¡ diecisiete !

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— Sí, chicos, estoy bien —volvió a repetir su respuesta a través de la llamada, escuchando la misma pregunta de cómo se encontraba una y otra vez, Jisung y Seungmin estaban del otro lado de la línea, alterados y preocupados por él.

Desde un comienzo estaban bastante preocupados al ver a su amigo no controlarse con el alcohol, podían notar lo apagada que estaba su mirada junto a sus bruscas respuestas cuando intentaban acercarse a él para ayudarlo. Lo último que supieron al final de la noche, fue que Jeongin lo había llevado a su casa, y al día siguiente Hyunjin fue bombardeado por mensajes y llamadas perdidas, hasta que finalmente los contactó para explicarles todo lo que había sucedido.

— Que bueno que estés bien, estábamos tan preocupados.

— Al menos ahora estás con Jeongin y él te cuidará muy bien, estoy seguro de ello —animó la conversación el beta.

— Sí... —una pequeña sonrisa se plantó en sus labios, a pesar de todo lo malo, seguía teniendo al pelirrojo y a sus amigos a su lado.

— Hyung —llamó Jeongin mientras tocaba dos veces la puerta antes de abrirla.

— Voy a colgar, los llamaré más tarde —se despidió, soltando una pequeña risa mientras escuchaba a sus amigos molestarlo antes de que se despidieran igualmente, luego colgó la llamada, fijando su atención ahora en el menor.

El pelirrojo traía una bandeja con el desayuno, había un jugo de naranja y unas tostadas con mermelada. Hyunjin sonrió con cariño, se sentía cálido ahí, con las prendas de Jeongin puestas que le brindaban comodidad y le permitían a su lobo calmarse al sentir su aroma, las feromonas del alfa lo mantenían relajado.

— Lo preparé yo mismo, disfruta —se acercó hasta él, sentándose a su lado para dejar la bandeja en su regazo y acariciar su cabeza con dulzura, ofreciéndole una brillante sonrisa con hoyuelos—. Verás que soy todo un experto tostando pan —bromeó con una pose orgullosa, provocando que el omega sonriese divertido.

— También eres como un bebé pan~ —siguió con el juego, acercándose—. ¿Debería comerte? —fingió darle una mordida, riendo al escuchar la contagiosa y suave risa de Jeongin, intercambiando miradas brillantes—. Gracias —besó su mejilla antes de darle un mordisco a una de las rodajas de pan, disfrutando del sabor de la mermelada de fresa que traía encima.

Un silencio cómodo los envolvió mientras comía, dejando su cabeza caer en el hombro del menor mientras este peinaba los cabellos de su nuca.

— Hyung... —su tono se tornó un tanto más serio y Hwang dejó la bandeja vacía en la mesita de luz al lado de la cama antes de volver a sentarse y escuchar lo que el chico tuviese para decir—. Creo que deberías volver a casa... tu familia debe estar preocupada por ti.

— Yo... realmente no quiero hacerlo —abrazó sus piernas, apoyando la barbilla en su rodilla—. No quiero enfrentar a mi madre ahora...

— Puedes contarme lo que sucede, siempre estaré aquí para ayudarte —le ofreció seguridad, tomando su mano y entrelazando sus dedos, admirando ambos la unión entre las extremidades.

— Ella... —dudó unos segundos si hablar o no, pero al final lo hizo tras un suspiro—. Siempre ha sido muy estricta en cuanto como debería actuar y lucir un omega, por años he seguido sus reglas pero al final terminé estallando y peleamos la noche antes de la fiesta, huí de casa cuando se fue y luego recibí un mensaje —le pasó el celular, permitiéndole leer lo que contenía dicho texto, y pudo notar por el rabillo del ojo la mueca que se formaba en el rostro del menor—. No quiero enfrentarme a ella luego de esto...

— Hyung... sabes que no es cierto, ¿verdad? —silencio— Jin... —su voz ahora sonaba triste, no le gustaba que aquel precioso sol se sintiese inseguro por culpa de esa alfa.

— Y-yo... ya no sé qué sentir, Jeongin, ayer me sentí tan asqueado y decepcionado de mí mismo.

Con cuidado, el pelirrojo lo sacó del escondite de sus piernas, tomando su cintura para atraerlo hasta él, sentándolo encima de su regazo mientras lo abrazaba con fuerza.

— Eres hermoso, hyung, ayer te veías increíble y los anteriores días a ese también; ya sea con ropa oscura y ajustada o con una prenda más suave y simple de tonos pasteles, nunca dejas de ser hermoso —tomó con cuidado su rostro, alzándolo para que sus miradas se conectasen—. Incluso en este momento con el cabello desordenado y mi pijama puesto, sigues luciendo igual de bello —plantó un delicado beso en su frente, las palabras llegaban a lo más profundo del pecho del mayor— Eres perfecto.

Pequeñas lágrimas se acumularon en sus ojos para comenzar a caer recorriendo sus mejillas, sollozó suavemente mientras se embriagaba de la calidez del alfa, su corazón latiendo felizmente tras sus palabras.

— T-te amo —murmuró entre pequeños sollozos, con su rostro oculto en el cuello del contrario, su nariz ubicándose en sus glándulas de olor para olfatear con fuerza, la tierra húmeda que soltaban sus feromonas le traía una mayor paz, liberando las suyas propias, un dulce aroma a cítricos mezclándose en el aire.

— Y yo a ti —correspondió, mirándose a los ojos antes de fundirse en un beso lleno de sentimientos.

── pastel boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora