¡ nueve !

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— Escuchen —habló Seungmin, rompiendo con el pequeño silencio que les acompañaba mientras caminaban por los pasillos del instituto, simplemente relajándose luego de haber salido de un examen de matemáticas, los números podían ser muy estresantes, sobre todo cuando pasabas noches con tu cabeza perdida en Jeonginlandia debido a las tardes que pasaban juntos.

El pelirrojo necesitaba ayuda en inglés y como Hyunjin era un experto, había decidido ayudarlo y darle una mano. Las clases de tutoría eran de lo más divertido a su lado, concentrándose al menos una hora en aprender los temas antes de simplemente perderse en una animada charla, tirarse en la cama de Jeongin al acabar las tareas y conectar sus miradas entre cálidas sonrisas. Sus ojos brillando de tantos sentimientos que estaban guardados y gritaban por ser dichos pero que parecía que ninguno se animaba a soltarlos aún.

— ¿Qué sucede? Suelta la sopa, Kim —respondió Jisung, dándole un sorbo a su leche de fresa, golpeteando con su dedo índice la caja rosada mientras esperaba una respuesta.

— Felix, ya saben, el amigo de Chan, piensa hacer una fiesta este sábado en su casa y nos invitó a todos~.

— Interesante~ —sonrió con picardía, apoyándose sobre Hyunjin para colgarse de sus hombros.

— Hey, salte de encima que pesas —dijo esta vez el más alto, una pequeña queja sin serlo realmente mientras intentaba alejar al beta de encima suyo o al menos caminar correctamente con el peso extra.

— ¿Me estas llamando gordo? —exclamó, con una mano en su pecho y una expresión ofendida demasiado exagerada en su rostro mientras se alejaba.

— Y los dramáticos somos Hyunjin y yo —soltó Seungmin, rodando los ojos con diversión ante el puchero del contrario.

— Ustedes son muy malos amigos —los acusó, señalándolos a ambos con su dedo antes de darle otro sorbo a su bebida—. Pero en fin, opino que deberíamos ir, será divertido, los tres juntos en una animada fiesta llena de alcohol, música y sobre todo comida chatarra.

— Realmente sólo quieres ir por la comida —dejó escapar una risilla Kim mientras negaba con la cabeza y el contrario le guiñaba un ojo.

— Me conoces muy bien~. Pero bueno, ¿quién puede decirle no a la comida y bebidas gratis?

— ¿Estás seguro de que sólo vas por eso? —movió las sus cejas de arriba a abajo, riendo al ver como hasta las orejas del beta se ponían rojas— ¿Y no que también vas por cierto beta con pecas? —se acercó cada vez más, listo para comenzar a molestar a su amigo.

— Y-ya cállate, tonto —lo alejó, desviando su mirada mientras escuchaba la risa de los omegas.

— En fin, de todos modos ya estaba dentro, el otro día salí de compras con Chris así que tengo ropa nueva que quiero estrenar.

— Oh~. Así que este omega se prepara para tener a todos a sus pies~ —su sonrojo se había calmado un tanto cuando el castaño comenzó a hablar nuevamente, recuperándose rápidamente de la vergüenza anterior y acercándose para codear a su amigo, obteniendo una suave risa como respuesta.

— Nadie se resiste a mis encantos pero mi corazón ya está tomado —le siguió el juego, posando una mano en su pecho.

— Es una lástima —continuó, con una expresión de falsa decepción en su rostro—. Pobres de los betas y alfas que nunca llegarán a alcanzarte.

— Una pena por ellos pero yo soy inalcanzable —exclamó, golpeando su cabello castaño a un lado antes de que los dos riesen al unísono tras su pequeña escena.

— Bueno, ¿qué hay de ti, Jin? —volteó a ver a su amigo, cuya mirada estaba perdida en el suelo—. Jin —lo sacudió suavemente, trayendo al chico devuelta a la realidad.

— Uhm, ¿qué? Lo siento, me distraje un momento.

— ¿Qué sucede, Hyun? Te ves perdido últimamente —comentó preocupado el menor.

— No es nada, es sólo que mi cabeza anda un poco confundida.

— ¿Con qué? —se animó a preguntar Jisung, dispuesto a insistir todo lo que sea necesario para sacarle una respuesta al rubio y ayudarlo con lo que sea que estuviese atormentándolo, pero justo el timbre tuvo que sonar y arruinar eso, viéndose obligados a volver a clases.

— No es nada, les aseguro, así que no se preocupen —respondió antes de que entrasen al salón, ofreciéndoles una pequeña sonrisa, esperando que dejasen las preguntas de lado, al menos por el momento.

Demasiadas cosas rondaban en su cabeza, creando conflictos y un desorden en su pecho; la salida al parque, las tutorías con Jeongin, cada momento a su lado se sentía diferente, especial, y el número de veces en que sus rostros habían estado a escasos centímetros del otro estaba aumentando, pero sólo se quedaba ahí, entre un espacio que no se animaba a cortarse y una tensión que no se resolvía, los dos temerosos a dar el primer paso hacia algo más.

Dios, su cabeza y pecho eran un total desastre, ¿por qué ese omega tenía que alterarlo tanto?

— ¿Qué se supone que debo hacer? —murmuró a la nada, con su brazo cubriendo sus ojos y la espalda hundiéndose contra el colchón de la cama, al fin en la comodidad de su cuarto, ignorando las tareas pendientes que aún tenía por hacer.

── pastel boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora