7. Mía.

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La pelirroja se quedó sin aliento, ¿estaba mal querer a ese hombre entre sus piernas a pesar de no conocerlo bien del todo? Sinceramente no le interesaba, el calor que sentía en su pecho sólo la hacía querer seguir con ese juego sensual que había empezado el peli negro.

Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro del demonio, se alejó un poco; soltando el rostro de la menor en el proceso. La vió desviar la mirada sonrojada, luego no pudo evitar sentirse complacido cuando la pelirroja se acercó un poco más a él, ella quería besarlo, y él lo sabía.

— Veo que entonces sí me extraño, ¿cierto? — Se acercó un poco a el rostro de Natalie, el aliento caliente de ella lo hizo sonreír sobre sus labios. — Su cuerpo es más sincero que usted.

Natalie no respondió, cerró los ojos esperando un beso, uno que anhelaba desde hace mucho.

La mano de Muzan acunó una de las sonrojadas mejillas de Natalie, la cual se frotó contra ella tratando de conseguir más de ese toque que, a pesar de ser frío, le quemaba por dentro.

Sin esperar más, el demonio unió sus fríos labios con los tibios de la humana que le provocaba la locura en segundos, los saboreó delicadamente para darle confianza, pero 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘢𝘣𝘢 𝘱𝘰𝘴𝘦𝘦𝘳𝘭𝘢 𝘴𝘪𝘯 𝘱𝘪𝘦𝘥𝘢𝘥, 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪́𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘻𝘢𝘳𝘭𝘢.

La pelirroja puso una de sus manos en su pecho tratando de alejarlo; necesitaba aire. El azabache se alejó sólo un poco, su mirada rojiza bajó para ver cómo Natalie se aferraba a su traje con una de sus pequeñas manos, mientras la otra se mantenía sobre su propia pierna.

Natalie le imitó y bajó la mirada, acarició un poco la pierna del mayor; esperando consentimiento. La sensación de la falta de aire aún estaba presente, pero no quería desaprovechar la oportunidad.

El azabache la tomó de ambas manos y la puso de pie; esperando que la mujer lo guiara hasta su habitación, y así fue. Lentamente fueron hasta dar con el futón.

Muzan dió un par de pasos hacía atrás, dejando a Natalie algo confundida.

— Quiero que te desvistas para mí. — Las palabras sonaron más cómo una orden, la cual no dudó en obedecer.

Sus manos fueron hasta su yukata, la cuál retiró dejando sus senos expuestos, la mandíbula de Muzan se tensó entre coraje y excitación.

— ¿Sin sujetador? Que traviesa. — Habló en un susurro haciendo que la pelirroja se sonrojara, llevando sus manos hasta sus pechos para cubrir lo que podía; lo cuál era poco. — No te cubras.

Nuevamente sonó más como una orden, sus manos bajaron hasta sus bragas para tomarlas suavemente y bajarlas por sus grandes piernas.

La intensa mirada del mayor no lograba más que excitarla aún más, sentía que esos ojos rojos la atravesaban por completo.

— Si las miradas mataran.. — Susurró para si misma, pero el contrario la escuchó.

Muzan se acercó para rodear la cintura de su amante con un sólo brazo mientras que el otro se dirigió hasta su nuca para acercarla en un beso demandante.

Natalie rodeó son sus brazos el cuello del azabache, sus senos se pegaron contra el pecho ajeno, haciendo que la pelirroja jadeara en medio del beso. Con cuidado se fueron recostando hasta que la menor pudo hablar.

— Quiero verte también.. — Las palabras de la pelirroja llegaron cómo una petición a los oídos de Muzan.

Se alejó de ella para estar de rodillas sobre el futón, retiró su característico sombrero, luego fue por el saco y empezó a deshacerse del nudo de su corbata, todo mientras miraba directamente a los ojos de Natalie; se veía tan exquisita.

La menor no pudo evitar que su sonrojo se intensificara cuándo el mayor retiró su camisa, con ropa se veía tan bien, no se equivocó al imaginar que sin ella se vería mejor.

Muzan tenía un cuerpo digno de admirar.

El azabache sonrió ante la mirada lasciva que mantenía la pelirroja sobre él, tomó una de las piernas de la contraria y la flexionó para luego sonreírle de lado. Sus ojos rojos sólo hacían más exquisita la vista para la mujer debajo suyo.

 Sus ojos rojos sólo hacían más exquisita la vista para la mujer debajo suyo

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— ¿Te gusta lo que ves?

Natalie asintió suavemente, no pudo evitar llevar una mano su boca para evitar gemir cuando la mano de Muzan viajó a su intimidad para acariciarla suavemente.

— No te contengas, quiero escucharte. — El mayor se acercó para besar su mejilla, una vez que la menor retiró su mano le robó un casto beso.

Los labios de Muzan dejaron un camino húmedo hasta el oído de Natalie.

— 𝑉𝑜𝑦 𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑟𝑎. — Sentenció para luego morder su lóbulo con sensualidad.

Y el demonio esperaba no cumplir sus palabras de una forma tan literal, quería a esa mujer por la eternidad a su lado; complaciéndolo.

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ESA FOTO ME CALIENTA MÁS QUE EL SOL EN VERANO.

JAHSJAJDHAHDHA me meo, todavía no termino esto y ya quiero empezar otra historia.

Una pergunta, ¿les gusta Sukuna? /guiño suculento.

Espero lo disfruten. <3

❛ 𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑𝐀 𝐊𝐈𝐁𝐔𝐓𝐒𝐔𝐉𝐈 ┊𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 𝐱 𝐎𝐜 › +𝟏𝟖.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora