Annie:
Y pues si que soy una completa idiota por haber aceptado, pero que más da. Era irme con los chicos o quedarme en Oxford mirando como pasa el tiempo a tráves de la estrecha ventana de mi habitación. Estar envuelta en una manta escuchando "Bad decisions" de Benny Blanco ft BTS no es algo muy emotivo, excepto por que amo esta canción. Apesar de que me parece una pesima idea el echo de que en estos minutos acabo de montarme en el jet privado de "Luke Petranova" y estoy a seis horas con treintrainueve minutos de encontrarme con el odioso de ojos color aceituna , provoca un nerviosismo incontrolable en mi. Al parecer no me quedo claro lo malo que puede ser involucrarse con chicos como el.
Me levanto de mi asiento y me dirijo hacia el baño, no me sorprendo en lo absoluto al encontrarme a Dylan babeando sobre si mismo mientras se encuentra en un profundo sueño. Sigo mi camino y al llegar al baño abro la puerta y termino encontrandome algo realmente arrollador. Luke con el cabello mojado, revuelto y para colmo mirandose con cara sexy en el espejo. Al parecer es un hábito de los principitos rusos el concepto de "love yourself", desearia que mi autoestima fuese asi.
-Ya acabaste, lo que sea que estabas haciendo- dije.
Y solo unos segundos despues el avión dio un brinco como si se tratase de un auto subiendo y bajando colinas de forma desesperada, por esta razón me dan panico los aviones. Ni siquiera note que mis ojos estaban cerrados y me sorprendí al ver que estaba incrustando al pobre Luke contra la pared el cual me abrazaba con delicadeza. ¡Joder! Lo malo de ser mujer es que a veces por lo más mínimo se te revuelven las hormonas, que tal un esquisito aroma a fragancia de arandanos. Amo los perfumes con olores naturales o a fruta, Luke me a dejado anonada con ese olor además de la intensa mirada que me da como si estuviese esperando algo. Nos quedamos abrazados durante unos tres minutos y ni siquiera se porque no lo aparte.
-¿Luke podrías soltarme?¿Por favor?-creó que soné desesperada.
-Pasa algo- dijo de forma apenas audible.
-Es que necesito hacer del uno- difinitivamente mi vergüenza se acababa de ir a la mierda.
...
Ni siquiera sabía cuantas horas habían pasado, solo que en cuanto abrí los ojos me sorprendí al ver en donde me encontraba. La habitación de huéspedes de los chicos estaba a miles de kilometros, pero me encontraba allí tendida en la cama y muy confundida.
-Eres deliciosa- una voz masculina acompañada de un jadeo me dejo desconcertada.
De repente estaba abierta de piernas y una mata de pelos negros color azabache se encontraba entre mis piernas haciendome estremecer de mala manera. Realmente era un experto quien sea que me estuviese haciendo aquel maravilloso oral. La manera en la que su lengua humeda lamía y succionaba mi clitoris era celestial, ni hablar de aquellos movimientos que ni si quiera podrían vencerlos un vibrador.
-¡Joder ricitos!- esta vez no solo una lengua jugueteaba conmigo, si no tambien un alargado dedo.
Estaba demasiado húmeda por lo cual el acceso a mi interior fue demasiado fácil. Pero esa voz, la conocía solo una persona en particular me llama hací. No aguante más y agarre aquella despeinada mata de pelos y alce el rostro del desconocido que se encontraba entre mis piernas.
Ojos verde olivo...cabello negro...un brazo tatuado completamente...
¡Por Dios! Jake estaba entre mis piernas lamiendome y no de una manera sútil.
De repente mis ojos se comenzaron a abrir, ya no me encontraba en casa de los chicos, estaba de vuelta en el avión.
-¡Annie! ¡Despierta!- Dylan gritaba a mi lado.
-¿Qué sucede?-dije exausta.
-Ya hemos llegado ,levantate- delicadamente Dylan me ayuda a pararme de mi asiento.
Mis nalgas estaban realmente adoloridas y ni hablar de mis bragas estaban echas un desastre, en cuanto tomara mi equipaje me cambiaría por una nuevas.
Me encantaría describir la belleza de Moscú en la noche pero, ni siquiera se recrearon pasando por la ciudad. En cuanto llegamos a la salida del aeropuerto una camioneta blindada y por dios menudo corcel, nos recogío pasando de un camino nevado hacía otro.
Mi mandíbula cae automaticamente al suelo en cuanto llegamos a la mansión, parece un jodido hotel de lo grande que es. "Los Petranova" hijos de don Sergei Petranova son los chicos más codiciados de Rusia, tanto por su encanto como por sus trillones. Ya comprendo la razón por la cual nuestro señor Jake es un odioso arrogante. Es espectacular la cantidad de obras y decoraciones de buen gusto que pueden tener en algunos países. La sala de estar es bastante sencilla adornando el lugar el gris y el blanco.
-¡Ya han llegado!- la voz aguda de un hombre resono en el lugar.
Resulta ser que el señor Sergei es un buen hombre según los comentarios de Luke, incluso realiza donaciones a hospitales y orfanatos. Luego de la muerte de su esposa se dedicó totalmente a su negocio mientras se encargaba de dos niños pequeños que criar.
-Un gusto señor, soy Annie Smith- dije con entusiasmo extendiendo mi mano, para luego sorprenderme el fuerte abrazo que me dio.
-No me llames señor, me emociona demasiado saber que mi muchachon al fin tiene novia- mi cara era todo un poema.
¿Novia? Pero Dy y Luke estan juntos ¿Acaso no lo sabe?
Volteo a ver el rostro de ambos y me sorprende la tranquilidad que se muestra en ellos.
-Mi querido Jake es tan afortunado, eres hermosa querida- seguía sonriendo.
¡Jake! Esta diciendo que soy la novia de ese patán. Creo que el viaje le ha echo demasiado daño a todos menos a mí, se nota lo desorientados que estan.
-Es muy bonita verdad, mi cuñado si que es todo un campeón- dijo Dylan.
Maldita mariposa te voy a arrancar las alas.
-Creo que hay una...-ni siquiera pude terminar la frase.
-¡Cariño!- aquella irritante voz me hacia darme cuenta de algo.
Siempre que estuviese serca no dejarían de ocurrirme cosas raras.
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Un Gillipollas En Oxford
RandomSer estudiante de Oxford es bastante complicado, miles de tareas y no tener amigos es la peor combinación que puede existir. Annie Smith tiene un nuevo comienzo cuando abandona a su familia, amigos y país para proporcionarse nuevas opciones, además...