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Una parte de mí (i)

El jueves fue un infierno, básicamente. Para resumirlo en una palabra.

Apenas llegar a Hyunjin le había provocado meterse con un tipo que estaba siendo demasiado intenso con una chica que claramente no estaba interesada, y como Jisung, Felix, Minho, Seungmin y Chenle se entrometieron cuando la cosa parecía estarse tornando muy seria –con Sihyeon al fondo refunfuñando porque ya se podía ver tanto curando como regañando a su Jinnie–, justo cuando el mismísimo Moon Taeil estaba llegando a la entrada con su café en mano, todos fueron mandados a detención.

La chica les agradeció, por lo menos.

Y Jisung y Felix, que jamás en sus vidas habían recibido siquiera una advertencia de un profesor por lo tan buenos chicos que son, pensaban que solo serían lanzados a un salón caluroso y húmedo por una hora después de clases y ya está. Los demás, que prácticamente habían pasado la mitad de sus horas en el colegio pagando por alguna travesura, se golpearon –simultánea y dramáticamente– las cabezas contra los casilleros una vez cruzaron las puertas.

Les dijeron tan desanimados como pocas veces se les puede ver un "hasta el almuerzo", y los otros dos no entendieron sino hasta que llegó aquella hora y los hicieron limpiar los asquerosos baños del tercer piso –populares por lo terribles que siempre están–, sin siquiera darles guantes. Ahora, Jisung no estaba seguro de qué tan legal fuera eso, pero lo hicieron durante todo el almuerzo, y luego incluso tuvieron que lidiar con el malhumor de Sihyeon por "conseguir con su estupidez que se quedara sola entre tantos degenerados calenturientos".

Al parecer los miembros del equipo de fútbol la habían conseguido cuando quiso esconderse en un salón vacío cualquiera, y así duró esa media hora pretendiendo que no entendía ninguna de sus muy directas sugestiones. Ni siquiera el típicamente calmado Seungcheol se había limitado de implicar algo que, en realidad, ambos sabían jamás sucedería.

Hyunjin no tuvo oportunidad de quejarse de ello porque Sihyeon tenía una mirada medio psicópata y admitía que le daba miedo.

Y para Jisung solo significaba que ese poco tiempo en el que podía estar con ella fuera, además, no tan grato. En tope del problema de su castigo, estaba esta ligera tensión por el tema aún por tratar. Era algo incómodo, medio silencioso, y definitivamente desagradable si tomamos en cuenta la forma en la que usualmente se tratan entre sí.

Al final, la oscura mañana acabó. Sihyeon se distrajo un rato escuchando las locas historias de la Señora Kim mientras estuvo en el asilo, y para cuando llegó a casa lo primero que hizo fue llamar a Jisung. El pelinegro estaba comiendo –solo, en su habitación–, pero como no quería desperdiciar aquello dejó su teléfono en altavoz y siguió con ambas cosas, disfrutando de cuando Sihyeon le contó alegre sobre cómo le había ido, pues Jisung se interesó hasta por quién había ganado el bingo ese día solo porque la castaña hablaba con mucho gusto de todo.

Se repitió el darse las buenas noches, y para cuando llegó la mañana de viernes ya las cosas estaban relativamente más calmadas entre ellos. Se seguía sintiendo la pregunta aún no contestada en el ambiente, mas al saber que estaban ya realmente cerca de alcanzar la respuesta era una especie de alivio. El que nadie fuera castigado ni dejado atrás con los del equipo de fútbol ayudó, también.

No tardó mucho en hacerse la hora de salida, ambos con tantas cosas en la cabeza. Se aseguraron de que Sihyeon hablara con la madre de Jisung para informarle que estarían en su casa estudiando, y para cuando recibieron el permiso salieron directo a aquel departamento que funcionaba como su especie de base secreta.

En cuanto estuvieron en el departamento, después de que lo hicieran rápidamente una vez en el sofá y una vez en la ducha –Sihyeon le dio a Jisung algo de ropa de Doyoung para que estuviera más cómodo– ya que en serio no se aguantaron, se sentaron en el piso de la habitación de la castaña mientras ella lo dejaba ver algunas fotos de cuando era pequeña, porque el pelinegro había notado el álbum de su abuela y Sihyeon estaba orgullosa de haber sido un bebé muy lindo.

Taste | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora