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Cuentas claras.

Si el haber sido despertados por la madre de Jisung había sido malo –realmente malo, aunque la mujer intentara ocultar su asombro y descontento frente a Sihyeon–, el haber recibido de sorpresa a Hyunjin cuando estaban apenas terminando el desayuno era el mismísimo infierno. Sihyeon se había cambiado a ropa del pelinegro antes de bajar de su habitación y se veía realmente hasta hogareña, suya, totalmente escondida bajo un montón de suave tela extra, y éste todavía no se había puesto camiseta alguna logrando aumentar lo íntimo del ambiente.

Íntimo, claro, hasta que llegó Hyunjin, con las manos dentro de sus bolsillos y una sonrisa casi extraña.

Jisung tapó sus pezones lo más disimuladamente posible.

—Hola —les dijo después de unos segundos viéndose todos, sin saber qué hacer. Jisung se ahogó automáticamente con su tostada, y Sihyeon, todavía viendo a Hyunjin con cautela, se estiró para darle fuertes palmadas en la espalda mientras él seguía tosiendo desesperado. Hyunjin tiró del cuello de su camisa con uno de sus dedos y siseó bajito para reprimir una risa, apartando la vista.

—Hola, Jinnie —soltó en un suspiro Sihyeon cuando Jisung hubo terminado de casi morir, para darle una cálida sonrisa que distaba mucho de toda la ansiedad que sentía por estarse mostrando así ante él.

Estaba modo: «novia de Sung», no modo: «princesita Yeonnie» como siempre. Era... Raro.

—Jinnie —murmuró Jisung, cabizbajo, como saludo.

—Ehm, no tengo intención de pelear con ustedes o reclamarles algo —les informó, yendo a sentarse frente a ellos en la mesa del comedor. Ellos dos lo siguieron con las miradas y zumbaron simultáneamente a sus palabras—... Lixie me dijo que podrían pensar eso si venía aquí sin avisar, pero creí que si de hecho les decía algo Sihyeon huiría por la ventana, así que...

Cierto. Definitivamente.

—Comprensible —asintió Jisung, echándole un vistazo a la chica que estaba rodando los ojos con una mueca grotesca. Cuando siguió hablando, lo hizo casi como con cuidado, medio desconfiando de lo que les había recién dicho. Bueno, podía haber venido sin intenciones de pelear, pero para él seguía siendo una especie de bomba—. Entonces... ¿Vienes a... Hablar sobre ayer?

—No. Dios, no —saltó de inmediato, como espantado, y exageró un escalofrío que a ellos los hizo relajarse un poco. No se veía ni la mitad de tenso que las últimas semanas, así que ambos decidieron que quizá ya la bomba había sido desconfigurada—. No miento al decir que hasta soñé que era yo el que le partía el culo a ese bastardo... Pero eso ya debe ser tema muerto, ¿Eh?

—A favor —resopló Sihyeon, recordando la no tan pequeña y desgastante pelea que había tenido la noche anterior con su novio por aquello. Todavía no estaba muy feliz con el irreparable tema; mejor muerto, sí.

—Perfecto —y sonrió, tan brillante y hermoso como siempre, contagiando a Sihyeon y ella a su vez un poco a Jisung. Igualmente, luego medio frunció sus labios poniéndose un tanto más serio, y repiqueteó con las puntas de sus dedos sobre la mesa. Carraspeó—. Yo... En realidad venía a decirles que he sido muy hijo de puta con ustedes. Y que me disculpo por eso. Y que fue un poquito involuntario, porque en verdad intenté evitarlo...

—Oh~, Jin–

—¡Déjame terminaar! Tengo todo un discurso, Yeonnie~ —anunció orgulloso, estirando los brazos sobre la mesa en una postura relajada, regresando esa su sonrisa—. Lo consulté por llamada con Lix y me dijo que era un cursi, así que creo que está bien...

Taste | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora