Capítulo 9

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Melissa.

Escuchó retumbar en mis oídos el nuevo sencillo de Arjona, "Viaje", lo amo, pero quiero que se calle.

Despierto y mi móvil no para de sonar, es mi tía llamando, cuelgo y pongo el celular en modo vibrador, tengo mucho sueño. Trato de dormir, pero ya el sueño se me espantó. Me levanto y veo que son las 14:03, dormí un montón.

Me doy una ducha y luego me coloco un vestido a la rodilla azul celeste de tirantes, y vaporoso de la cintura hacia abajo, calzo unas baletas café y cepillo mi cabello; mi estómago ruge, desde no sé que hora no le doy algo que no sea alcohol, decido salir a comer algo fuera y conocer un poco más la ciudad, busco un abrigo ligero y una cartera.

Al salir del edificio le pregunto al portero, un señor de unos 45 años, acerca de la zona comercial, el me indica amablemente y me voy caminando.

A mi alrededor hay edificios igual de elegantes al mío, y por fin encuentro un parque con negocios cerca, hay un restaurante chino y me dirijo a él, el lugar es cálido y acogedor, elijo una mesa cerca de la ventana para observar el parque, los transeúntes, y el ajetreo de la ciudad.

Pido unas lumpias como entrada y una porción de arroz chino como fuerte, está delicioso, lo acompaño con una coca cola, soy adicta a ella. Después de comer, camino en el parque y me reprendo por no traer un libro, habría sido perfecto leer bajo un árbol con el sol ocultándose. Veo a las parejas darse amor, y me lleno de nostalgia. Hace mucho que no hago eso, desde Aaron, en el fondo lo extraño.

Las horas pasan y vuelvo a casa con aspecto melancólico, se supone que debo estar feliz, mañana por fin empezaré a trabajar y conoceré a mi caritativo jefe.

☆☆☆

La alarma del celular suena a las 6 en punto, me levanto animada y nerviosa pero enciendo la radio en una estación vallenata y canto mientras me ducho y preparo el café, no puede faltar.

Me visto con la falda tubo gris, la camisa blanca de vestir mangas largas y tacones negros, me maquillo suavemente, resaltando mis atributos, rizo las pestañas y me aplico un brillo labial rosa, el rubor no es necesario, el frío ha hecho un gran trabajo sonrojandome. Peino mi cabello en una coleta alta, dejando el flequillo caer en mi lado izquierdo. Elijo un bolso mediano negro, y empaco lo necesario. Me pongo unos aretes prudentes y mi reloj que nunca puede faltar. Soy adicta a la puntualidad, por lo tanto siempre llevo reloj.

Son las 7 y me dispongo a salir. En el ascensor me encuentro con una pareja mayor, aproximadamente de la edad de mis padres lo cual me trae buenos recuerdos, ellos me saludan amablemente y señalan que viven en el apartamento al lado del mío, me regaño por no presentarme ante mis vecinos antes. Son los señores, Blanquicet y me invitaron a cenar mañana, ¡genial!
Nos despedimos, ellos van al parque a ejercitarse y yo hacia la parada de buses, gracias a Dios, hay asientos disponibles y miro por la ventana a la capital.

Llego a mi destino y por poco me desmayo ante el esplendor de esta empresa, es obvio, diseñada por los mejores arquitectos colombianos. Me encamino hacia la recepción y una señora me recibe:
-Buenos días, estoy aquí para las pasantías -digo.
-Señorita Berrocal, la están esperando, suba al piso 12, el piso administrativo -responde sonriente.
Voy al ascensor y hay personas elegantes, ¡wao!. Llego al piso 12 y una Wendy emocionada me recibe en un abrazo.
-Hola ami -dice.
-¿Ami? -pregunto.
-Abreviatura de amiga, tonta. ¿Cómo estás?
-Obviamente emocionada y nerviosa.
-Te entiendo, pero tranquila. El jefe, que está buenísimo, no te fijes en él, es mío, aunque él no lo sabe, es relajado y te atenderá muy bien -comenta Wen con los ojos brillantes. Así que le gusta el jefe. Mmm.
-Gracias, eso me relaja un poco, y no te preocupes, no te lo quitaré, ya alguien... me acuerdo de William - respondo pensando en él, en el tiempo que estuvimos juntos.
-¿Alguien Qué? -pregunta Wen sacándome de mis pensamientos.
-No nada, estoy ansiosa.
-Bueno, el Señor Alejandro Keaton, te espera en su oficina, vamos.
Aliso mi falda y acomodo mi cabello, aunque sé que estoy bien, miré mi reflejo en el ascensor, Wendy me guia hacia la oficina al final del pasillo, abre la puerta y lo que veo, me deja petrificada.
¡No puede ser!

Dedicado a Yimel. Gracias por tus opiniones.

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