taste | 02

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Ser o no ser.

Se volvió una clase de costumbre, por más que Jisung no quisiera, el tener que ayudar a su mejor amigo con aquella materia que sobrenaturalmente no se le daba. El menor comprendía a la perfección cómo todos los años Hyunjin seguía teniendo que asistir a las clases de verano con múltiples cátedras pendientes; de hecho, lo que no comprendía era cómo no había tenido que repetir curso.

De vez en cuando, se les unía Sihyeon, quien en su lugar tan solo venía a hacerles compañía puesto que su caso era más de indiferencia y descuido, no estupidez crónica –como ella misma catalogó el de Hyunjin–, por lo que no tenía en realidad mucho que estudiar. De todas formas, ya acostumbraba visitar esa casa con regularidad, así que no era nada nuevo –ni nada que Jisung pudiera evitar.

Hyunjin era lo suficientemente audaz, a su manera, para buscar ciertas de formas y/o excusas para tomarse descansos entre las explicaciones de Jisung. Por lo general, al menos cuando estaban solo ellos dos, el pelinegro secretamente también se aprovechaba del respiro. No obstante, era en aquellas ocasiones en las que sorpresivamente asistía la chica, que el ambiente se tornaba algo abrumador para Jisung.

Nunca antes le había dado especial atención, en aquellas pocas veces en las que coincidían gracias a ambos ser amigos de Hyunjin, por lo que le desconcertaba el que desde aquella primera tutoría no dejara de actuar... Extraña.

Se aparecía con prendas atrevidas –sin llegar a ser exagerada– como lo había hecho desde su tan favorecedora pubertad; sin embargo, cuando su amigo en común se distraía al romperse la cabeza con un ejercicio sencillo, ella aprovechaba el momento para bajarse el escote o, como aquella vez, dejar ver sus bragas. Lo tocaba en lugares indebidos y se hacía la desentendida, a la vez que le mostraba caritas verdaderamente incitantes fingiendo inocencia.

No había duda para Jisung, nada de eso era accidental. Y, su posición se reforzaba cada que la atrapaba observándolo y mordiendo sugerente su labio, retorciéndose de manera excitante en su puesto.

Esta vez, Hyunjin puso de excusa el que se le había olvidado sacar la basura y era crucial que fuera a hacerlo justo en ese instante, ya que de no hacerlo se llevaría un molesto regaño de sus padres –quienes no tardarían mucho en llegar, pues tan solo habían salido a hacer las compras. Aquello no era algo tan significativo como a él mismo le hubiera gustado, por lo que tampoco tendría demasiado tiempo a solas.

Para Jisung era un alivio, para Sihyeon una nueva oportunidad para atacar.

—Hey, Jisung —llamó su atención en cuanto Hyunjin hubo desaparecido, colocando con seguridad su mano más lejana sobre el muslo del chico y provocando así que sus pechos se apretaran entre ellos para brindarle una tortuosa vista, a consciencia—... Debes estar realmente harto de lidiar con ese cabeza hueca, ¿Acaso no te gustaría relajarte un rato?

Pestañeó apenas, habiendo sido tomado desprevenido, mas se obligó a regresar a la realidad pues sabía que quedaría como un tonto— Es que... Ehm, bueno, creo que estaría mal distraernos —admitió, haciendo un esfuerzo por no clavar sus ojos en el único punto que al momento le interesaba. Tragó en seco, inconscientemente brindándole a Sihyeon la irresistible vista de su manzana de Adán bajando y subiendo—. Sobre todo, uhm, tratándose de ese cabeza hueca.

—Pero ¿No te gustaría? —insistió en casi un ronroneo, inclinándose todavía más sobre el cuerpo del contrario—. Es decir, a pesar de que esté mal... —sus ojitos lo observaban atentos bajo sus largas pestañas, con esa pinta de inocente y tierno corderito que a Jisung lo ponía cachondo perdido por más que quisiera evitarlo—... Porque, ¿Sabes, Jisung?, Portarse mal se puede llegar a sentir tan bien.

Taste | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora