¡ dieciséis !

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Me tienes tan decepcionada, Hyunjin, escapándote para ir a una fiesta, luciendo seguramente como una puta. Eres una completa decepción.

Las palabras de su madre dolían tanto, lo hacían verse al espejo con disgusto y rechazo, ¿realmente estaba luciendo ahora como una puta? Mostrando demasiada piel, marcando su delgada y pequeña figura, mostrándose así ante todos; casi quiso vomitar al verse.

Y todo parecía empeorar una vez salió del baño, decidiendo simplemente olvidar todas sus preocupaciones entre más y más alcohol, cosa que preocupó a sus amigos a quienes no les dió una respuesta, simplemente se apartó de ellos, casi gritándoles con que le dejasen en paz cuando le pidieron que parase, arrepintiéndose rápidamente de su reacción y huyendo más lejos.

Esos amigos tuyos son tan mala influencia, mira en lo que te convirtieron. Desobedeciendo a tu madre.

No, ellos no tenían la culpa de nada, ellos le ayudaron a vivir. Nunca lo criticaron por vestirse con ropa suave, jamás lo juzgaron por su forma de ser, no lo obligaron a hacer algo si no quería, ni siquiera le obligaron a ir a esa fiesta y vestirse de esa forma, él lo hizo porque quería. Ellos lo apoyaban en todo y le daban la fuerza que necesitaba para comenzar a vivir su vida.

Estaba tan frustrado, tan lleno de emociones y con el alcohol nublando cada parte de su conciencia que no notó cuando las cosas comenzaron a empeorar cada vez más. Estaba tan perdido en los problemas que rodeaban su cabeza que no notó a aquel alfa borracho acercarse, hasta que fue demasiado tarde y estuvo acorralado contra la pared, las grandes manos apresando sus muñecas y agarrándolas con fuerza, probablemente dejando una horrible marca.

Estaba asustado, alterado, removiéndose para poder soltarse del firme agarre, ¿dónde estaban los demás? ¿Qué tanto se había alejado del grupo? ¿Si gritara ellos podrían escucharlo? ¿Alguien iría a ayudarlo?

Aquel alfa estaba susurrándole palabras asquerosas mientras se atrevía a tocar su espalda, adentrando una mano por debajo de su camisa, sus dedos rozando su piel y, por más que Hyunjin intentaba alejarlo, no podía.

Odiaba ser un omega y sentirse tan débil.

Odiaba que aquel alfa estuviese usando su voz de mando para mantenerlo quieto mientras sus manos tocaban sus piernas, odiaba como estaba vestido por como aquel chico le decía lo provocativo que se veía, como estaba rogando por eso, por ser tocado por algún alfa.

Pero Hyunjin no quería eso, no quería que nadie lo mirase, solamente quería sentirse bonito, no había nada más, ¿es qué acaso las personas no podía entender eso? Estaba siendo tocado por manos que lo hacían sentir sucio, temblando bajo el cuerpo de ese tipo quien parecía sólo excitarse más al verlo, necesitaba ayuda, necesitaba a Jeongin, necesitaba a su alfa.

Alfa, ayúdame.

Llamó su omega, y Hyunjin se sorprendió ante eso, ¿Jeongin era un alfa? Oh, dios, fue tan estúpido como para no darse cuenta, creó su propio criterio sólo por como el chico vestía, siendo igual que su madre al juzgarlo por sus prendas. Pero ese no era el momento para pensar sobre ello, tenía que quitarse a ese chico de encima.

Por suerte, su llamado fue escuchado y todo pasó tan rápidamente que se sintió como un parpadeo, de pronto vió al alfa caer al suelo ante el golpe del pelirrojo, escuchó maldiciones y murmullos, rodeado por un grupo de gente se encontró con aquellos ojos que lo miraban con preocupación; Yang lo abrazó con cuidado, con cariño, permitiendo que se desmoronase por completo mientras estallaba en llanto.

Salió de aquella casa con Jeongin, subiéndose a su espalda cuando este le ofreció cargarlo, aferrándose a su cuello mientras sollozaba.

El joven alfa se encaminó hacia su hogar, tenía suerte de vivir cerca. Cuando abrió la puerta, notó que todo estaba apagado, significaba que sus padres estaban durmiendo; suspiró de alivio, no estaba para explicar la situación sobre porqué traía a un omega llorando en su espalda cuando lo más importante en ese instante era cuidar de Hyunjin y calmarlo.

La principal idea del pelirrojo había sido llevar al mayor a su hogar, ya que quizás se sentiría más cómodo estando allí aún si su lobo estaba en contra de eso y sólo quería envolver al omega, bañarlo con su propia calidez, y plasmar su olor en él para que nunca nadie se atreviese a tocarlo de esa forma otra vez. El rubio, no obstante, negó desesperado por la idea de volver a casa, no quería encontrarse con su madre, no quería ver la mirada llena de asco y decepción que esta le daría, ni escuchar como le diría que tenía razón, porque en ese momento se sentía un gran asco y estaba tan decepcionado consigo mismo, toda la confianza que alguna vez tuvo y se esforzó por mantener ahora desapareciendo rápidamente.

Caminaron hasta el cuarto del menor, más bien, Jeongin caminaba mientras cargaba al omega en su espalda, y al estar dentro dejó con cuidado a Hyunjin en la cama, acostándose a su lado para acercarlo a su pecho. El mayor se aferró rápidamente, escondiendo su rostro y buscando desesperadamente el contacto de Yang, esperando olvidar esas asquerosas manos que lo tocaron antes.

— Tranquilo, hyung, ahora estás a salvo —susurró en su oído mientras lo envolvía entre sus brazos, ofreciéndole una sonrisa dulce y llena de cariño junto a una caricia cálida en su mejilla cuando posó su mano, tocando su piel con la yema de su pulgar y creando pequeños dibujos imaginarios; los ojos de Hyunjin se llenaron de lágrimas nuevamente mientras se fundía en esa calidez, ocultando su rostro en la palma del alfa.

Jeongin siempre era tan dulce con él, cuidándolo en cada momento, proporcionándole su olor a tierra húmeda para que pudiese relajarse mientras lo acunaba y tarareaba una suave melodía, besando cada porción de su rostro, bañándolo de tanto amor que sentía que su corazón explotaría en cualquier momento.

— Te amo, Hyunjin —susurró con dulzura, con tanta sinceridad que no Hwang no pudo evitar sollozar ante ello, ¿cómo esa hermosa persona podía amarlo tanto?

— ¿P-por qué? Soy tan patético —su voz era débil y rota al hablar—. Soy horrible.

— Eso no es cierto, eres la persona más hermosa que he conocido y no hay nada en este mundo que me haga cambiar de opinión —la sinceridad en su voz le hacía preguntarse si realmente merecía ser amado por ese alfa, Jeongin era hermoso, perfecto, y él solo era un patético y feo omega—. No pienses tanto y descansa, hyung —besó por última vez su frente y Hyunjin se relajó entre los brazos que lo sujetaban, escuchando la suave voz del menor tararear una dulce melodía, cayendo dormido rápidamente debido a lo agotado que estaba por el alcohol y el llanto.

── pastel boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora