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Uh-oh.

Jisung era ahora quien llevaba y traía a Sihyeon del colegio todos los días. Desde que Hyunjin decidió que "caminar era más sano", y los viajes en carro solo junto a Minho se tornaron en un completo interrogatorio de su vida sexual. Era más cómodo, y a Jisung le agradaba el burbujeante sentimiento de ser quien llegara a su lado.

Tuvo un debate mental sobre aquello, por cierto, pues consideró que podría estarla tratando como a un trofeo. Sin embargo, Sihyeon misma le dijo que pretendía llevarlo consigo a todas partes para que la gente entendiera que ella no estaba disponible. Y, bueno, en verdad le encantaba cuando Sihyeon se colgaba a su brazo con una sonrisa radiante y solo para él.

Cuando se detenía frente a la casa de la chica –siempre exactamente a la hora acordada el día anterior–, una corriente eléctrica cruzaba por su cuerpo de notar lo cerca que estaba de sus padres –o mejor dicho, familia. Un día, creyó ver al que debía ser el hermano de Sihyeon, y por poco tuvo un ataque cardíaco cuando lo vio ojeando su carro. Pronto salió ella y tuvo que dejarlo atrás, pero no lo olvidaría.

Las cosas habían cambiado radicalmente, sí.

Llegaron ese viernes temprano en la mañana, tomados de la mano. Aunque atrajeron ciertas miradas, no fue nada demasiado exagerado o invasivo como antes lo era. Intentaban no llamar realmente la atención, ya que entendían que aquello no traería nada productivo consigo. Igualmente, no había mucho que hacer con la gran fama de Sihyeon, así que como pequeñas celebridades entraron al edificio recibiendo saludos de gente a la que apenas habían visto en sus vidas.

Se fueron a esperar en el salón de clases que usaría la chica, y cuando Jisung le estaba casi lloriqueando sobre lo mucho que su madre lo había regañado por su calificación en aquel trabajo de Biología, por la puerta todavía abierta del lugar pasaron un conocido castaño y el pelirosa al que todos querían.

A pesar de todo, lo primero que hizo Hyunjin al verlos fue abalanzarse sobre Sihyeon y, tomando sus cachetes entre sus manos, llenarle la cara de tanto melosos como exagerados besos. Ella solo soltaba risitas y disfrutaba, medio echándole un vistazo a Felix victoriosa. El australiano le sacó la lengua e hizo el amago de hacerle lo mismo a Jisung, por lo que finalmente Sihyeon empujó a su amigo.

Cuando Hwang vio a Han, sin embargo, apenas le regaló un ademán de reconocimiento y fue a sentarse a un lado de su novio, frente a los otros dos.

—Llegaron temprano —comentó Sihyeon, habiendo inevitablemente identificado el ambiente casi tenso que se asentaría si Felix y ella no podían evitarlo. Llevaban unos días en eso, no exactamente separados, sino poniéndose a sí mismos en situaciones incómodas por seguir intentándolo.

Debían resolver eso, indudablemente. Hablar, y aclarar las cosas, y... Mucho. Solo no sabían cómo.

—Síp —asintió Felix, con justamente lo mismo que ella en la cabeza—. La Señora Hwang y yo estamos tratando que Hyunjin despierte más temprano ahora que viene a pie.

—Claro... Ahora que viene a pie.

—Seh...

Incómodo.

Pero ¿Qué debían decirle para arreglar eso? Él insistía en que todo estaba completamente bien, y temían que de contradecirlo mucho finalmente explotara y fuera peor que esto.

Desearían que pudiera estar orgulloso de ellos, que pudieran pasar el rato los cuatro como si nada, pero la situación era más complicada.

Debían tener algo como una reunión seria donde discutir sus opiniones y aclararle que en realidad su relación no era tan mala, aunque eso distaba demasiado con la amistad que tenían ambos con Hyunjin. Era más bien juguetón e –irónicamente– indulgente, un guardián implacable y a su vez un payaso capaz de alegrar el día más gris. Mas... Ellos no tenían ni idea de cómo hablar sobre sentimientos con Hyunjin.

Taste | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora