── pastel boy !

¡ tres !

Hyunjin se encargó de prestar atención a todo lo que la beta mayor explicaba, anotando las cosas que dictaba junto a las escritas en el pizarrón, manteniendo bien ordenada y completa su carpeta con apuntes. Siempre había sido un estudiante mayormente aplicado, sus notas no podían compararse con las de su compañero Minho, aquel beta era muy inteligente, pero no tenía nada de qué quejarse o envidiar, lograr aprobar las materias era lo único que le importaba.

Pasó el tiempo con calma hasta que el timbre sonó otra vez, indicando el final de ese módulo, la profesora se despidió y los alumnos comenzaron a levantarse de sus lugares para salir del salón y aprovechar comer algo en la cafetería.

Hyunjin realizó la misma acción que el resto, guardó sus útiles y esperó a su amigo para así ambos salir juntos, charlando animadamente hasta llegar a su destino, donde cada uno tomó su propia comida, sentándose en una de las mesas que habían denominado como suya y donde los esperaba un sonriente omega de cabello castaño, apartando algunos cabellos de su muy lindo y perfecto rostro.

Seungmin era un omega atractivo, con su radiante sonrisa y aquellos ojos de cachorrito, y que sin duda destacaba bastante sobre los demas, llamando la atención de todos los alumnos. Los betas y alfas intentaban conquistarlo mientras que otros omegas se sonrojaban ante su presencia, lástima para todos estos que aquel hermoso chico ya tenía a alguien en su vida.

— Buenos días, Minnie —saludó Hyunjin, sentándose a un lado del chico con Jisung a su lado.

— Buenas, Seung —saludó igualmente el azabache, con su tono confiado y su sonrisa brillante.

El menor sólo negó con la cabeza, sonriente.— Buenos días, chicos, ¿qué tal la clase? —comenzaron a comer mientras la conversación iba surgiendo.

— Aburrida como siempre pero no hablemos de clases ahora, mejor hablemos de otra cosa —sonrió con picardía el beta, volteando a ver al rubio, quien le devolvió una mirada confusa.

— ¿Por qué me miras así, cara de ardilla?

— No te hagas el tonto, es momento de que nos cuentes qué sucede entre tú y el chico pastel, han estado bastante unidos ultimamente~.

— Ohh, cierto, cierto —le dió la razón Seungmin, dando una mirada coqueta a su amigo omega—. Ya dinos qué pasa con Jeongin~.

— Pe-pero qué cosas dicen, par de tontos, no hay nada entre nosotros, Jeongin es mi amigo —respondió con nerviosismo, pudiendo sentir como sus mejillas comenzaban a arder,  probablemente con un rojo posándose en estas y extendiéndose hasta sus orejas—. Además, él es un omega y los omegas no deben salir entre ellos... —murmuró desviando la mirada, su ánimo pareció disminuir un poco ante esto, ante esa realidad donde sus lobos no podían estar juntos, y aquello lo confundía, ¿por qué su lobo parecía anhelar tanto a ese chico?

Las miradas entre asombradas y confundidas de sus amigos sólo lograron que él se confundiese aún más, ¿había dicho algo mal?

— Hyunjin... ¿aún no te has dado cuenta? —preguntó el menor.

¿Darse cuenta de qué?

— Hyunjin, Jeongin es un a- —su frase no pudo terminar de ser dicha, ya que un saludo demasiado fuerte y animado lo interrumpió, ahora, al lado de su mesa, se hallaba aquel hermoso y sonriente pelirrojo.

La mirada de Hyunjin se perdía en esa brillante expresión, con sus hoyuelos reluciendo.

— Hey, buenos días, hyungs~ lamento la intromisión pero he venido a llevarme a Hyunjin-hyung —volteó su mirada al mencionado—. ¿Te gustaría venir a comer en nuestra mesa?

— Y-yo...

— Por supuesto que va, vamos, Jin, no dejes a tu amigo esperando, ya nos veremos en el segundo receso —Jisung lo levantó y comenzó a empujarlo hacia Jeongin, provocando un pequeño choque contra su pecho que logró alterarlo; otra vez, aquel tranquilo olor inundaba sus fosas nasales y lo dejaba en un suave transe.

El rubio asintió con la cabeza mientras se alejaba rápidamente, la pequeña sensación de pánico posándose en su pecho, pero decidió ignorarla mientras tomaba su charola y se alejaba de la mesa de sus amigos.

— ¿No crees que deberíamos decirle? —preguntó Seungmin una vez los dos chicos estuvieron lejos.

— Creo que deberíamos dejar que lo descubra por su cuenta.