El sol entró por la ventana como un intruso, haciendo que Natalie frunciera el ceño con molestia, se removió buscando el cuerpo masculino que la noche anterior le había hecho derretirse de placer.Abrió los ojos con pereza al no encontrar a Muzan a su lado, no pudo evitar sentir tristeza mientras se sentaba cubriendo su desnudez, y su mirada buscaba al menos alguna señal de Muzan. Suspiró mientras se dejaba caer sobre su espalda de nuevo.
— Que noche.. — Mordió su labio mientras recordaba cómo aquel hombre se adueñaba por completo de su cuerpo. — Dios.
Se reprendió mientras cubría su rostro con ambas manos, ese hombre la volvía loca, apenas lo conocía y ya sentía la necesidad de estar con él.
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Muzan gruñó mientras frotaba su sien y a su vez soltaba un pesado suspiro. Ya imaginaba que la noche anterior había sido demasiado buena, hoy tocaba estar de mal humor.
Acababa de asesinar a las lunas menguantes, eran unos malditos inútiles, esperaba que al menos Enmu cumpliera con su misión o de lo contrario tendría que tomar cartas en el asunto.
Sus manos fueron hasta su traje, para acomodarlo un poco, la habitación que compartía con Rei estaba completamente privada de luz solar, en ocasiones pensaba que esa mujer era más estúpida de lo normal.
— ¿Por qué no llegaste a dormir? — Le cuestionó su esposa, quién empezaba a dudar de él.
El peli negro rodó los ojos con molestia para luego girar hacia su dirección y regalarle una falsa sonrisa, como siempre.
— Trabajo, cariño. — Mencionó mientras se alejaba en dirección al baño.
— Es muy extraño, justo hoy una anciana estuvo contándole historias extraña a nuestra hija, ¿sabes? — Las palabras de la mujer hicieron que Muzan detuviera su paso.
— ¿De verdad? ¿historias sobre qué? — Muzan volvió a girar, viendo como la mujer sostenía la cortina con la intención de abrirla y dejar que entre la luz solar.
— Sobre demo- .. — Las palabras de la mujer fueron calladas por la mano de Muzan, quién la había acorralado rápidamente contra la pared.
— Por fin voy a poder librarme de ti y tu insoportable hija.. — Dijo con una sonrisa galante en su atractivo rostro. — Ni tú, ni esa horrenda mocosa vivirán para contar su estúpida historia.
Sentenció para luego por fin romper el cuello de esa mujer que últimamente ya no soportaba, la única mujer a la que quería ver era a esa pelirroja que le robaba el aliento.
Luego se encargaría de la mocosa.
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Tanjiro suspiró mientras caminaba nuevamente por el pueblo dónde vivía la pelirroja, le había prometido flores de glicinia así que se apresuró para poder llegar.
Cuándo vió la casa sonrió y aceleró el paso, pero se detuvo en seco cuando a su nariz llegó ese olor tan horrible que había estado persiguiendo desde la última vez, el olor de Muzan Kibutsuji.
— ¡Señorita Amane! — Gritó Tanjiro con miedo mientras se acercaba a tocar fuertemente la puerta, el olor era muy fuerte.
¿Él le había hecho daño?
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Ni modo, ya va a llegar un poco más de desarrollo tanto para Muzan como para Natalie, aún no tengo nada en mente así que no esperen mucho.
Les adoro, espero que lo disfruten.
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❛ 𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑𝐀 𝐊𝐈𝐁𝐔𝐓𝐒𝐔𝐉𝐈 ┊𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 𝐱 𝐎𝐜 › +𝟏𝟖.
Fanfiction¿Cómo fue que el gran Muzan Kibutsuji se enamoró perdidamente de una simple humana? No lo sabía, cuándo conoció a Natalie supo que sería su completa perdición, su pequeño capricho. Natalie Amane era hermosa, eso era algo que todo Japón sabía, jamás...