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De inseguridades e impulsos.

El lunes, con Hyunjin todavía pegado a Felix –para sorpresa de nadie–, Jisung se tomó con seriedad la tarea de escoltar a Sihyeon a todos lados, feliz de ver que ella también lo buscara gustosa, con una sonrisita adorable todo el tiempo. Le parecía impresionante cómo no había ni rastro de la que estuvo en su casa la noche anterior, buscando confort e incluso llorando en un punto; estaba despampanante como todos los otros días, parloteando y carcajeando como si nada.

Muy probablemente, al menos en parte, se trataba de una fachada, a juzgar por la falta de sus típicas insinuaciones o miradas pícaras. Y seguramente Jisung era el único capaz de notar el ligero cambio, lo cual se sentía de alguna forma como llevar cierta clase de responsabilidad. Pero creía que habían llegado al punto en el que, de necesitarlo, se desahogaría con él, por lo que lo dejó pasar. Aún así, quedándose a su lado como si tuviera miedo de que mágicamente el tipo ese apareciera si se descuidaba y le hiciera más daño.

Tampoco le parecía demasiado exagerado hacerlo así esa específica opción fuera imposible, porque en verdad solo hacía falta que por cualquier razón se alejara tan solo un metro de él para que fuera abordada por centenares de tipos, y le daba un mal sabor de boca cuando volteaba y se la conseguía intentado escapar de aquello lo más amablemente posible. Cabe destacar, que fallando miserablemente. Si Jisung regresaba, en cambio, era como un pesticida-contra-tontos.

Pesticida-contra-tontos, mas no pesticida-contra-repartidores-de-pizza-que-no-captan-el-ambiente.

—Estás muy hermosa hoy, Sihyeon-sshi. Me gusta tu cabello —le dijo Soobin en un susurro, con su rostro tan rojo que parecía irreal y una sonrisita tímida que Jisung consideró demasiado innecesaria. Y es que así estaban ahora, en clase de Literatura, con su análisis bien calificado sobre el medio de las tres mesas juntas –Moon Taeil de fondo dando una clase sobre las fallas más comunes en las evaluaciones–, y el único que no captaba la señal de dejarlos solos, Soobin, haciendo su mayor esfuerzo por ignorar las miradas homicidas de Jisung mientras buscaba hablar con Sihyeon y ganar su corazón.

Era jodido, pero Jisung tenía que admitir que algo así como que admiraba que Soobin fuera tan directo con sus intenciones/sentimientos hacia la chica. Ah, que él se la folla, mas nunca realmente había coqueteado en sí con Sihyeon, ¿Cómo pretendía ser alguien para ella si ni siquiera actuaba como tal, si solo funcionaba como un consuelo? ¿Debería comenzar a coquetear y ya o sería demasiado incómodo y antinatural?... Mierda. Ni siquiera creía saber cómo hacerlo con ella.

—¡Gracias, Soobin-ah~! —sonrió, y luego de echar un vistazo a los lados para comprobar que el profesor estuviera demasiado concentrado en explicar todos los errores que había tenido el trío BooSeokSoon y cómo es que no entendía siquiera qué habían hecho en su trabajo, se volteó a sacar de su bolso el paquetito decorado de palitos de pizza y lo colocó con discreción en su regazo—. Oye, no pude tomar el desayuno esta mañana, ¿Está bien que coma esto ahora? ¡Y gracias de nuevo, dios, ¿Ahora tienen más orégano o qué?! Es que juro que cada día están mejores.

Soobin, cegado por la brillante sonrisa que tenía Sihyeon en su rostro al seguir hablando y hablando, solo pudo asentir a todo. Y Jisung, conscientemente mortificado, estiró el brazo para tomar uno, aunque recibiendo un golpe antes de alcanzarlos. Alzó una ceja a Sihyeon, a lo que ella solo entrecerró los ojos, y él rodó los suyos totalmente amargado antes de acostarse sobre su pupitre. Sihyeon sonrió entretenida y se volvió a Soobin.

—¿Quieres uno, Soobin-ah? —preguntó, acercándole el paquete, a lo que ambos la voltearon a ver como si hubiera dicho una completa locura. Claro, luego el más alto se sonrojó a tal punto que sus mejillas quemaron al tomar uno de los palitos y murmurar un "gracias, Sihyeon-ah".

Taste | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora