¡ dieciocho !

224 28 2
                                    

Jeongin sostuvo sus caderas con más firmeza, dándole vuelta para poder recostarlo con cuidado sobre el colchón, posicionándose encima suyo mientras continuaban besándose; el omega ahora envolviendo sus piernas en las caderas del contrario, buscando más fricción y contacto hasta separarse jadeantes en busca de aire.

El pelirrojo comenzó a repartir pequeños besos alrededor del cuello y hombros de Hyunjin, provocándole pequeños risas y suspiros antes de dejar una marca que le sacó un jadeo. Yang, se separó, y sonrió ante el puchero del mayor.

— T-tonto —le dió un pequeño golpe en el hombro—. Deja de ponerme de esta forma.

— ¿Así cómo? —preguntó con falsa inocencia.

— Así de caliente —respondió directo y con sus mejillas ardientes mientras besaba nuevamente al alfa.

— Vaya~ —soltó con burla al separarse—. Mi hyung tiene una boca atrevida~.

— Silencio, mocoso —tomó la almohada a su lado, golpeando el rostro del menor quien reía divertido y tomaba la almohada que quedaba, creándose una pequeña guerra.

Ambos reían mientras jugaban, tirándose encima del otro en ciertos momentos para robar un pequeño beso entre medio de la batalla, desordenando las sábanas de la cama en el proceso.

— Ríndete, hyung, nunca me ganarás —exclamó determinado el alfa de pie en la cama, señalándolo con su almohada como si fuese una espada y ambos estuviesen en un duelo.

— Oh, eso es Io que tú crees, Jeonginnie —respondió con la misma determinación y tono egocéntrico.

Sus armas chocaron mientras se miraban con una sonrisa desafiante antes de atacar, repartiendo golpes por todos lodos, la habitación llenándose de escandalosas risas y un grito cuando Jeongin casi se cae de espaldas de la cama pero por suerte pudo mantenerse de pie, así que decidieron cambiar el campo de batalla al suelo.

Al final terminaron con una almohada rota, pequeñas plumas esparcidas por todas partes, y los dos bastante cansados cuando se dejaron caer en el colchón, con brillantes sonrisas dibujadas en sus labios, sus respiraciones agotadas y aún pequeñas risas soltadas. Voltearon a verse, ubicándose de costado para que sus miradas llenas de amor pudieran chocar con la otra, entrelazando de a poco sus dedos.

— Te amo —susurró el pelirrojo cerca del oído contrario cuando se acercó a su rostro.

— Yo también —correspondió Hwang con el mismo tono bajo de voz, sus labios ahora rozando antes de fundirse en otro beso, con el alfa ubicándose nuevamente encima suyo.

Dios, adoraban el sabor de los labios contrarios y la sensación electrizante que les recorría por todo el cuerpo al conectarlos.

— ¿Qué opinas de ver una película? —propuso Jeongin al separarse, aún esparciendo pequeños besos por sus labios, el rubio asintió con la cabeza en respuesta.

El alfa se levantó de la cama, tomando su computadora portátil del escritorio donde se hallaba, mientras el más alto se sentaba mejor encima del desorden con sus piernas cruzadas, dejando caer su cabeza en el hombro del menor cuando éste regresó a su lado. Buscaron qué ver en el aparato y terminaron reproduciendo una película animada de Pixar, luego envolviendo alrededor de ambos una manta que habían tomado en medio del lío anterior.

Hyunjin deseaba quedarse en ese momento para siempre, con sus aromas mezclándose en un sólo olor, sus dedos entrelazados debajo de la tela de la manta y pequeños besos dados a lo largo de la película.

¡ ☁︎ !

Era tarde, la luna y las estrellas brillaban en el cielo nocturno, y se filtraba una leve luz por la ventana del cuarto; era un ambiente tranquilo y silencioso, pero un pequeño sollozo rompió con este.

Lágrimas resbalaban por sus mejillas, y mordía su labio inferior en un intento de callarse mientras se aferraba al pelirrojo y se ocultaba en su pecho; los recuerdos de lo sucedido la noche anterior seguían atormentándolo. Las crueles palabras de su madre, las miradas de otros alfas y betas, las sucias manos de quien lo tocó, se sentía tan asqueado consigo mismo, aún con un día tranquilo y lleno de calidez, los recuerdos llegaban para lastimarlo y hacerle sentir tan patético.

— Hyung... —un susurro somnoliento lo detuvo, temblando mientras intentaba regular su respiración.

— L-lo siento, n-no quería despertarte —tartamudeó hipando.

Sintió las cálidas manos del alfa tomar su rostro, sacándolo de su escondite para verse bajo la tenue luz de la luna.

— ¿Qué sucede? —su tono siempre era tan suave.

— Y-yo... —se abrazó a sí mismo—. Soy u-una gran decepción para todos, soy débil, patético y si-sigo sin comprender cómo puedes amarme cuando s-soy un total desastre.

— Eso no es cierto —respondió firme, buscando su mirada—. No eres débil, hyung, aún con todo lo que sucedió sigues aquí, de pie, avanzando —acarició su mejilla, limpiando las lágrimas que había en esta—. Eres una persona fuerte y hermosa, Hyunjin, no dejes que nadie te haga creer lo contrario.

— Jeongin... —susurró—. Te amo, te amo tanto.

— Yo también te amo —besó su frente, nariz y mejillas, provocándole una suave risita al rubio ante el cosquilleo de sus labios tocando cada centímetro de su rostro—. Eres perfecto y amo cada parte de ti —unió sus labios en un suave beso lleno de amor y dulzura, junto a un tenue sabor salado por culpa del llanto.

El pensamiento de días antes volvió a su cabeza, y sonrió con más confianza al separarse y ver a Jeongin entre la visión borrosa causada por las lágrimas. No era débil, era fuerte y no dejaría que su madre o cualquier otra persona volviese a hacerle sentir de otra manera.

Los omegas también eran fuertes sin importar lo que otros dijesen y era momento de empezar a hacer frente.

── pastel boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora