado por Bellatrix cuando presionó más su varita en su cuello. Pero Harry no tenía más opciones, los habían desarmado, estaban indefensos y no quería ver a sus amigos morir, así que sin más queja, le dió la profecía a Lucius. Éste miró la esfera con gran felicidad de poder entregarle esto al señor, pero en ese instante sintió a alguien detrás suyo.

–Alejate de mi ahijado  -dijo Sirius para posteriormente golpear a Lucius con tal fuerza que cayó al piso, soltando la profecía haciendo que se rompiera. En ese instante los Aurores llegaron, más Remus, Liam y Nancy. Todos empezaron a pelear con los mortífagos y otros escoltaron a los chicos mientras los protegían-.  Escúchame, quiero que salgan de aquí.

–¿Qué? No, yo me quedaré contigo…

–Eso nunca, lo has hecho muy bien Harry, pero es momento de que nosotros nos encarguemos.  -Sirius se alejó de Harry para ir a pelear con los mortífagos, ayudaba a Nancy con un mortífago, pero luego se unió Lucius, así que mientras Nancy se encargaba del otro mortífago, Sirius se encargaría de Malfoy y como se esperaba, Harry se unió a la batalla haciendo caso omiso a lo que Sirius le dijo.

Los tres estaban peleando cerca del arco de roca, mientras que los demás de la Orden se encargaban de los demás mortífagos alrededor de toda la cámara de la muerte. Liam y Aaron pelaban juntos con dos mortífagos, Remus igual, de igual forma Alastor Moody y Tonks quien trataba de vencer a Bellatrix. Sirius, Nancy y Harry se encargaban de Lucius y otro mortífago que se había unido; Harry logró desarmar al mortífago y luego Nancy se encargó de aturdirlo y lanzarlo lejos de ellos, luego Sirius fue quien se encargó de Lucius, le lanzó hechizos para que se concentrara más en esquivar que en atacar, hasta que en un movimiento lo desarmó y también lo mandó lejos, así quedaron libres, se sonrieron por haber hecho un gran equipo, pero esa pequeña felicidad se desvaneció por completo…

–¡Avada Kadavra!  -pronunció Bellatrix Lestrange, lo único que se vió fue una luz verde yendo en dirección a Sirius, eso fue lo que se pudo apreciar antes de que todo se volviera negro por lo que acababan de presenciar.

–No… ¡No! ¡No! ¡No!  -en unos segundos de silencio sólo se escucharon gritos desgarrantes de desesperación y suma tristeza e ira, de igual forma se escuchaban llantos dolorosos combinados con los gritos, el responsable de esto… Aaron Pendragon.